Empecemos por el principio: el Bicho (o Bulto, como prefieran) nació el 14 de agosto de 1974. Yo nací hasta 1988. Me lleva 14 años, pues. Imagínense nacer y que de entrada te toque un hermano con indicios de adolescente. Cúlpenlo a él, pero la primera canción de la que soy consciente es de "Boys Don't Cry" de The Cure. La segunda es "There's a Light that Never Goes Out" de The Smiths. Si preguntan, aproximadamente la mitad de mi formación musical es producto directo de haber crecido con él... también una buena parte de mis intereses literarios... y cinematográficos... No es casualidad que los dos les hayamos "salido poetas" a mis papás. Sucede que como todo par de hermanos, el Bicho y yo hemos peleado, discutido, manoteado, mordido, gritado, etcétera. Pero siempre encontramos la manera de recuperarnos. Hoy vivo en lo que alguna vez fue su recámara y recuerdo cuando era niña y a veces intercambiábamos cuartos... me aterraba. Eventualmente aprendí a querer y desarrollé un amor sincero por las cuestiones oscuras, vampíricas, similares y conexas que alguna vez me dieron miedo. Ah, por supuesto, cúlpenlo a él por leerme "La gallina degollada", "El almohadón de plumas" y "El cuervo" antes de irme a dormir. La verdad es que entre eso y los tacos de carnitas y Star Wars y las papas con valentina saliendo de la primaria y los conciertos y Casi Famosos y tantas cosas, momentos y vicisitudes a las que nos ha enfrentado la vida, me encuentro con que en algún punto del camino siempre puedo mirar a un lado y está ahí mi hermano viéndome, echándome porras, regañándome, o algo. Y él sabe que viceversa.
El segundo hermano es una cuestión curiosa. Justo por él no publiqué este texto a la hora que pretendía, pues llegó a eso de las 10:30pm y se fue hace como una hora (son las 4am del lunes). A este hermano lo veo como dos veces al año, pero es otra de mis pruebas irrefutables de que ni el tiempo ni la distancia ni los cambios de escuela ni de carrera pueden terminar con una relación tan fuerte. En mi cabeza, desde hace años, ronda un libro entero acerca de Hans. Sé que algún día quedará escrito, sólo no sé si ese día será en un par de años o en cuarenta. Resumiendo: apareció de la nada en mi primer semestre de preparatoria y se convirtió en una de las personas más importantes de mi vida. Nos hemos odiado, mentido, herido... pero siempre nos perdonamos. Siempre encontramos la manera de no perdernos, aunque con los años hemos aprendido a soltarnos. Nunca he conocido a alguien que ame tanto la música como este individuo. De alguna forma tenemos ventanas al interior del otro y aunque no nos leemos la mente con citas textuales y tanto tiempo y vida nos han hecho desconocer mucho sobre cada quien, toda nueva visita significa volver a aprender quién es esta persona tan vital para nuestra existencia.
Analizando un poco (o más bien para efecto dramático), dos de los vínculos más importantes que tengo con mis hermanos son la música y Casi Famosos.
De modo que cierro este post con la única frase con la que podría cerrarlo:
Hold me closer tiny dancer...
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