miércoles, diciembre 22, 2010

30 días: Día 21 - Alguien a quien juzgaste por la primera impresión

La primera impresión no es la que cuenta, pero ciertamente influye en la percepción y aceptación de la sociedad. Yo no soy fan de juzgar a la gente nada más por cómo se ve, pero no digo que no lo haya hecho. Desde el otro lado de la línea, me molesta que la gente me juzgue por la primera impresión, aunque en realidad con el tiempo he aprendido a que no me importe demasiado. También aprendí que la imagen personal debemos cuidarla siempre pues, a pesar de mis principios e ideales, a los empleadores (y asesores, consejeros, jurados, etcétera) les gusta más la gente que se ve bonita y profesional. Si uno tiene el plus de ser genial en lo que hace, mejor.

Hubo una temporada en que me negué tanto a responderle estéticamente al mundo que andaba por la prepa en unos enormes tenis negros, pantalones negros tirándole a gris, playeras de bandas de rock algunas tallas más grandes que la mía, cabello suelto o en unas pseudo trenzas de dos mechones, cabello rojo o negro o ambos, una cadena que iba de mi cinturón a mi cartera y una mochila roja cubierta de parches. Ah sí, también me delineaba los ojos con diferentes colores (azul, rojo, verde) y me dibujaba raíces o plantas o rayos o líneas inconexas que me ocupaban un cuarto de cara. Mi cabello ha sido largo, corto, más corto, rojo, rosa, morado, azul, rojo, negro... me faltan verde y naranja. Hoy me puse unas botas negras enormes que compré en el Chopo en mis años de prepa y que no me había puesto como en un año.

Pero estoy desviándome del tema. En este momento se me ocurren dos personas, dos hombres. Uno es mi estimado, adorado, admiradísimo compañero de letras y colega literario Minion (aka Eduardo Páramo). El otro es uno de mis compañeros del semestre en el taller de lectura que dimos en la comunidad de San Fernando. No es tanto que haya "juzgado" a este par, sino que la primera impresión no me dio pistas sobre el futuro, o al menos me dio pistas falsas.

En los primeros días de clase de la prepa me subía al Transportec a las 6:15am con mi amiga Karla, a quien conocía desde el kinder. No sé cómo, ella se hizo amiga de algunas personas que no me daban buena espina; uno de ellos (Minion) tomaba la misma ruta que nosotras todas las mañanas. Karla dejó de irse en el camión y Minion empezó a ubicarme. Un día me ofreció el asiento al lado del suyo y yo pensé "Diablos, el tipo me da miedo. Es eso o irme parada", así que me senté. Explico por qué me daba "miedo" Minion: todo de negro, botas gigantes, ojos delineados, collares de picos, cadenas, piercings, cabello extravagante. No me daba miedo él por su imagen, sino por el contexto de 'llevo menos de un mes en el Tec y no he visto a nadie como él' (después descubrí un mundo muy interesante, con mucha gente como él, algunos de los cuales son personas adorables). Entre las rutinas que desarrollamos en esas madrugadas de autobús, café y cigarros (suyos, no míos), construimos una amistad muy profunda y mágica. Sin contar a mi hermano, Minion es el escritor a quien más admiro por su talento natural. Es un romántico (literario) puro y un hechicero con las palabras. Le quiero con todo mi ser.

En algún punto de principios de la carrera conocí a los amigos cepanos de Tirzo y Laura. Entre ellos estaban personas geniales a quienes quiero mucho (como Alex y Lil) y otros con quienes nunca me animé a hablar. Entre aquellos con quienes nada más no me animaba a hablar está Himfan (aka Himito aka Jorge). Un poco porque no se veía muy amigable (según yo) y otro poco porque no soy exactamente sociable, nunca se me ocurrió que podría llevarme bien con él. Así pasaron los años. Este semestre llego a mi salón de Responsabilidad Social y la única persona a quien conozco es a él. Evidentemente, nos mandan a hacer equipos y el mío se arma con quienes no conocíamos a nadie más del salón: tres ITS/ITE y yo. Resultó ser un equipo excelente y les agarré cariño a los tres ingenieros. Al final conviví más con ellos que con la mayoría de mis amigos, pues nos veíamos en clase y en el servicio social. Descubrí que Jorge, con quien tuve antes tantas oportunidades para hablar, es la onda. También salió que es amigo de otros amigos míos y que tenemos algunos intereses muy en común (incluyendo My Chem y Harry Potter, imagine that!). Debo admitir que es refrescante poder hablarle a alguien sobre My Chem sin que me vea con cara de "ya cállate" o con cara de "¿quién era quién?" (claro que también puedo hablar así con Rosie, pero ésa es otra historia). Terminó el semestre y me quedé pensando "Demonios, ¿por qué me tomó tanto tiempo llevarme con él?".

¿Lección aprendida? A veces no podemos evitar evadir a algunas personas, ya sea por su aspecto o por su actitud o por nuestro aspecto o nuestra actitud. Dense la oportunidad de conocer a la gente, nunca saben a quienes pueden encontrar. Y sí, también es mucho un juego de azar porque la vida está llena de accidentes, pero el punto es que allá afuera hay personas interesantes y complejas con quienes disfrutar un café y muchas veces no nos permitimos conocerlas.

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