Ésta es más complicada de lo que sospeché. Comienzo a creer que sería mejor olvidarme del ejercicio y omitir esta clase de recuerdos. Pero escribir en serio involucra cavar y extraer los desechos más profundos, para luego sacudirlos y lanzarlos a una mesa frente al lector. De tal modo, escarbo.
Se me ocurren formas muy diversas de romperle el corazón a alguien. No necesito pensarlo mucho para recordar las veces que el corazón roto ha sido el mío. Quisiera afirmar que nunca he sido quien rompe el de alguien más, pero no puedo. Todos cargamos de alguna manera con una culpa de ésas en nuestra espalda, a veces sin darnos cuenta.
Mi corazón de pollo (o de Fluffs, en palabras de Tirzo) es un corazón nenísima. Recuerden por favor que tiendo a crushearme con cierta constancia y generalmente con la persona incorrecta. No tienen idea de cuántas veces he escuchado el bendito discurso "eres maravillosa, pero...", especialmente viniendo de amigos cercanos, pobres de ellos quienes en algún momento han tenido que enfrentarse con mis muy extrañas formas de decir las cosas. Lo peor es que no me crusheo con personas que no lo valgan, sino que me crusheo con alguien que nada más no es para mí. Ahora, si tuviese la habilidad de crushearme con quien debo, mi vida sería muy distinta. Tristemente, sólo me ha pasado como tres veces y sólo una realmente funcionó... luego dejó de funcionar (pista: corazón roto más recientemente... el mío).
Puedo detectar tres roturas principales en mi pasado reciente. No cuento las de la secundaria porque ya sería irme muy lejos y ponerme muy irracional. Las dos primeras fueron en sexto semestre de prepa, gracias a un triángulo amoroso que después resultó ser una especie de hexágono con unas cuantas aristas retroactivas que hasta hoy encuentran la manera de infiltrarse en mi existencia. Esas dos fueron seguidas y en el mismo claustro, así que cuentan casi como una muy grande... o como dos considerablemente dolorosas.
La más reciente es la del ex sobre quien ya he hablado. Ésa fue especialmente dolorosa. Me tomó mucho tiempo superarla (casi el mismo que duró la relación), pero al final pude volver a escuchar "Hoy toca ser feliz" de Mago de Oz sin sentir que se burlaban de mí. En verdad soy feliz. Tanto como puedo.
Por ahora, no puedo evitar sentir que estoy preparándome para una nueva ruptura de corazón (el mío), aunque quisiera ser más optimista. Ya veré en unos meses si mi corazón sigue completo o si tengo que ponerme a recoger los escombros.
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