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viernes, septiembre 26, 2014

Riot Fest 2014 (Post Mortem)

Del mejor festival de música al que he ido, la comunidad punk y dulce, dulce Chicago.

Siempre intento recapitular estas cosas en escrito y nunca termino de hacerlo. A veces cuento la historia tantas veces en vivo que pierdo todo impulso de narrarla en texto. Pero esta vez tengo que hacer el esfuerzo. Riot Fest 2014 es, sin duda, el festival de música mejor organizado y más satisfactorio al que he asistido en toda mi vida. Años de Vive Latino y Corona Capital (entre muchos otros menos frecuentes) no preparan para la maravilla de un festival como éste. Sentí algo similar con la Comic Con de San Diego en 2012: años y años de La Mole, TNT y demás expos medio funcionales no preparan para la maravilla de un evento de esa magnitud. Riot Fest es el paraíso del punk. Ahora les explico por qué.


  • La gente. La comunidad punk es una de las más amables y buena onda. Había de todo: parejas mayores con cabellos largos y brazos tatuados; preparatorianos emocionados y llenos de energía; jóvenes adultos cubiertos de tatuajes, mohawks y estoperoles; jóvenes adultos con ropa casual y una sonrisa en los labios; familias enteras (papá, mamá, hijos, abuelos, tíos) que iban de escenario en escenario, alternando las bandas de cada generación; bebés con pequeños mohawks, pequeños chalecos de parches y grandes audífonos protectores. En ningún otro festival o evento masivo (tal vez sólo en la Comic Con) he visto un público tan amplio. Y todos se ayudaban entre sí. Nadie se metía a golpes hasta las primeras filas. Escuché cientos de "Excuse me", "I'm just trying to get to the front", "Oh, I'm sorry"; si empezaba un mosh pit, los hombres de alrededor se plantaban en el perímetro del círculo para regresar a los punks al centro del pit. Hice "amigos de festival" (con los que ves una banda y tal vez hasta te acompañan a esperarlos para comprar el disco detrás del escenario). Conversé con los integrantes de una de las bandas por las que fui (Rose's Pawn Shop). La creatividad estaba en todos lados: la ropa, el cabello, las formas de expresión de fanatismo. Y excepto por el ácido momento en que un guardia de seguridad sacó a tres hombres que compartían un baño, no me tocó ver actos violentos ni vandálicos.
  • La organización. Humboldt es un parque enorme y aunque el 50% de su terreno estuvo muy bien aprovechado, hubo otro 50% que se quedó ahí olvidado. Los escenarios estaban, en su mayoría, bien ubicados y perfectamente organizados: las bandas no chocaban entre sí y no era difícil llegar a ellos (excepto Revolt, que estaba muy escondido, y Rock, que estaba al otro lado de una loma que se convirtió en lodazal). Nadie se atrasaba ni cinco minutos, porque si tu soundcheck fue lento, son 10 minutos menos de tu set, no del de la siguiente banda. Hubo un par de incidentes el sábado 13: a The Flaming Lips se les fue la luz apenas entrados en su set y The National llegó tarde. Oh, y el ingeniero del Revolt Stage tenía algunos problemas para ecualizar a las bandas: lo sufrió Rose's Pawn Shop y un poco, más tarde, Jessica Hernández and the Deltas. La comida estaba ubicada en dos lugares más o menos accesibles, excepto a la hora de comer, pues las líneas de espera impedían el paso de los transeúntes. Santos embotellamientos, Batman. Nunca he usado baños públicos tan limpios como los de estos tres días. Los baños del metro de la Ciudad de México no están tan limpios como los de este festival... y eran baños móviles, en un festival de punk.
  • La selección de bandas. La página oficial del Riot Fest dice "Somos fans antes que nada, y nuestra meta siempre ha sido organizar shows inolvidables" y "1 parte Bouncing Souls, 1 parte Descendents, 2 partes radio universitaria cuando importaba, 3 partes Vanilla Blue, 1 parte comida procesada, y 12 partes lo que sea que encuentres en nuestro Sony Walkman". Es regla en este festival tener una base punk (en personalidad y en actitud), para que entre en el lineup la música que le gusta a los organizadores. No andan haciéndole al "vamos a traer a las bandas más cool para vender más caros los boletos" ni al "que no haya bandas locales porque qué oso". Si a esta gente le gusta el hip hop, traen a Wu Tang Clan. Y traen a la psicodelia de los Flaming Lips. Y a The Cure porque tienen emociones y crecieron en los ochenta. No es un festival de hacerle al "Soy tan genial por haber venido a ver a estas bandas tan geniales y ahora tejeré unas flores en mi mostacho irónico mientras bebo chai". Es un festival de "¿Te acuerdas cuando saltabas por la sala gritando 'Uno, dos, tres, cuatro, cinco, cinco, seis'? ¿Te acuerdas de esos días cuando aprendiste qué significa 'straight edge'? ¿Te acuerdas de esa vez cuando te decoloraste el cabello, lo hiciste todo mal y pasaste un mes con media cabeza rosa chicle? Oh, sí... vamos a hacerlo todo de nuevo". Es la historia del punk cantando frente a tus ojos. Vi a los freaking Buzzcocks, for fuck's sake!
  • El clima. Por un par de días dejé de confiar en AccuWeather. Esa aplicación me dijo que mi fin de semana en Chicago sería hermoso y soleado. ¡Mentira! El viernes 12 llovió desde las 9am hasta las 11pm y eso afectó terminantemente al resto del fin de semana. Tenía pensado usar converse todo el festival y llevaba mis botas sólo para el aeropuerto (son excelentes para viajar). Mis botas fueron aniquiladas por tres días de correr entre pantanos de lodo y asfalto húmedo. Y ni me pregunten por las pobres chicas que llevaban flats o toms. Sábado y domingo fueron soleados y más o menos cálidos, pero el viernes... debo admitir que como experiencia fue fantástico. Sobreviví, básicamente, gracias a la camisa de franela que me prestó Memo (¡mi novio!) antes de salir del DF. Lo mejor del lodo son las anécdotas: la gente cayendo, el señor que derrapó un camellón a lo ancho y cayó de pie en el asfalto, el tipo que creíamos ebrio y en realidad trastabillaba intentando mantenerse en pie... y el hecho de que, tras un día de baños de lodo, éste se endureció en la suela de mis botas y éstas no volvieron a filtrar agua. Hay pocas sensaciones comparables con estar parado bajo la llovizna, con el puño en alto y coreando una gran canción. Es el tipo de recuerdo que perdura. 


Frank Iero and the Cellabration


Rose's Pawn Shop y yo (y "amigos de festival")


Jessica Hernandez and the Deltas


The Bouncing Souls


The Cure

Mis bandas favoritas del Riot Fest.
Este festival también es carnaval y feria. Según yo, tendría tiempo de subirme a los juegos mecánicos y asomarme al espectáculo de vaudeville en una carpa cercana. Ajá, sí, cómo no. Me la pasé de escenario en escenario, corriendo para alcanzar primera fila y para no perderme inicios de set, aguardando en el mismo festival durante horas y horas (y bandas y bandas) para ver de no tan lejos a Robert Smith (y a Tegan y a Sara y a Patti freaking Smith). Vi y escuché a alrededor de 20 bandas en 3 días. Éstas fueron mis favoritas.

Viernes 12
Black Joe Lewis and the Honeybears
GWAR
Senses Fail
NOFX
Gogol Bordello
The Offspring
Jane's Addiction

Sábado 13
Frank Iero and the Cellabration
Rose's Pawn Shop
Buzzcocks
Jessica Hernández and the Deltas
Me First and the Gimme Gimmes
The Get Up Kids
Metric
The Flaming Lips
Taking Back Sunday

Domingo 14
Bouncing Souls
Silverstein
Superchunk
Tegan and Sara
Dropkick Murphys
Patti Smith
The Cure

martes, agosto 13, 2013

Fiebre amarilla: Yellowcard México

Sobre el lanzamiento de Ocean Avenue Acoustic, la noche del 23 de marzo y Yellowcard México.

Hoy es 13 de agosto, lanzamiento a la venta del nuevo álbum de Yellowcard: una versión acústica de Ocean Avenue, el disco que hace diez años elevó a esta banda de Florida al estrellato. Sin escalas. En sí, el aniversario del disco fue el 22 de julio, una década desde que las notas de un álbum en apariencia simple salieran de miles de bocinas y audífonos alrededor del mundo. Yo conocí Ocean Avenue en el año en que salió. Uno de mis primos lo traía consigo en unas vacaciones y me quemó una copia. A la fecha es el único disco de Yellowcard que no tengo original, conservo ese CD quemado.

Hoy, 13 de agosto, celebramos diez años del álbum que sacó a esa banda de la fama local y la hizo recorrer el planeta –era su cuarta grabación de estudio, pero saben a qué me refiero. La fiesta empezará escuchando las versiones acústicas, más íntimas, de canciones que nos hicieron vibrar, llorar y levantarnos cada vez que algo en nuestra adolescencia salió peor de lo que esperábamos.

Celebro con una playera de Yellowcard y con el tatuaje en mi brazo derecho, un verso de "Believe", onceava canción del disco y una de las grabaciones que se convirtieron en mi mantra y en uno de mis mandamientos. También celebro recordando una de las noches más felices de mi vida, cuando Yellowcard se presentó por segunda vez en México y nos regaló a los fans uno de los gestos más hermosos que cualquier artista puede tramar:

El video oficial del primer sencillo de Ocean Avenue Acoustic, "Ocean Avenue", fue parcialmente grabado en la explanada frente a El Plaza Condesa, la tarde del 23 de marzo del 2013, con la participación de unos 150 seguidores de la banda, organizados y liderados por las administradoras del Street Team Yellowcard México (las chicas que sostenemos la manta con el nombre del Team, a unos pasos de la banda, y tenemos una expresión de orgullo y fascinación en la cara).

La historia sobre el anuncio del concierto y nuestra emoción desmedida pueden leerla aquí. Años como fan from hell de un montón de cosas me han desarrollado una experiencia invaluable para organizar eventos como éste. Desde ayudar al Magical World of Harry Potter Fan Club México en las ventas de medianoche con el lanzamiento de los libros de esa saga, hasta las listening parties con LP Soldiers México y el MCRmy, todo fue ir tanteando terreno para el 23 de marzo.

Estaba empeñada en entrevistar a la banda. Una de las razones por las que estudié periodismo fue la muy egoísta "quiero tener la oportunidad de hablar con la gente a la que admiro y decirle al mundo con sus propias palabras lo geniales que son". Le escribí a los Zepeda, promotores del concierto, y nada. Semanas de correos y nada, hasta que una semana antes del show me enviaron un escueto "La banda no dará entrevistas". No me rendí. Consulté a la #YCFamily en línea y una chica me proporcionó el correo del manager de giras de Yellowcard. Le escribí explicando que quería entrevistarlos para una revista en línea y que en el Street Team teníamos la duda de si podríamos, a través de mí misma, entregar a la banda unos regalos que hicimos especialmente para ellos. Subí a comer. Cuando volví tenía un correo de la manager de la banda con copia para el manager de giras. "¿Qué necesitas para la entrevista? ¿Cuántas personas entrarían al meet and greet? Pónganse de acuerdo y hagamos que suceda." Miré a mi alrededor y no sabía cómo comunicarle a mis compañeros de oficina que estaba a punto de desmayarme. Salí a llamar a las otras dos administradoras del Team. Les dije la parte de la entrevista, me ahorré el "Conoceremos a la banda" hasta que tuviera suficiente confirmación (maña de periodista, primero verificar al 100% las fuentes). "No hay problema, nos vemos a las 7PM afuera del foro. Entras a entrevistar a Ryan y Sean, quince minutos. Al terminar, tus amigas y tú pasan a conocer a la banda completa y entregan sus regalos. ¿Te parece bien?". Llamé a Sandra y a Dyrce... lloramos juntas al teléfono.

Triangulando desde Cancún organizamos al equipo: mandamos a hacer playeras con el logo del Team, gafetes, un scrapbook para los chicos, reuniones para preparar la estrategia... Llegó la noche del 22 de marzo y, mientras Dyrce, Marco, Sandra y Pau esperaban a Yellowcard en el aeropuerto de la Ciudad de México, yo me enteraba de la separación de mi otra banda favorita. No pude llorar, sólo seguí adelante y a la mañana siguiente me encaminé hacia El Plaza, vestida con mi playera del concierto anterior y con la nueva en la mochila. Pasé a comprar botanas para la comunidad, mis amigos llevaban formados desde las 8 de la mañana y yo iba algo tarde, porque las circunstancias y la vida.

Mientras caminaba, con mis bolsas de víveres en las manos, hacia el grupillo de gente en la entrada del Plaza, le grité a Dyrce "¡Dyr! ¡Traigo papas!". Esperaba un "Hola", no esa mirada de susto y la palidez en el rostro de mi hermana amarilla. Dyrce señaló a su lado y yo, como en película, giré despacio. Longineu Parsons III, baterista de Yellowcard, caminaba hacia la entrada del foro, acompañado por su respectiva custodia de la empresa promotora. Oh, por todos los dioses del rock. Nada te prepara para ese momento. De alguna forma conseguimos mantener la calma –a esa hora éramos quizá unos 20-25 fans en la fila– y saludar a LP con una sonrisa nerviosa. Él devolvió el saludo y, cuando vio la manta, nos preguntó si podía tomarse una foto con nosotros. La chica que lo cuidaba no se mostró muy feliz, apresuró las fotos y lo llevó rápidamente al interior del Plaza. Olvidamos pedirle que firmara la manta.

El shock nos duró lo que LP tardó en volver a salir a la calle –unos 15 minutos–, esta vez solo. Cargaba una bolsa del súper y por un momento creímos que o había salido a tirar la basura o a darnos de comer. Se paró a mi lado y dijo "Would you guys like some free CDs?", me quedé con la boca abierta. "I mean... ¿discos gratis?". ¿Qué le respondes al baterista de tu banda favorita cuando te ofrece discos gratis? es decir, qué le respondes después de recuperar el habla. LP se plantó en el centro del grupo y repartió discos de su proyecto solista. Y luego alguien produjo de la nada un plumón negro y procedió a firmar cada disco que había repartido. Y luego se tomó fotos con cada uno de nosotros. Estuvo alrededor de 20 minutos conviviendo, platicando, agradeciendo nuestra presencia, sorprendido de que lleváramos horas formados ahí afuera. Sorprendentemente, los ya alrededor de 35 presentes mantuvimos la calma. Ni un grito, ni un chillido, ni una fangirl lanzándose al cuello del músico. Así como vino, regresó sonriente a las profundidades del Plaza. Volvimos a olvidar pedirle que firmara la manta.

Se acercaba la hora y la fila crecía. Mis nervios estaban que me mataban cada vez que miraba el reloj. Dos horas para la entrevista. Las únicas que sabíamos la verdad éramos Sandra, Dyrce y yo. Éramos las primeras en línea, aún sabiendo que por ir al meet and greet perderíamos los lugares y entraríamos después que todos al concierto. Todo estaba listo. Empecé a rayar en la neurosis y las chicas me tranquilizaban "Todo estará bien". A eso de las 6PM se asomaron un par de hombres con aspecto estadounidense a mirar la fila. Ya éramos alrededor de 150 personas sobre la banqueta, todos numerados gracias a las grandes ideas del Team y a un plumón que alguna de nosotras traía en la mochila.

Me acerqué a uno de los individuos conspicuos y le dije "Excuse me, are you Daryl?" y respondió "Oh, you're Marcela, aren't you?". Conversé un poco con él acerca de la entrevista, me informó que sólo podría entrevistar a Ryan, que si eso estaba bien –¡claro que lo estaba!– y que cómo la estábamos pasando. "We're gonna need your help in a bit, though. I'll come back out soon". Misterios y misterios. Se resguardó en El Plaza y apenas pude regresar con mis amigas cuando unos diez compañeros fans me rodearon para preguntar qué había sido ese intercambio. Les expliqué lo de la entrevista. Estaban fascinados. Aprobaron mis preguntas y sugirieron algunas. Cuando por fin me dejaron pasar, sonrientes y satisfechos, vi la cara de terror de Marco. "Marce... la banda va a salir. El otro dude nos pidió que los ayudemos a organizar a la gente... la banda va a salir a tocar una canción". Nah, eso no pasa. Esas cosas pasan en las películas, en los videos musicales, en otras partes del mundo. Aquí no. No en este concierto.

"Por favor chicas, no celulares ni cámaras o la banda se regresa al Plaza," uno de los chicos del staff mexicano nos explicó vagamente que Yellowcard quería salir a tocar una canción acústica, que por favor los ayudásemos a controlar la situación, que por favor nadie tuiteara ni subiera nada a Facebook hasta después del suceso. Por favor, encarecidamente. Dudamos un poco, pero al final confiamos en la base de fans. Ellos son como nosotros. Ellos entienden. Nadie haría algo mal sabiendo que la banda nos pedía ese favor. Lo único que hice fuera de línea fue mensajear a uno de mis mejores amigos que ya venía en camino "Apúrate, urge que llegues, sorpresa grande con la banda".

Las chicas y Marco (fan del año para el Team) recorrimos la fila con la misma letanía. Al inicio no nos creyeron, pero poco a poco todo empezó a cobrar sentido (ayudó que el staff saliera a colocar los papelitos de "Si usted está parado aquí, está aceptando ser filmado"). Acomodamos a 150 personas frente a las escaleras del Plaza y los convencimos de permanecer tranquilos. "You girls in the front, holding your banner, please," Daryl había vuelto al exterior y convencía a los Lobos de Ocesa de que no era necesario construir un muro entre los fans y los músicos "You don't understand... these kids would never hurt the band. I trust them". Los quince Lobos que nos separaban del metafórico escenario se replegaron a los lados del contingente.

El silencio, la tensión, las ganas de vomitar. Sandra, Dyrce y yo sosteníamos media manta y nos mirábamos con cara de "Esto no es real". Entonces, la banda salió en fila india. Estábamos tan asustados que no recuerdo si gritamos o no. Sean Mackin (violinista) caminó hasta nosotras y nos hizo high-five. Nos abrazó. LP venía al final, grabando con su celular. Encontraron sus posiciones y empezaron... "Ocean Avenue" acústica [Es importante mencionar que en ese entonces no sabíamos que el "proyecto ultra secreto por el aniversario de OA" era un disco acústico... pero teníamos nuestras sospechas]. Lloramos, gritamos, cantamos. Nadie sacó celulares ni cámaras. Todos estábamos demasiado concentrados en esta banda maravillosa que nos estaba regalando uno de los momentos que recordaremos dentro de 40 años como parte de lo mejor de nuestras vidas.

Terminó muy rápido, aunque hayamos sentido que duró una eternidad. Sandra, Dyrce y yo nos abrazamos muy fuerte y decidimos que todavía no podíamos llorar. Nos faltaba conocer a la banda. Preparamos todo: los regalos, la manta y nuestras cosas en paquetes perfectos. Marco y Pau (mágicos y maravillosos) quedaron a cargo de la fila. Las tres chicas nos dirigimos al punto de encuentro. Alguien del equipo de Yellowcard salió por mí "You ready?", "I've been ready for the past ten years". Entré al backstage y conocí a Ryan Key, la persona que escribe las canciones con las que he crecido estos últimos diez años. Era real: ahí estaba el cabello rubio, los tatuajes de Star Wars, el ligero titubeo, la mirada tímida. Nos sentamos en un sillón y puse la cámara en el peor lugar que se me ocurrió: el video es una desgracia, pero sale el 80% de Ryan... y la entrevista era escrita, así que tampoco fue tan grave. Pregunté y pregunté y pregunté. La transcripción estará en línea pronto, pero la entrevista publicada pueden leerla aquí.

–Ryan, ¿lo que acaban de grabar con nosotros tiene alguna relación con el proyecto ultra secreto por el décimo aniversario de Ocean Avenue?
– [risas nerviosas] Eres muy inteligente al unir esos puntos... ¡pero no te diré más! Es sorpresa.

Al terminar la entrevista, le dije a Ryan que estaba muy agradecida por la música y las canciones. Gracias, básicamente, por estar ahí para mí todos estos años. "Gracias a ti por seguir a nuestro lado".

Me aguanté las lágrimas y salí al pasillo a esperar que entrasen mis amigas. Había más personas en el meet and greet, algunas por la buena onda del staff y otros porque se ganaron el pase en algún lado (nunca quedó claro, nunca nos enteramos y corrían rumores desagradables sobre las circunstancias de dicho "concurso"). Daryl nos separó del otro grupo "These girls manage your Mexican Street Team, they brought something for you guys". LP se acercó y nos dijo "Yo las vi hace rato allá afuera, tenían una manta genial". Los demás (Sean, Ryan, Mendez y Josh) llegaron con nosotras y recibieron sus paquetes con mucha alegría: playeras y gafetes del Team para ellos y sus señoras esposas/prometidas. Les entregamos el scrapbook con cartas, recortes y dibujos de miembros de la #YCFamily en México y otras partes del mundo. Les entregamos una bandera de México con el logo de Yellowcard y firmada por todos las fans que estuvieron formados antes de que salieran a tocar el acústico.

Hay bandas agradecidas y ésta. Los chicos no dejaban de abrazarnos, de disculparse por tardar en volver a México, de tomarse fotos con todos los fans que encontraron en esa habitación. Al final no había mucho tiempo y enfoqué mi atención en a) decirle a Mendez que a veces respondía mis tuits (dijo: "¡Claro que sí! Yo sé quién eres en Twitter, ethne"); b) dar a Portman la bienvenida oficial a la #YCFamily; c) volver a agradecerle a Ryan y d) *redoble de tambores* mostrarle a Sean Mackin mi tatuaje de "Believe", *su* canción, *la* canción... le encantó. Mi tatuaje fue oficialmente aprobado por la banda que lo generó. Algunas fotos grupales con todos los fans y Daryl dijo "Ok girls, now just you, the guys, and the banner". Ojos muy abiertos, ¿en serio? Fotos de nosotras con Yellowcard y la manta. Nos despedimos con millones de agradecimientos, nuestro corazón en sus manos, etcétera. Regresamos corriendo al frente del Plaza y entramos al foro. Olvidamos pedirles que firmaran la manta.
El concierto fue increíble. Todo lo que esperábamos y mucho más. Todas las canciones. Nuestros compañeros fans apoyándose entre sí. Gritamos, cantamos, lloramos. Llegamos tan al frente como pudimos y la banda nos reconoció. Nos saludaron desde el escenario. Al terminar de tocar, Sean le entregó a Dyrce su setlist y una plumilla de Ryan. Ryan le entregó su setlist a Sandra. Se despidieron con todo el amor de México sobre ellos, con todo nuestro agradecimiento. Cuando empezó a vaciarse la sala abracé muy fuerte a Hernán, uno de mis hermanos de toda la vida, todavía muy impresionada por todo. Luego encontré a mis hermanas amarillas y, por fin, pasado el estrés del día, pasado todo lo mejor, por fin, abrazadas en el centro de la pista, nos pusimos a llorar.
Pasaron algunos meses con pequeñas emociones como descubrir tuits y vines de Yellowcard y sus señoras usando las playeras que les regalamos. Vivimos con ellos el dolor por el accidente de Alyona y los apoyamos en todo lo que pudimos. Llegó el 23 de julio (diez años y un día después de la salida de Ocean Avenue) y con esa fecha el estreno de su nuevo sencillo, con video y todo. "Ocean Avenue" en versión acústica. Yo estaba fuera de la ciudad, cubriendo el Festival Internacional de Cine de Guanajuato. Redactaba unas notas en mi habitación, con mi roommie, cuando vi un tuit en mi teléfono y la miniatura de un video en el que de inmediato reconocí la cara de Marco. Tiene que ser una broma. La conexión en el hotel no era la óptima y pude ver el video gracias a la BAM de Nancy. Gracias Nancy.

Me contuve, pero igual lloré un poco. Estábamos ahí, en pantalla, acompañados por los 150 fans afuera del Plaza, con la manta y con nuestros puños en alto, cantando con Ryan, Sean, Ryan, Josh y LP. Estábamos ahí, intercalados con fans filipinos en su propio concierto. Ahí, en pantalla, en YouTube, en un momento histórico para cada uno de nosotros. Nunca sabré bien por qué eligieron México. Es un honor. Sospecho sus razones y hasta podemos intuir algunas gracias a los tuits con que Ryan defendió el video de los quejosos. "Tendrían que haber estado ahí para entender la energía en México y Filipinas, lo que se siente tocar ahí". Estamos en el video oficial del primer sencillo del disco con el que Yellowcard celebra diez años del álbum que lo cambió todo, para ellos y para nosotros. Y ese disco sale a la venta hoy, 13 de agosto.

Disfrútenlo.

jueves, julio 04, 2013

Música naïve

De listas de reproducción que nos llevan de regreso a los ingenuos años de la secundaria...

Esta semana, Regina y yo hemos atravesado una especie de regresión a la adolescencia, con playlists que incluyen a Hilary Duff, Avril Lavigne, Simple Plan, Blink 182 y Good Charlotte. No nos pregunten por qué pues no tenemos idea... pero qué música tan divertida solíamos escuchar en esas épocas de "todavía uso uniforme en la escuela y muero por entrar a la prepa para vestir ropa de calle".

Les dejo dos de esas listas de reproducción, porque pues es divertido y a uno le traen muy buenos recuerdos. Otros no tanto... pero buenos en su mayoría.

Hilary Duff 
Para ir a la playlist da clic aquí.

Desde Lizzie McGuire hasta Cinderella Story, Hilary tuvo grandes momentos de motivación para las adolescentes que no teníamos idea de qué nos esperaba en el mundo real.

Destacadas:
  • "This is what dreams are made of" es una gran canción pop dentro de su nicho (Disney) y tiene más corazón que el 90% de la música creada por y para niños Disney. 
  • "So Yesterday" fue EL himno para los corazones rotos de las chicas de secundaria e inicios de la prepa... porque come on, girl power at its best (si tienes 14 años y eres una chica de clase media, esto es tu "I Will Survive").


Avril Lavigne

Su primer disco, Let Go, fue lo más cercano que tuvo mi generación a unas Runaways. Era una chica de 17 años (¡apenas 4 años mayor que yo!), que patinaba, se vestía muy cool, tenía un contrato discográfico y además se daba el lujo de guiñarle un ojo al punk. Y era canadiense. Y componía sus propias canciones. How awesome can you get for a teenager? Si Cherri Bomb hubiera existido en ese entonces, otra cosa sería... pero si me vieron a los 13-14 años andar por la vida con una corbata encima de la blusa... bueno, ya saben a quién culpar. (Si me vieron con corbatas entre los 16-18, es culpa de My Chem).

Destacadas:
  • "Sk8er Boy" – me salto la obvia "Complicated" – esta rola es un "in your face, bitch!". Y habla de este romance divertido en el que ella fue la princesa que rescató al chico alternativo al que la fresa tarada despreció por "ser diferente". Es una canción muy divertida, incluso diez años después.
  • "Anything but Ordinary" era una oda a la chica rara que no va a conformarse con la sociedad. Que prefiere ser lo que sea menos ordinaria, porque simplemente no le va. Si algún día tengo hijas, esto va en su música, en lugar de, digamos Carly Rae Jepsen.


Punk feliz
Para ir a la playlist da clic aquí.

Ay, el dulce recuerdo de ese primer concierto de Simple Plan... al que no fui. Traumas, traumas everywhere. Pero ningún trauma como los daddy issues de Good Charlotte; esos tipos neta la sufrieron y lo reflejaron en *cada* canción de sus primeros dos discos. Y ¿cómo olvidarnos de Blink 182? Tan 90s y al mismo tiempo tan de mi adolescencia...

Destacadas:
  • "Promise" - Simple Plan. Esta canción significaba mucho para un amigo y para mí en la segunda mitad de la prepa. La cantábamos juntos cada vez que todo parecía irse al demonio y nos prometíamos mutuamente que todo estaría bien, siempre que nos tuviéramos uno al otro. Hace años que no la escuchaba y wow... ya no me recuerda lo malo, solamente lo bueno.
  • "Hold On" - Good Charlotte. Una de mis amigas más antiguas (básicamente la conocí en el kinder y luego entramos juntas a la prepa) era muy fan de Good Charlotte. Y esta canción por muchos momentos fue uno de esos himnos de salvación que las bandas le cantaban a sus fans, porque cuando eres adolescente, muchas cosas normales parecen ser el fin del mundo. En retrospectiva, todo cambia. Pero entonces... lo único que quedaba era sostenerse de algo.
  • "The Rock Show" - Blink 182. Siempre he querido enamorarme en un concierto. No es culpa de Blink, pero contribuyen a esa fantasía juvenil. Quiero conocer a alguien en un concierto y quiero ese momento mágico cuando descubres a ese otro gritando las mismas palabras que tú... :)


En fin, ojalá disfruten un poco de este blast from the past. Yo ciertamente me he divertido mucho escuchando, seleccionando y escribiendo.

jueves, julio 07, 2011

Día 8: Una canción que me sepa completa

Volví a olvidarlo, gracias.

Una canción que me sepa completa... me sé muchas... pero se lleva las palmas "American Pie" - Don McLean

Me pasa algo gracioso con las canciones que me gustan. Intento cantarlas cuando me siento nerviosa, tensa, enojada o preocupada... y se me olvidan. No paso de los primeros versos del coro. A veces ni siquiera alcanzo a recordar la primera estrofa completa. No sé por qué, simplemente sucede.

Ésta es una canción cuya versión original dura más de ocho minutos. Me sé cada palabra. Ésta no se me olvida cuando necesito cantarla.

Algún día escribiré un libro o un artículo o algo acerca de cómo este himno del rock and roll es testimonio de toda una década, con sus referencias a la cultura popular, a los músicos de los sesenta, a los festivales y hasta a los Ángeles del Infierno.

Y uno de mis tatuajes será parte de ella:

"Do you believe in rock and roll?
Can music save your mortal soul?"