Es su voz la que no iguala, la que me llama.
Es voz que a mi me calma
Que con un suspiro rasga las proezas de mi alma.
Es su mirada que supera, es la que sin duda me envenena.
Es mirada que me mata
Exige más de lo que calla e incontenible, me daña.
Es memoria que me acosa, que me sigue, me sofoca.
Es memoria voluntaria
Compasiva me arrebata, me quiebra, me sana.
Es tibieza, tristeza, pereza.
Es rencor difuso, olvido
Corazón que doliente extraña, todo lo que arriba de ti habla.
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