Que levante la mano quien nunca haya sufrido por causa de otra persona. Que levante la mano quien nunca haya hecho sufrir a alguien más. En el enredado mundo que habitamos, todos pasamos rozando a otras personas con nuestras acciones. Hoy seré breve, porque no se trata de recordar lo malo.
Hubo alguien a quien quise mucho, un amigo por quien hubiera dado la vida. Hoy ya no hablamos y la última vez que intercambiamos correos fue un mutuo destrozarnos el corazón. Pocas veces me ha dolido tanto perder a alguien, especialmente cuando ni siquiera hubo una explicación o razón tangible... fue un poco desgaste, un poco culpa de ambos. La vida sigue.
Hoy son escuetas mis líneas, porque no quiero recordar. Me duele recordar. Quizá algún día pueda hacerlo sin sentir que me pican el corazón con un clavo oxidado.
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