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domingo, enero 20, 2013

Packers @ Pasadena

Mi pequeña aventura como fan de GB en California. 

El fin de semana pasado fui a California para ver a los Empacadores de Green Bay perder 45-31 en Candlestick Park, hogar de los 49s de San Francisco.

En realidad fui por un evento de trabajo – entrevistar a Kevin Spacey y David Fincher sobre la serie de Netflix House of Cards – en Pasadena, CA. El espectro de este viaje oscureció mis predicciones para playoffs desde que se manejó la posibilidad de hacerlo. Cuando supe que iríamos contra San Francisco, en su casa, el 12 de enero, tuve miedo pero no perdí la fe. Empaqué mi jersey con el 52 de Matthews (Thor!) y coloqué mi bufanda del equipo entre la ropa que vestiría durante el vuelo de ida.

Mi primer encuentro con un 49 fue en el avión. Uno de los sobrecargos (joven, calvo, ojos azules, rasgos latinos) me sonrió divertido al pasar con el carrito de comida y dijo:
- What's that written on your scarf?
- "Packers"
- Uy. ¡Traicionera!
- Oh, sorry!

Me tomó unos minutos entender que creyó que yo venía a casa a California y siendo los 49s el único equipo local que continúa en la lucha, le pareció ilógico que una californiana apoyara el equipo contrario. Cuando bajamos del avión el mismo sobrecargo se despidió de mí en la puerta:
- Booo!
- Nay! Packers will prevail! Go Packs!

Meneó la cabeza y sonrió. Yo recé porque él estuviera equivocado.

El segundo asalto vino del esposo de nuestro vínculo con Netflix previo a la proyección especial de la serie que estábamos reportando. Llegamos por la noche a la cabaña del Langham que funcionaba como sala de prensa y en la puerta de entrada un simpático individuo cuyo nombre no puedo recordar (y qué pena, porque fue muy amable y atento) me detuvo con un gesto de cadenero:
- Is that a Packers' scarf?
- Yes it is.
- Sorry honey, can't let you through.
- But... [puzzled look on my face]
- They're gonna be beaten up tomorrow.
- No they won't! Go Pack Go!

Sonrió (como todo 49 sonreiría al día siguiente alrededor de las 9 PM PST) y me palmeó el hombro.
- I'm joking, of course you can come in!

Sonreí de vuelta y volví a rezar porque estuviera equivocado.


 
A eso de las 3 de la tarde del sábado me liberé del trabajo y volví a mi habitación para ver el partido de Denver. Vi al equipo de Peyton perder su ventaja en los últimos 40 segundos del último cuarto. Salté entre canales para ver el primer tiempo extra y el inicio de los Packers. Mientras hacía eso me cambié del vestido negro con medias y tacones a los jeans y el jersey de Matthews (Thor!), alistándome para recibir a mi hermana Daniela, quien manejó dos horas desde Carlsbad (cerca de San Diego) para cenar con Antonio Ponce (editor de Cine PREMIER, a quien conocí en el viaje éste y que resultó ser amigo de Daniela) y conmigo. Los Packers anotaron e intercambié los últimos mensajes con un amigo vía Whatsapp. Daniela llegó por mí y nos fuimos a ver el partido a Oldtown, el centro de Pasadena.

Nunca subestimen el poder de una camiseta. Generan comunidad. O al menos consiguen que te sientas menos alienado durante el partido en que tu equipo se enfrenta al equipo de la casa (del estado, pues). En el primer sitio al que fuimos, el 72 North, había unos 15 ó 16 parroquianos. Como cinco le iban a Green Bay, aparte de mí. Un individuo enorme (en serio, enorme) vestía el 80 de Driver y se paraba a caminar a lo largo del pasillo cada vez que los Packers cometían un error. Daniela y yo nos bebimos una cerveza cada una y compartimos una orden de papas fritas y aros de cebolla. Matthews aparecía en pantalla y yo, fiel a mi tradición, me paraba en mi sitio con ambos puños alzados y exclamaba "¡Thor!". A eso del medio tiempo el partido ya iba mal para nosotros, así que aprovechamos para ir a buscar comida 'real'. Salimos del 72 North y Driver me detuvo un poco:
- Hey! You're leaving too early!
- I gotta find something for dinner. But go Packers!!
- Go Packers!

Caminamos por Colorado Boulevard hasta el Bar Celona, un restaurante español bastante agradable con una paella promedio y una crema catalana riquísima. Había pantallas y transmitían el partido. Green Bay erraba y erraba y erraba. Yo era la única persona del local con un jersey de los Packers. Faltando tres minutos del cuarto cuarto, me rendí. Abandonamos el Bar Celona para volver al hotel, donde Toño nos esperaba para cenar. En el camino encontramos de nuevo a Driver, pero no nos vio. Más adelante nos cruzamos con un Rodgers en jersey de visitante. Iba con el rostro bajo y la mirada triste, lo entendí tan bien. Cuando nos acercamos levantó los ojos y ambos sonreímos una sonrisa débil, alzamos el puño a la altura de los hombros y dijimos, solidarios, tristes, un poco decepcionados:
- Go Packers!

Seguimos nuestro camino. Daniela me miró y dijo:
- Jerseys deportivas, uniendo a completos desconocidos desde tiempos inmemoriales.

Al día siguiente en la mañana el grupo mexicano dejamos nuestro equipaje en almacén para una última vuelta por Oldtown. Cuando regresamos a recogerlo para ir al aeropuerto, uno de los miembros del staff del Langham que buscaba mis maletas (tampoco recuerdo su nombre, pero era alto, delgado, calvo, tenía barba de candado y bigote) sonrió un poco:
- Sorry about yesterday.

Mi primer pensamiento fue "No sé quién eres, ¿de qué estás hablando?" pero entonces noté que señalaba mi bufanda.
- Oh, thanks. You're the first californian that doesn't tease me about the game.
- Don't worry, I kinda hate San Francisco. I was rooting for Green Bay.
- Well, we did play badly. There's always next season...
- Yeah, well... lets hope they do better next year.

La conversación fue ligeramente más extensa, con participación de otro miembro del staff y ahondando en detalles sobre la defensa de los Packers, pero lo importante era eso.



Sí. Fui a California a ver perder a los Empacadores de Green Bay. La temporada 2012-2013 de la NFL casi se termina y queda en mi registro personal como la más intensa hasta ahora, en mi corta edad como fan del futbol americano. Gracias a todos los que han sido parte de esta pasión y entrega. Gracias por la parrillada de mi cumpleaños, aunque los Packers fallaran ese día contra los Gigantes. Gracias por los partidos y por la cerveza, por los gritos, las narraciones por mensajes y chat, por todo.

No queda más que ver el final. (Y el Pro Bowl, para gritar una vez más "¡Thor!" cuando aparezca Matthews en pantalla).

domingo, diciembre 30, 2012

Cinco minutos más para la cuenta atrás


El balance de lo bueno y malo del 2012.

Pero como soy yo y estoy obligándome a verle el lado feliz a todo (cierre de ciclo, etcétera), me concentraré en los grandes momentos de este año que se acaba mañana.

Sin orden específico, here they go:

- San Diego Comic Con.
OMFG. Esto probablemente fue lo mejor del año. Perdónenme todos los involucrados en el resto del 2012, tuvimos buenos tiempos, pero come on... it's freaking Geekvana here. Tuve la fortuna de ir a la convención de cómics más grande del mundo con otro nerd enorme que fue un gran compañero de viaje. Lloré en el tranvía cuando vi aparecer el Centro de Convenciones de San Diego y me dio como taquicardia cuando entré al Exhibit Hall y vi un Optimus Prime gigante en el stand de Hasbro. Conocí a gente estupenda, asistí a conferencias interesantes, escuché a una banda de steampunk genial, en fin... las mejores (y más cansadas) vacaciones de mi vida. See you in 2014, San Diego!

- Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá.
No fue mi primer viaje de trabajo (ya había ido a cubrir la FIM Guadalajara), pero sí fue el más demandante y el reto más grande en ese rubro. País desconocido, sola, problemas con mi tarjeta de débito (¡Gracias por salvarme, Turi!). Al final pasé cinco días estupendos, vi más teatro del que había visto en años, conocí a personas geniales y conocí un poco de Colombia. Ah y me tomé una foto con Tim Robbins :O

- Mis amigos de la prepa.
No son "un momento". Son una presencia enorme en mi 2012. Me hace muy feliz saber que aunque una parte importante nos graduamos de la universidad y ya nadie estudia junto a alguien más en la misma escuela, seguimos juntos. Salimos casi cada semana, hablamos entre nosotros casi todos los días, nos conocemos y nos entendemos y nos organizamos reuniones por cualquier razón, real o inventada. Somos incapaces de ponernos de acuerdo para ir al cine, pero si un día estás parada en una banqueta llorando por un corazón roto, uno de estos individuos te recibirá en su casa y te abrazará y te hará reír hasta que dejes de llorar. Y si otro día decides que ese tatuaje es "ahora o nunca" y le avisas a tus amigas que vas a tatuarte a tal hora en tal lugar... ellas llegarán a la cita antes que tú y te llevarán al súper a comprar la pomada que te indicó el tatuador y estarán contigo siempre. Y a lo mejor en una de esas reuniones vuelves a encontrar a alguien a quien no recordabas que extrañaste mucho y vuelven a hablar y esa persona se convierte en alguien importante para ti, otra vez. Esta gente, este grupo de nerds y niñas adorables, me hacen muy feliz.

- Temporada 2012-2013 de la NFL.
No llevo mucho tiempo metida en esto del futbol americano –poco más de un par de años–, pero ésta temporada ha estado excelente. La he sufrido y disfrutado con mis Packers y también siguiendo a otros equipos que no son míos pero que son de mis amigos. Además encontré fellow Packer fans entre mis conocidos y amigos, so... muchos cabezas de queso en este lado de la pantalla. Muchos domingos de NFL y los que faltan por vivir. 

- Fiestas.
No soy la persona más sociable, eso lo sabemos todos. Pero este año me esforcé un poco en ser más abierta y en salir de mi zona de confort. No dejé olvidadas las idas a bares o las reuniones caseras, pero me dejé llevar a más fiestas. Me divertí mucho. Incluso en las fiestas en las que la pasé mal (y las hubo), algo aprendí o algo bueno puedo recordar. Además sirvió para vivir nuevas aventuras con mis cómplices criminales (un par de cajón y una nueva, Miriam, a quien quiero mucho). Descubrí al menos una faceta de mí misma que no conocía. Me volví más segura.

- Butch.
Adoro a mi perro. Es parte de mi familia y lo quiero como a nadie. Procurar y cuidar a mi perro me creció el amor por los animales. Este año viví dos situaciones relacionadas con el tema que me marcaron y me dejaron lecciones que no he podido del todo concretar. Rescaté a un gatito bebé de atrás de un arbusto cerca de mi casa. Lo cuidé durante una semana, le conseguí un hogar... el gatito apenas sobrevivió unos días. Se trepaba en mi hombro y se dormía ahí. Maullaba quedito cuando quería subirse a mi cama. Era un encanto y quiero pensar que aunque no vivió mucho, rescatarlo no fue inútil: vivió dos semanas con cariño y cuidados. Meses después atropellaron a un cachorro abandonado a unos metros de mí. Yo ya iba al trabajo y me bajé del camión para levantarlo del arroyo. El perrito se murió en mis manos. Lloré todo el camino a la oficina. No pierdo un día sin abrazar a mi perro, sin demostrarle que lo quiero o asegurarme de que es feliz.

- Crafting.
Este año redescubrí mi amor por las manualidades. Un disfraz steampunk, un pastel del Señor de los Anillos, ropa modificada... you name it. Es un pasatiempo muy sano, útil y lo más importante para mí: creativo.

- Música.
En síntesis: Nuevo disco de Yellowcard. Yellowcard México. Concierto de Fobia con Alex López. Concierto de Linkin Park. Nuevas canciones de My Chem. Descubrir a Love of Lesbian, ahora una de mis bandas favoritas. Descubrir a Cherri Bomb, otra de mis bandas inspiradoras y favoritas. Decidir aprender a tocar el teclado y pseudo formar una idea de banda con dos de mis amigos más queridos. Serrat y Sabina (en la gira "Dos Pájaros Contraatacan"), dos veces :) awfully symbolic.

- La Hora Libre.
La mayoría de mis amigos más cercanos son tan geeks como yo. Afortunadamente. Sucede que a principios de año, Alejandro Rocha y yo decidimos iniciar un blog dedicado a todos nuestros intereses nerds: cómics, películas, música, tele, videojuegos, libros, etcétera. Reclutamos a algunos fellow geeks y lanzamos La Hora Libre, un espacio de expresión donde encontrarán desde reseñas hasta análisis de medios. El proyecto sigue creciendo y adaptándose a nuestras caóticas vidas, pero no lo dejamos morir. Ahí si tienen tiempo, dense una vueltecita ;)

- Familia.
Mi familia siempre rockea. Punto :)

Ahora, lo malo...
Dejémoslo en que aprendí mis lecciones. Más de una. Incluido el refrendo de no tropezarme con la misma piedra, ni encariñarme con la piedra, ni guardarla en una bolsita para volver a ponerla en mi camino y tropezar otra vez. 

Ya veremos qué tal pinta el 2013, pero por ahora puedo decir que después de un 2012 totalmente inesperado, me emociona este nuevo año.

sábado, agosto 20, 2011

Quiero creer.

Este espacio, en este momento, no es un blog informativo. Es un desahogo. Es una pausa en mis kilos de tarea, porque mi profesión me lo pide. Mi conciencia me exige esta reflexión.

Como ya saben, se suspendió el partido Santos - Morelia debido a una balacera que ocurrió a las afueras del estadio Territorio Santos Modelo, en Torreón, Coahuila. Yo no veía el partido, estaba en mi cuarto trabajando en la práctica de Fotoperiodismo. Siempre tengo abierta mi cuenta de Twitter. Ya se me hizo costumbre. Si no es por eso, no hubiera sabido... leí en un tuit, ya no sé de quién, que suspendían el partido en Torreón por una balacera. Bajé a cambiarle a la tele, mis papás veían el final de una película.

Vimos, impresionados, la cobertura de ESPN. Ni siquiera consideramos cambiarle a Azteca o a Televisa. Sí le pusimos unos segundos a MilenioTV. Preferimos regresar a ESPN. Hicieron una mejor cobertura. No me atrevo a decir que fue brillante, pero para ser periodistas deportivos que no suelen cubrir hechos de la naturaleza de los de hoy, lo hicieron mejor que los que sí: entiéndase Televisa y TV Azteca. No puedo decir mucho acerca de la primera porque no la vi, me guío por comentarios leídos en Twitter de las cuentas de personas en cuyo criterio confío. Sobre TV Azteca pude ver la repetición de todo en el canal de -2 horas... y qué pena. Los comentaristas se alteraron y quiero pensar que detecté el momento del regaño, un silencio de un par de segundos después de que uno de ellos hablase sobre la "maldita inseguridad" y la "vergüenza" del estado en que se encuentra el país. Unos minutos después de ello se confirmó la suspensión del partido y cortaron la transmisión. ¿Qué insertaron? No fue una cobertura especial ni un corte informativo... fueron episodios de uno de sus programas estúpidos: "Ya cayó".

Se me revolvió el estómago con esto. No pude evitarlo: ni el retortijón ni el nudo en la garganta. El mismo nudo que sentí cuando los compañeros del Tec en Monterrey y cuando la masacre de Villas de Salvárcar y cada vez que pasa algo así... Y no es que me horrorice porque sucedió durante un partido de futbol. No es que piense que el futbol es sagrado y no debería suceder ahí y sí en otros casos. Es que son símbolos. Son momentos simbólicos en los que no hay cómo ocultar lo que ocurre. Aunque TV Azteca omita la información escudándose en su acuerdo aquél que tan bien recordamos, aunque se guarden la información... otros canales siguen la cobertura.

Y Twitter. ¿Qué les digo sobre Twitter? Ahí me enteré. Y un vistazo a mi timeline me retorció el cuello. Todos peleando. Unos porque exigen paz y culpan a los criminales, otros porque culpan al presidente del país, otros porque culpan a los que se culpan entre ellos. Gente ofendiendo y dividiendo. Los que dicen que no importa porque eso ocurre todos los días. Los que dicen que cómo es posible esto en un estadio, como si los otros lugares fueran cualquier cosa. Los que dicen que el futbol qué, que dejen de quejarse. Los que hacen chistes estúpidos. Los que defienden el actuar de las televisoras. Los que denigran a quienes defienden el actuar de las televisoras. Los que dicen que a quién le importa la cobertura. Los que dicen que no sirve de nada manifestarse o proponer una expresión de desacuerdo o que nada sirve nunca y prefieren hacerse mensos pensando en cualquier otro asunto. Los que  así, sucesivamente, hasta que se diluya. Hasta que pase otra cosa que nos haga olvidar o relegar.

O qué sé yo. No tengo respuestas. Tengo muchas preguntas y dudas y confusiones. No sé qué va a pasar con mi país. No sé qué va a pasar con mi gente. No sé qué va a pasar conmigo. Ni con el de al lado. Ni con mi mejor amigo que vive en Chihuahua y me da un terror inaudito que un día le pase algo. Ni con mi familia que vive conmigo en el DF y hasta ahora nos hemos salvado, irónicamente, en la ciudad de México, a la que tanta gente le tenía miedo. Tengo miedo. Tengo miedo de mis amigos y compañeros de periodismo a quienes a lo peor nos toca algún día cubrir estos asuntos. Tengo miedo del miedo y de mejor huir para no enfrentarme a ello.

Creo que me anima un poco ver la reacción de la gente en el estadio. Sí hubo miedo y hubo incertidumbre y hubo su dosis de caos. Pero no hubo estampida ni sofocación ni aplastamientos. La gente se portó a la altura. Las personas se ayudaron mutuamente. Se consolaron y se apoyaron. La directiva dio la cara por sus aficionados. No hubo una evacuación irresponsable. Quiero creer que más allá de lo horrible que es acostumbrarse a vivir así, estas acciones hablan de un mejor México posible.

Quiero creer.