Desde que salí de vacaciones empecé a debatirme sobre qué leer en estos raros días de relativa tranquilidad. Tengo identificados por lo menos 6 libros pendientes (más 2 iniciados y en pausa). He leído mucho cómic últimamente (todo New X-Men, un volumen de Daughters of the Dragon, el primer número de Daytripper y mucho Neil Gaiman) y tengo en espera 22 horas de Broken Saints. Y sin embargo, encuéntrome leyendo el único que libro que he leído unas 20 ó 30 veces en los últimos 17 años.
Aprendí a leer en el kínder. Un día mi mamá llegó con un libro delgadito, blanco, de tapa blanda y ligeramente plastificada. Se titulaba Mujercitas y lo había escrito una señora Luisa M. Alcott. Me lo compró en una feria del libro a donde había tenido que ir por parte de la empresa donde trabajaba. Fue mi primer libro real (es decir, sin dibujitos). No tengo muy claro por qué mi mamá decidió que era buena idea comprarme ese título en particular, ni he preguntado nunca por qué mi mamá le trajo a su niña de 4 años un libro y no un juguete [aunque a) mi mamá siempre ha acertado en los obsequios, y francamente éste ha sido uno de los más importantes de mi vida, y b) En mi casa los libros, la música y el cine siempre han sido los principales juguetes]. El punto es que empecé a leerlo... y no lo solté, literalmente, hasta terminar.
Así fue como a los 4 años de edad decidí que sería escritora. También decidí que mi modelo a seguir sería Jo March y que algún día tendría un mejor amigo como Laurie Lawrence. Empecé a tomar prestada la máquina de escribir de mi hermano y me hacían favor de bajarla al comedor, subirla a la mesa y colocar dos cojines en una silla para que pudiese sentarme y alcanzarla. Si hubieran intentado enseñarme mecanografía desde entonces hoy escribiría más rápido, en vez de usar los dos o cuatro dedos con los que ataco el teclado. Mi mamá me daba hojas de doble uso y yo narraba -con la habilidad y vocabulario propios de una niña de 4 años- bailes, visitas y paseos campestres en los que Cassandra (personaje de mi creación) convivía con los March y los Lawrence. No sé en dónde habrán quedado esas pequeñas historias, pero sería lindo encontrarlas ahora.
Releí Mujercitas tantas veces que mi hermano optó por esconder mi destartalado libro. Lloré y me frustré tanto que un día que andábamos por la calle de Donceles (paraíso del libro viejo) mi mamá me compró una edición viejita (como de 1945). Ahí comencé una de mis múltiples manías coleccionistas: tengo cuatro ediciones de Mujercitas en español (una de ellas una versión infantil muy linda y viejita que mi madre me consiguió hace unas semanas y otra la de Porrúa que es la única en castellano que tiene incluida la segunda parte de la novela), una de Hombrecitos, las obras completas de Louisa May Alcott en idioma original (una colección que encontré serendípicamente en un bazar de libros y que me costó la módica cantidad de 100 pesos por los 7 libros... que además me encantaron), una edición infantil del libro de cuentos Los Cuentos de la Tía Jo, el DVD de la película de 1933 con Katharine Hepburn como Jo y Douglas Montgomery como Laurie y el DVD de la película de 1949 con June Allyson como Jo y Elizabeth Taylor como Amy. ¿Por qué no tengo el DVD de mi versión favorita que es la de Winona Ryder como Jo y *sigh* Christian Bale como Laurie? No lo sé.
Mujercitas fue el libro que siempre leí, hasta hace un par de años en que por alguna razón misteriosa dejé de revisarlo. He conocido muchas Meg, Beth y Amy en estos 17 años de conciencia literaria. He conocido Josephines más March que yo. Mi incesante búsqueda no ha sido por un príncipe azul (porque esos cuentos nunca me hicieron mucho eco) sino por un mejor amigo como lo fue Laurie para Jo. He conocido John Brookes y Ned Moffats, he conocido a más de un Laurie Lawrence que de alguna manera siempre es distinto del anterior pero encaja con y generalmente supera las expectativas. Tengo a la Marmee más hermosa del mundo y a un capellán un poco frustrante pero excelente padre. Tengo un hermano que nada más no tiene absolutamente nada que ver con Mujercitas pero a quien le debo la otra mitad de mi educación emocional-intelectual-literaria a tan corta edad. Siempre encuentro una palabra de consuelo en las páginas de esta novela. Siempre encuentro un pedacito de sabiduría práctica y de reflexión filosófica en las domésticas aventuras de las cuatro hermanas March. Hay problemas y situaciones que, por supuesto, no tienen nada que ver con la trama ni el contexto de la historia, pero aún así me despiertan ese algo que me faltaba para comprender y tratar de ser una mejor persona.
No estoy segura de por qué escribo esto. Tal vez darme cuenta que se me acaba la década y que ya tengo 21 años y debo comportarme como adulta. Tal vez una necesidad psicológica por reinterpretarme desde una perspectiva más de grown-up y menos de teenager, porque eso ya se quedó atrás. Tal vez haber despertado el 24 de diciembre con un muy sólido sentimiento de indecisión e inseguridad que me hizo dudar de quién soy, por qué soy así y qué quiero de mi vida. Tal vez darme cuenta que no ir a Yale este verano no es la peor tragedia de mi vida. Tal vez pensar que hace menos de un mes estuve en un accidente en el que todo pudo haber salido mal (y ésa sí hubiese sido la peor tragedia de mi vida). Tal vez reaccionar que en estas épocas uno no puede ser escritor "y ya", que el México del 2009 no es el Estados Unidos de 1868 y que hacer carrera como periodista será lo más cercano que tenga a hacer carrera como "autora". No lo sé con certeza. Pero quiero pensar que releer Mujercitas estas vacaciones me servirá para más que revivir viejos tiempos. Llevo 7 capítulos y ya siento que comienzo a reencontrarme, a volver a comprender por qué he tomado algunas de mis decisiones, a recordar qué busco en las personas y por qué insisto en ver el lado bueno de la gente a la que generalmente se le ve el lado malo. Por qué me gusta escribir y por qué ir a Connecticut y a Nueva York sigue siendo uno de mis más grandes deseos. Por qué he buscado durante tantos años a mi Laurie Lawrence y por qué creo que el amor es más real cuando nace de la amistad.
Por qué soy yo y cómo fue que la decisión de mi mamá de regalarme Mujercitas a los 4 años detonó y nutrió gran parte de quién soy ahora, domingo 27 de diciembre a las 00:13, unos días antes de terminar el 2009.
**Quiero aclarar que Mujercitas no fue lo único que leí en esos años de infancia: también conocí a Oliver Twist, Tom Sawyer, Huckleberry Finn, Robinson Crusoe, Los Tres Mosqueteros, Cuento de Navidad, los clásicos infantiles, El Príncipe Feliz, El Ruiseñor y la Rosa, etcétera. Además de las colecciones de tiras cómicas de Charlie Brown y Mafalda que mi familia conserva. También, claro, conocí a los buenos de Quiroga y Poe, que mi hermano me leía antes de dormir (el aspecto menos convencional de mi mente trastornada se lo debo a que cuando el Bicho me cuidaba, en vez de leerme algo así como los cuentos de Barbie, me leía La Gallina Degollada, El Almohadón de Plumas, o El Cuervo... o ponía un cassette con la voz de no-recuerdo-quién que leía alguno de esos tres textos). A los ocho años me gradué un poco de los clásicos infantiles, con la lectura de Como Agua para Chocolate y Cien Años de Soledad. En momentos siento que fui un poco en reversa... primero esas novelas y hasta la secundaria Harry Potter y El Señor de los Anillos. Últimamente me ha dado por los cómics.
Escribo desde que descubrí que se podía. Aquí va de todo: mis obsesiones, mis detrás de cámaras, mis experimentos.
sábado, diciembre 26, 2009
domingo, diciembre 06, 2009
Diálogo hospitalario
A (por radio): Uno. Dos. Tres. ¿Dónde está el cuarto? Repito. ¿Dónde está el cuarto?
B (por radio): No tenemos registro de su ingreso. Ni una palabra.
A (por radio): Pero sabemos que falta, ¿no?
B (por radio): No estamos seguros.
A (a su alrededor, sin dejar de llamar por radio): ¿Alguien vio señal de un cuarto?
C: No.
D: No señor, nadie. ¿De dónde dice usted que hubo otro?
A (a los subalternos y al radio): El menos peor lo dice.
B (por radio): ¿Qué dice?
A (a todos): "Éramos cuatro" y nada más tenemos tres.
B (por radio): Voy a preguntar en el anfiteatro.
A (por radio): Espero noticias.
C: Señor, si el que está preguntando se despierta, ¿qué le decimos?
A: Vuelvan a dormirlo y reporten conmigo.
D: ¿Y ellas?
A: Está difícil que se despierten. Ésta hasta después de cirugía, la otra como en doce horas.
C: ¿Sabe si ya le avisaron a algún pariente?
A (saliendo del pabellón): Cosa del trabajador social. Si tienes tiempo ve y preguntas.
C: Sí señor.
D: Chale... están bien chavitos.
C: Ni tanto, ni tanto.
D: Pero igual, ve cómo quedaron...
C: ¿Qué fue?
D: Se volcaron.
C: Seguro venían borrachos.
D: Ni una gota, nada de alcohol. Quién sabe si el cuarto.
C: ¿El que no aparece? P's igual y tampoco... venían juntos, ¿no?
D: Sí.
C: Ya ni te apures. Si neta eran cuatro luego lo encuentran.
D: P's sí...
A (regresa al pabellón): ¿Ha vuelto a hablar aquél?
D: No señor.
B (por radio): Joven no identificado. Alrededor de veinte años. Arribando.
A (por radio): ¿Nuevo? ¿ya encontraste a mi cuarto?
B (por radio): Tu cuarto, creen. Accidente, dos a-eme. Volcadura. Estaba en traslado, iban pa' otra clínica.
A (por radio): ¿Cómo viene?
B (por radio): Directo al anfiteatro.
A (a subalternos): ¡Carajo!
B (por radio): ¿Mande?
A (por radio): Ahí voy.
C: Señor, ¿y ahora?
A (saliendo del pabellón): P'ts... si se despierta aguántense. Ahorita subo.
D: Sí señor.
C: Madres... qué joda.
D: Y tan chavitos.
1 (ronco): Éramos cuatro...
B (por radio): No tenemos registro de su ingreso. Ni una palabra.
A (por radio): Pero sabemos que falta, ¿no?
B (por radio): No estamos seguros.
A (a su alrededor, sin dejar de llamar por radio): ¿Alguien vio señal de un cuarto?
C: No.
D: No señor, nadie. ¿De dónde dice usted que hubo otro?
A (a los subalternos y al radio): El menos peor lo dice.
B (por radio): ¿Qué dice?
A (a todos): "Éramos cuatro" y nada más tenemos tres.
B (por radio): Voy a preguntar en el anfiteatro.
A (por radio): Espero noticias.
C: Señor, si el que está preguntando se despierta, ¿qué le decimos?
A: Vuelvan a dormirlo y reporten conmigo.
D: ¿Y ellas?
A: Está difícil que se despierten. Ésta hasta después de cirugía, la otra como en doce horas.
C: ¿Sabe si ya le avisaron a algún pariente?
A (saliendo del pabellón): Cosa del trabajador social. Si tienes tiempo ve y preguntas.
C: Sí señor.
D: Chale... están bien chavitos.
C: Ni tanto, ni tanto.
D: Pero igual, ve cómo quedaron...
C: ¿Qué fue?
D: Se volcaron.
C: Seguro venían borrachos.
D: Ni una gota, nada de alcohol. Quién sabe si el cuarto.
C: ¿El que no aparece? P's igual y tampoco... venían juntos, ¿no?
D: Sí.
C: Ya ni te apures. Si neta eran cuatro luego lo encuentran.
D: P's sí...
A (regresa al pabellón): ¿Ha vuelto a hablar aquél?
D: No señor.
B (por radio): Joven no identificado. Alrededor de veinte años. Arribando.
A (por radio): ¿Nuevo? ¿ya encontraste a mi cuarto?
B (por radio): Tu cuarto, creen. Accidente, dos a-eme. Volcadura. Estaba en traslado, iban pa' otra clínica.
A (por radio): ¿Cómo viene?
B (por radio): Directo al anfiteatro.
A (a subalternos): ¡Carajo!
B (por radio): ¿Mande?
A (por radio): Ahí voy.
C: Señor, ¿y ahora?
A (saliendo del pabellón): P'ts... si se despierta aguántense. Ahorita subo.
D: Sí señor.
C: Madres... qué joda.
D: Y tan chavitos.
1 (ronco): Éramos cuatro...
domingo, noviembre 29, 2009
In loving memory: George Harrison
También le decían "L'Angelo Misterioso", aunque no sé por qué. Hace 8 años murió de cáncer un músico brillante. Hace 8 años yo tenía 12 y lloré cuando escuché en las noticias que mi Beatle favorito, el autor de una de las canciones más hermosas en la historia del rock, el señor guitarrista muy amigo del Señor del requinto Eric Clapton, el hombre del bigote pacífico y la mirada suave, había fallecido rodeado de su familia en una mansión en Hollywood Hills.
Esta noche lo recuerdo y recuerdo las palabras de su paso por la música: Something, Here Comes the Sun, I've got my mind set on you, My Sweet Lord, Give me Love (Give me Peace on Earth)...
Si Harrison no hubiera tocado con los Beatles, ¿lo hubiésemos conocido? Probablemente no. Probablemente no hubiera pasado de los bares locales, tal vez la radio de la zona, pero ¿fama mundial, conciertos multitudinarios? No, no lo creo. No porque dude de su capacidad musical, sino porque la industria es eso: un negocio. Una maquinaria compleja que con los años se ha vuelto más oscura y perversa. Llegar a la cima no siempre ha sido para quienes lo merecen, pero hay casos, como el de mi querido George, donde esta subida no fue sólo justa, sino que representó una bendición para millones de oídos y almas.
(Sí, de esa misma manera en que Don McLean habla del rock como salvador de almas)
Y es que George Harrison era un alma pura. Un músico brillante, una voz imperfecta pero entusiasta, una habilidad nítida para la composición de temas destacados. No todas sus canciones fueron éxitos, pero haber sido el compositor de Something, o de Here Comes the Sun... ¿quién posee tanta bendición?
8 años más tarde y el mundo se ha puesto más violento. 8 años más tarde y estoy a 2 de terminar la carrera. 8 años más tarde y ya también se murió el abuelo que me quedaba. 8 años más tarde y cuando por fin encontré un alguien a quien relacionar con "Something", se va a la basura. 8 años... y yo todavía busco cómo estar contigo, my sweet George.
Datos básicos:
Esta noche lo recuerdo y recuerdo las palabras de su paso por la música: Something, Here Comes the Sun, I've got my mind set on you, My Sweet Lord, Give me Love (Give me Peace on Earth)...
Si Harrison no hubiera tocado con los Beatles, ¿lo hubiésemos conocido? Probablemente no. Probablemente no hubiera pasado de los bares locales, tal vez la radio de la zona, pero ¿fama mundial, conciertos multitudinarios? No, no lo creo. No porque dude de su capacidad musical, sino porque la industria es eso: un negocio. Una maquinaria compleja que con los años se ha vuelto más oscura y perversa. Llegar a la cima no siempre ha sido para quienes lo merecen, pero hay casos, como el de mi querido George, donde esta subida no fue sólo justa, sino que representó una bendición para millones de oídos y almas.
(Sí, de esa misma manera en que Don McLean habla del rock como salvador de almas)
Y es que George Harrison era un alma pura. Un músico brillante, una voz imperfecta pero entusiasta, una habilidad nítida para la composición de temas destacados. No todas sus canciones fueron éxitos, pero haber sido el compositor de Something, o de Here Comes the Sun... ¿quién posee tanta bendición?
8 años más tarde y el mundo se ha puesto más violento. 8 años más tarde y estoy a 2 de terminar la carrera. 8 años más tarde y ya también se murió el abuelo que me quedaba. 8 años más tarde y cuando por fin encontré un alguien a quien relacionar con "Something", se va a la basura. 8 años... y yo todavía busco cómo estar contigo, my sweet George.
Datos básicos:
- Nació el 23 de febrero de 1943 en Wavertree, Liverpool, Inglaterra
- Conoció a su amigo Paul McCartney en el Instituto Liverpool (algo así como la preparatoria) y se unió a su banda The Quarrymen (que después se convirtieron en los Beatles)
- En 1962 se lanzó el primer sencillo y primer éxito de los Beatles: "Love me do"
- En 1965 recibió la Orden del Imperio Británico
- En ese mismo año aprendió a tocar el cítar y se sumergió en la vida hindú
- En octubre de 1969 los Beatles lanzan "Something", escrita por George Harrison, como el lado B de su sencillo "Come Together" del álbum Abbey Road
- El 4 de enero de 1970 realizó su última sesión de grabación con los Beatles
- En 1970 edita su 3er álbum solista pero 1o tras la separación de los Beatles All Things Must Pass
- En 1971 organiza el Concierto para Bangladesh
- De 1988 a 1990 toca en la banda de ensueño The Traveling Wilburys con sus amigos y colegas: Roy Orbison, Jeff Lynne, Bob Dylan y Tom Petty
- En 1997 le fue detectado cáncer de garganta, y desde entonces se sometió a rigurosos tratamientos para combatirlo
- En mayo de 2001 retiraron un tumor de sus pulmones y unos meses más tarde, uno de su cerebro
- 29 de noviembre de 2001: George Harrison fallece en Los Ángeles, California
- 29 de noviembre de 2002, el Concierto para George es realizado en el Royal Albert Hall en Londres, organizado por su viuda Olivia Trinidad Arias, su hijo Dhani Harrison y su mejor amigo, Eric Clapton
martes, noviembre 24, 2009
Clase de literatura
(sólo porque no quiero dejar los 20 sin publicar algo en este lugar)
Producto de mi clase de hoy de literatura hispanoamericana.
literatura de marketing
literatura mercadológica
literatura de mercader
(que no es lo mismo que el mercadeo de la literatura)
y mucho menos mencionar
la industria
ni la cosmética
ni ética de las relaciones públicas (literarias)
que nada tienen que ver con
el público literario
ni el literato público
ni la literatura pública
ni la publicada
ni el literato sin publicar
que al final es el único "pobre" que sin mercadeo ni nada
se alimenta de nada que no sean
sus propios versos
(FIN)
Producto de mi clase de hoy de literatura hispanoamericana.
literatura de marketing
literatura mercadológica
literatura de mercader
(que no es lo mismo que el mercadeo de la literatura)
ni el mercado literario
ni la literatura de mercado
ni el mercader literario
ni la literatura de mercado
ni el mercader literario
y mucho menos mencionar
la industria
ni la cosmética
ni ética de las relaciones públicas (literarias)
que nada tienen que ver con
el público literario
ni el literato público
ni la literatura pública
ni la publicada
ni el literato sin publicar
que al final es el único "pobre" que sin mercadeo ni nada
se alimenta de nada que no sean
sus propios versos
(porque de nutritiva, la literatura es más bien agua
que con mercadeo termina en comida chatarra)
que con mercadeo termina en comida chatarra)
(FIN)
viernes, octubre 09, 2009
La solista
Esta noche es noche de notas al aire...
Me da un poco de susto conocer a alguien que ama al cine (la experiencia del cine) con tanto candor. Va más allá de mí.
He hallado un nuevo término: ensonrecedor. Dícese de aquella palabra, situación, hecho o acontecimiento que provoca una sonrisa en el espectador, oyente, lector, o sujeto involucrado. Es un concepto preciso, de acuerdo con mi hipotálamo y conmigo.
No hay día que pase que no refuerce mi absoluta, total y completa fe en la música. Hoy en la mañana mi paseo en microbús fue abismalmente distinto de mi último viernes en microbús. Hoy una niña subió al camión, una chica de unos 16 años, mezclillas gastados, mochila gastada, expresión gastada. Esta vez no sentí miedo, ni siquiera preocupación. Se sujetó al poste cercano a la puerta de salida y así parada extrajo de su morral hojas pautadas. Empezó a cantar. Ópera. Bien. Más que bien. Me bajé un par de cuadras después. Sólo pude darle 2 pesos porque me quedaban alrededor de 10 para otro micro y el regreso.
Se nos frustró una fiesta. Espero que el pie de Liz se recupere pronto, para compensarla :)
Hay noches como ésta que uno no se explica. El ambiente se siente mágico, cargado de un algo universal... como de paz, pero no una paz quieta, una paz alegre, silenciosa... trepidante.
Y en medio de todo, alguien sonríe.
Me da un poco de susto conocer a alguien que ama al cine (la experiencia del cine) con tanto candor. Va más allá de mí.
He hallado un nuevo término: ensonrecedor. Dícese de aquella palabra, situación, hecho o acontecimiento que provoca una sonrisa en el espectador, oyente, lector, o sujeto involucrado. Es un concepto preciso, de acuerdo con mi hipotálamo y conmigo.
No hay día que pase que no refuerce mi absoluta, total y completa fe en la música. Hoy en la mañana mi paseo en microbús fue abismalmente distinto de mi último viernes en microbús. Hoy una niña subió al camión, una chica de unos 16 años, mezclillas gastados, mochila gastada, expresión gastada. Esta vez no sentí miedo, ni siquiera preocupación. Se sujetó al poste cercano a la puerta de salida y así parada extrajo de su morral hojas pautadas. Empezó a cantar. Ópera. Bien. Más que bien. Me bajé un par de cuadras después. Sólo pude darle 2 pesos porque me quedaban alrededor de 10 para otro micro y el regreso.
Se nos frustró una fiesta. Espero que el pie de Liz se recupere pronto, para compensarla :)
Hay noches como ésta que uno no se explica. El ambiente se siente mágico, cargado de un algo universal... como de paz, pero no una paz quieta, una paz alegre, silenciosa... trepidante.
Y en medio de todo, alguien sonríe.
sábado, octubre 03, 2009
Taciturna
Delmira y Alfonsina. Storni y Agustini. Poesía y dramática concepción de la vida. El amor y el deseo de libres vuelos por encima de todo ese mundo eterno. Y yo aquí, pequeña en mi diámetro de acción, enorme el afán de sin razón, o sea, de corazón. Que si desplumo al gallo y le arranco el pico y lo lanzo al caldo, no tengo sino agua hirviente que me escalda las manos. Y nada, que veo una, dos siluetas de posibles ruedos, y ésta cuando voy a dar el paso me es vedada y la otra mientras más me acerco más se aparta. Vivo en una caja de espejos tuertos.
Encuentro en el abismo un par de ojos que me miran mirarme en ellos. Sobresalto y chispa involuntarios. Los cuatro iris conectamos. Guiña, ligero ademán de por qué no vienes conmigo, qué esperas. Guiño en respuesta. Avanzo, las tripas hechas hormiguero, las venas enjambre, el corazón parvada de perros enfermos. De hambre, que les urge una pizca de aquéllo. Una ventrícula que si sigue así podría tragarse sin pensarlo un muslo de pollo envenenado. Que aunque sea pollo y sepa a nada, como tantos sustitutos en esta ansia, apaciguará un momento la úlcera dentada en la válvula de mi cama.
Me ilusionan los gestos. De a poco reconozco la sombra, el porte, la cara... la mano ocultando el cuchillo en la espalda. Curioso, muy curioso. ¡Ah! el misterio, la boca ligeramente arrugada, el acento en su voz que todavía no habla, el paso, la flama... Llego hasta su efigie y para. Des-engaño. Una película gruesa, firme, nos separa. Ahí está él, mío, como siempre imaginé y parecido a como encontré tantos. Rasco con las uñas el muro, él me observa asombrado. Sus dedos siguen la trayectoria de los míos, su expresión viaja de la emoción a la desesperanza y al desencanto. Irrompible la partición entre ambos. Frustrada, pateo. El cristal y su fondo de plata se desgajan frente a mí en millones de carismáticos trocitos de mi alma. Cada uno con su rasgo distintivo, que si la sensibilidad, que si la cultura, que si el entusiasmo, que si la pasión, que si la curiosidad, que si la libertad, que si la locura. Miran al techo, algunos con un ligero goteo en la comisura interna de las pestañas. Se tapan la cara con las manos, asoman despacio entre los dedos. Frente a mí ya nada, el muro vacío, donde antes de quebrarlo colgaba, tamaño natural, un espejo de mí y de mis más abstractos y corrosivos anhelos.
Encuentro en el abismo un par de ojos que me miran mirarme en ellos. Sobresalto y chispa involuntarios. Los cuatro iris conectamos. Guiña, ligero ademán de por qué no vienes conmigo, qué esperas. Guiño en respuesta. Avanzo, las tripas hechas hormiguero, las venas enjambre, el corazón parvada de perros enfermos. De hambre, que les urge una pizca de aquéllo. Una ventrícula que si sigue así podría tragarse sin pensarlo un muslo de pollo envenenado. Que aunque sea pollo y sepa a nada, como tantos sustitutos en esta ansia, apaciguará un momento la úlcera dentada en la válvula de mi cama.
Me ilusionan los gestos. De a poco reconozco la sombra, el porte, la cara... la mano ocultando el cuchillo en la espalda. Curioso, muy curioso. ¡Ah! el misterio, la boca ligeramente arrugada, el acento en su voz que todavía no habla, el paso, la flama... Llego hasta su efigie y para. Des-engaño. Una película gruesa, firme, nos separa. Ahí está él, mío, como siempre imaginé y parecido a como encontré tantos. Rasco con las uñas el muro, él me observa asombrado. Sus dedos siguen la trayectoria de los míos, su expresión viaja de la emoción a la desesperanza y al desencanto. Irrompible la partición entre ambos. Frustrada, pateo. El cristal y su fondo de plata se desgajan frente a mí en millones de carismáticos trocitos de mi alma. Cada uno con su rasgo distintivo, que si la sensibilidad, que si la cultura, que si el entusiasmo, que si la pasión, que si la curiosidad, que si la libertad, que si la locura. Miran al techo, algunos con un ligero goteo en la comisura interna de las pestañas. Se tapan la cara con las manos, asoman despacio entre los dedos. Frente a mí ya nada, el muro vacío, donde antes de quebrarlo colgaba, tamaño natural, un espejo de mí y de mis más abstractos y corrosivos anhelos.
domingo, septiembre 27, 2009
Demasiado para un fin de semana
Sin afanes literarios. El viernes huí con Nena de un asalto. El sábado manejé por el Periférico. Hoy manejé por Coapa, por el Tec... y por la sección 9B de la CTM (hace unos meses esa ruta me hubiese servido... hoy sólo me retuerce la memoria). Más tarde vi "Tienes un e-mail", uno de mis chick-flicks favoritos, mismo que no me invita al suicidio (chiste local) sino que me regala un rato de esperanza, de "encontrarás a tu Joe Fox particular, calma". Finalmente, hace una hora, descubro perdido a mi bebé Dedo (un perrito-llavero que colgaba de mi mochila desde hace 3 años). Quiero pensar que responde a mi teoría de que nuestros objetos más preciados funcionan como protectores, por eso se pierden o rompen súbitamente. Quiero pensar que Dedo (a quien amaba) me protegió el fin de semana completo. Entonces, un minuto de silencio por mi pequeño perro muerto.
"¡Ven, quiero oír tu voz
Y si aún nos queda amor,
impidamos que esto muera!
¡Ven, pues en tu interior
Está la solución
De salvar lo bello que queda!"
-La costa del silencio, Mago de Oz.
"¡Ven, quiero oír tu voz
Y si aún nos queda amor,
impidamos que esto muera!
¡Ven, pues en tu interior
Está la solución
De salvar lo bello que queda!"
-La costa del silencio, Mago de Oz.
lunes, septiembre 14, 2009
Cinta negra para la niña azul
Esta noche el metal gótico me sirve de lugar feliz. Me escondo en las cuerdas del violín y sueño. Vivo una vida distinta dentro del onirismo etéreo que evocan en mis uñas las notas y la voz de una perfecta desconocida que esta noche besa cada centímetro de mi cara.
Mis pupilas se disuelven en los brazos cansados de una sombra sólida sentada a mi lado. La penumbra oculta su mirada de la mía, pero reconozco la tibieza de las palmas y esa ligera raspadura en la respiración. El cielo llora sobre todos nosotros, por nuestra propia causa. Levanta una mano y la coloca sobre mi frente, movimiento agresivo colmado de dulzura. Suspiro una dos cuatro veces, y con el aliento se van los cánceres que me pudrían el alma. El universo se me revuelve en la garganta y me golpea los párpados, tiemblo. La música huye de mis audífonos y ocupa el aire, puedo verla elevarse como el humo de mi primera bocanada de tabaco.
El pesar se me desliza hasta las rodillas, lentamente recupero una paz que no sentía desde el principio de la eternidad. A mi lado, la sombra recarga su cabeza sobre mi hombro y coloca uno de sus brazos alrededor de los míos. Me encadena a sus latidos y puedo sentir su sangre pulsando entre mis labios. No hay frío. Tampoco calor. Sólo una niebla plateada que me infla los pulmones.
Abro la boca y la música me llena la lengua con café tostado, esa voz aguarda el momento oportuno para abrazarme de nuevo. Se acerca, cautelosa, para no perturbar mi sueño. Siento las puntas de sus dedos rascándome la nuca, amorosas. Lejos escucho el rugido afable del trueno, sus luces blancas juegan y me invitan a bailar. No reúno fuerza para levantarme. Shh, shh. Calla, recuéstate y déjame arrullarte. Dimito. Me pierdo en el ciclón pacífico de mi sombra, me dejo caer con sus alas acariciando mi espalda.
Duermo... profundo. Un murmullo en la oscuridad. Los ojos brillan, trémulos, una vez más. Se terminó el dolor.
Mis pupilas se disuelven en los brazos cansados de una sombra sólida sentada a mi lado. La penumbra oculta su mirada de la mía, pero reconozco la tibieza de las palmas y esa ligera raspadura en la respiración. El cielo llora sobre todos nosotros, por nuestra propia causa. Levanta una mano y la coloca sobre mi frente, movimiento agresivo colmado de dulzura. Suspiro una dos cuatro veces, y con el aliento se van los cánceres que me pudrían el alma. El universo se me revuelve en la garganta y me golpea los párpados, tiemblo. La música huye de mis audífonos y ocupa el aire, puedo verla elevarse como el humo de mi primera bocanada de tabaco.
El pesar se me desliza hasta las rodillas, lentamente recupero una paz que no sentía desde el principio de la eternidad. A mi lado, la sombra recarga su cabeza sobre mi hombro y coloca uno de sus brazos alrededor de los míos. Me encadena a sus latidos y puedo sentir su sangre pulsando entre mis labios. No hay frío. Tampoco calor. Sólo una niebla plateada que me infla los pulmones.
Abro la boca y la música me llena la lengua con café tostado, esa voz aguarda el momento oportuno para abrazarme de nuevo. Se acerca, cautelosa, para no perturbar mi sueño. Siento las puntas de sus dedos rascándome la nuca, amorosas. Lejos escucho el rugido afable del trueno, sus luces blancas juegan y me invitan a bailar. No reúno fuerza para levantarme. Shh, shh. Calla, recuéstate y déjame arrullarte. Dimito. Me pierdo en el ciclón pacífico de mi sombra, me dejo caer con sus alas acariciando mi espalda.
Duermo... profundo. Un murmullo en la oscuridad. Los ojos brillan, trémulos, una vez más. Se terminó el dolor.
domingo, agosto 30, 2009
365
La vida sigue. Siempre. Nada detiene al mundo. Incluso la luz de las estrellas vive, siglos después de que éstas mueren. Mi prosa alumbra, letra por letra, el camino parchado de mi noche vieja. No hay lluvia, es que allá arriba alguien dejó una llave abierta. El agua se pierde, se escurre infinita entre las banquetas, entre los pies de los que se van y la cara de los que se quedan. No me persigue el sabor de un beso, ni la voz de una canción, ni el peso de una mano sobre mi espalda. La piel me pica, el cuello me raspa, la sangre me quema, toda yo acaba de rozar una estufa recién apagada. Las ollas vacías, cada cuchillo en su lugar, las servilletas dobladas como cada pluma rota de las alas que apenas comienzo a recuperar. Corrijo: de las alas que apenas recuerdo desdoblar.
(siempre hubo algo en tu caminar... algo en el sonreír... algo en ese nunca callar, tan desquiciante y tan libertad)
(siempre hubo algo en tu caminar... algo en el sonreír... algo en ese nunca callar, tan desquiciante y tan libertad)
miércoles, agosto 26, 2009
Instrucciones para leer Acróstico de Eternidad
Autora se deslinda de cualquier intento de poesía. Efectos secundarios recomendados: pesadez intelectual, náusea emocional, súbito e imperioso deseo de llamar al (o la) más reciente (o re-sienta) sujeto memorable invocado por las siguientes conjuras.
El descaro,
. el impulso:
. la lágrima -->
. el escudo
El quién
la única
el espejeo
la nieve
su olor
cada suceso
ninguna espera (nza)
tu vacío
toda alarma
. y
nunca [j] amás
Así, también y cuando se les ocurra. Porque al fin, nada termina de partir. Siempre se queda, el punto mínimo, la cocción, el zarpazo de ebullición. Acróstico de nunca, de nada, de cuántas veces tengo que decirte que no es lo que pensaba(s).
Y como con la herramienta básica, córtalo, destrózalo, arranca las letras, los versos, las medidas, los límites, los latidos. Rómpelo y vuelve a armarlo, como puedas, como DOS te dé a entender. Porque son necesariamente dos, o tres, o quince, depende ya de la capacidad de almacenaje de cada ventrícula: beat-beat-bat. ¿Cómo (te) late?
viernes, agosto 07, 2009
Y además me preocupa el bienestar de los grillos
Sí, ya sé que llevo una semana traumada con Doug Jones. I know. Pero ¿saben qué? me hace feliz. Es el tipo de sucesos que vistos en retrospectiva, te recuerdan que la vida de hecho es linda, y que no tienes tan mala suerte como podrías creer, y que existen ángeles en este mundo, aunque de repente se nos olviden... aunque Doug Jones es el tipo de persona que conoces durante 5 minutos y nunca olvidas. Particularmente si llevas una semana intentando deshacerte (es decir, meter en una caja en tu archivo interno) de la unwithering adoration y escribir un par de objetivos artículos sobre el simpático, amable, grato señor Jones y su conferencia en la ExpoComic 2009. Sí, evidentemente ya guardé la unwithering adoration.
En fin, el punto es... uno de mis preciosos ángeles parte para Suecia el sábado en la noche. ¿Qué haré sin mi adorada Romeo? Tendré que sobrevivir, evidentemente. Y en la misma semana me notifican mi no-beca para Madrid... ¿cómo se repone uno de eso? Especialmente si te tuvieron en ascuas durante meses, y luego organizaron una ceremonia intercampus virtual y toda la onda, para decirte a nivel Sistema que tienen que morir o dimitir 3 personas para que puedas pisar la UAM en Enero-Mayo 2011. Pero bueno, en esa post-depresión ayudaron los Testículos del Rey, y las muy ricas provisiones aportadas por Oni san y Rebeca.
Además, ¿por qué no? La memoria infalible de unas manos angelicales y una vocecita sumamente amable que me llamó "sweetie pie" y firmó mi cuaderno favorito. Claro que después descubrir que si le hubieras dicho "Soy Ethne, de los foros de DelToroFilms" hubiera tenido un abrazo especial para ti y algunas palabras extra pues estaba, de hecho, al pendiente de tu aparición en la convención gracias a la intervención de la lindísima Hellmistress (su webmaster)... por supuesto que necesitas ahogarte en una cubeta. Pero vuelves a la realidad con la vista del mencionado cuaderno y de la foto que tienes de wallpaper, además, claro, del recordatorio de que son las 2:23 am de casi una semana después y sigues sin entregar tu artículo para Trecho Web, que a ver si no me lo mandan al diantre por lenta.
Por otro lado, saber que alguien te ha guardado dos muffins recién horneados, y que mañana verás a tu mejor amigo (ése que estudia medicina y puedo ver cada mucho tiempo, gracias a los blessed horarios incompatibles del doctor y la periodista) y se tomarán un café tras meses de extraña separación... eso sólo puede hacerme feliz. Y también, por supuesto, recordar que hace casi una semana fue la graduación de otro buen amigo, en Interlomas, y bailaste bastante y te divertiste mucho, porque además ibas con tu hermana.
Bien, rant of the day is over. Hace bastante que no posteaba algo con fines no literarios. Nota mental: deberé hacerlo más seguido.
jueves, julio 30, 2009
Si la nota roja hablara...
¿Arrepentimiento? No, eso no sirve conmigo. ¿Compasión? Tampoco.
Cólera. Furia. Ira. Rabia. Enojo.
Duda...
perhaps.
Como el clin-clin-clín del agua en mi espalda. Frío: el pavimento es mi cama helada. Comezón en la punta de la nariz, no alcanzo. El alambre me corta la piel de las manos (Podría, sin embargo, rascarme el coxis, a la altura de donde se cruzan mis brazos). Un breve parpadeo. No soy yo, es el farol quebrado a un par de metros. YO ya nO parpadeO.
Pasitos. . . . . . _ . . . _ [si pudiera respirar, suspiraba] ¿ayuda? no. rata. Señora Rata. Con ratoncitos. Quién dijera... ayer pude ser una princesa. Ahora me miro a mí ya-no-yo-misma desde la otra esquina. Acurrucada entre chatarra. Bocabajobocabierta+maniatada+semivestida. Empapada. Clin-clín las gotas del canalete sobre mi espalda. Triste. Si pudiera, lloraba.
Pero ya no me salen las lágrimas.
lunes, julio 27, 2009
Reencuentro (esa inspiración madrugadora)
Camino entre rocas, casi flotando sobre alfombra azul. Se dispara una alarma, ¿fuego? No… las paredes tiemblan, una nube me atrapa mientras intento alcanzar el interruptor. Si lo toco las sirenas guardarán silencio. Y recuerdo tu voz en el viento, “no, nunca atiendas el canto de las sirenas”. Lucho contra las ramas, el bosque me ahoga, las rocas me cortan la piel, casi lo alcanzo. No puedo respirar. Un dedo, con una yema basta. Resbalo, me estrello contra el suelo y el corazón se me abre en mariposa, como camarón frito. Abro los ojos, la alarma no se calla. Huyo de las cobijas y levanto mi teléfono celular, la pantalla encendida, foquitos titilando, llamada entrante. Contesto.
“Hola, ¿cómo te encuentras?”
Quiero vomitar. Ésa sería una respuesta sincera.
“Bien, gracias ¿y tú?”
Miro el reloj, la hora de las brujas. Tu cara del otro lado del teléfono se me presenta opaca, no distingo los rasgos; pero tu miserable sinfonía me retumba en la espina como un escalofrío consciente. Conversamos. No sé qué dices, yo todo lo respondo en piloto automático. Quizá hubo un abrazo, saludos, tal vez sólo un adiós. Trivialidades. No siento el mundo, únicamente el tirón de la sábana enredada en mis pies y el contacto del auricular en el lado izquierdo de mi cara. Hacía por lo menos dos años que no te escuchaba. Podríamos encontrarnos en la calle sin reconocernos, a lo mejor coincidir en la fila del súper sin darnos cuenta. Pero el tono, la inflexión, el ritmo, incluso la estática… pasan los años y es una huella que no se olvida. Embona tu tempo con mi oído. No puedo respirar.
“Hasta pronto, cuídate mucho”
Se dispersan tus palabras antes de tocarme. Cuelgas. Perplejidad. ¿Sorpresa? Más bien desconcierto. Lo intento pero no me duermo. Me levanto y camino hacia la puerta. No, tú no. Todo vuelve despacio. Auto. Alcohol. Las tres de la mañana ya no son la hora de las brujas, son la hora del diablo. Asfalto. Nunca atiendas el canto de las sirenas. Tu voz deshojándose en la oscuridad. Dos años. Cruces. Flores blancas. Sirenas. Asfalto. Alcohol. Auto. Tu manejas. De pronto ya no. Alfombras azules. Sombras negras. Sangre. Tu sangre. La mía. Dos años. Sorpresa. Tú no. Intento despertar, no puedo. Las cobijas me atrapan, me sofocan. Una alarma, ¿fuego? Y cada sílaba en el viento, apretando, exprimiendo mi tráquea. No puedo respirar. Solamente percibo el sonido incesante de un rezo. Tu voz, tu voz en el viento.
“Hola, ¿cómo te encuentras?”
Quiero vomitar. Ésa sería una respuesta sincera.
“Bien, gracias ¿y tú?”
Miro el reloj, la hora de las brujas. Tu cara del otro lado del teléfono se me presenta opaca, no distingo los rasgos; pero tu miserable sinfonía me retumba en la espina como un escalofrío consciente. Conversamos. No sé qué dices, yo todo lo respondo en piloto automático. Quizá hubo un abrazo, saludos, tal vez sólo un adiós. Trivialidades. No siento el mundo, únicamente el tirón de la sábana enredada en mis pies y el contacto del auricular en el lado izquierdo de mi cara. Hacía por lo menos dos años que no te escuchaba. Podríamos encontrarnos en la calle sin reconocernos, a lo mejor coincidir en la fila del súper sin darnos cuenta. Pero el tono, la inflexión, el ritmo, incluso la estática… pasan los años y es una huella que no se olvida. Embona tu tempo con mi oído. No puedo respirar.
“Hasta pronto, cuídate mucho”
Se dispersan tus palabras antes de tocarme. Cuelgas. Perplejidad. ¿Sorpresa? Más bien desconcierto. Lo intento pero no me duermo. Me levanto y camino hacia la puerta. No, tú no. Todo vuelve despacio. Auto. Alcohol. Las tres de la mañana ya no son la hora de las brujas, son la hora del diablo. Asfalto. Nunca atiendas el canto de las sirenas. Tu voz deshojándose en la oscuridad. Dos años. Cruces. Flores blancas. Sirenas. Asfalto. Alcohol. Auto. Tu manejas. De pronto ya no. Alfombras azules. Sombras negras. Sangre. Tu sangre. La mía. Dos años. Sorpresa. Tú no. Intento despertar, no puedo. Las cobijas me atrapan, me sofocan. Una alarma, ¿fuego? Y cada sílaba en el viento, apretando, exprimiendo mi tráquea. No puedo respirar. Solamente percibo el sonido incesante de un rezo. Tu voz, tu voz en el viento.
miércoles, julio 22, 2009
amor 16
No me malentiendas
soy una persona distinta
de quien tú siempre creíste
podría vigilarnos detrás de la puerta.
5, 13, 20: gran diferencia,
tú tampoco dejaste de cambiar.
Está bien que abras la ventana
déjate llevar
cae, cae
cae
levántate y vuela
tus alas ya no dependen de alguien que no seas tú.
No de mí, al menos estoy segura.
Al diablo la espera:
entiende, no somos la misma persona.
Suelta el barandal, deja volar la cometa.
Play, stop, play. No más rewind.
Fast-freaking-forward.
Ahora, desde hace días y meses.
No me importa si no lo quisiste así
si no lo viste venir
o si necesitas una explicación.
No me llames cruel,
llámame realista.
Yo no estoy contigo y tú nunca estarás acá.
Mírame desde el otro lado del cristal,
encerrada en mi cajita,
la misma sonrisa de sesión fotográfica,
la ropa descolorida (si la vieras hoy),
el tuiteo congelado en el próximo clic
que no darás, porque ya abriste la caja
sacaste el disco
lo metiste en la computadora
y ahora esperas, buscas,
señalas.... play,
play interminable.
Play que te desviste y te llora
te acuerdas de mí, de todo,
de tanto negocio frustrado.
Cierra los ojos y sigue escuchando,
Dios, suena tan limpio.
Las segundas oportunidades nunca se sintieron tan bien.
soy una persona distinta
de quien tú siempre creíste
podría vigilarnos detrás de la puerta.
5, 13, 20: gran diferencia,
tú tampoco dejaste de cambiar.
Está bien que abras la ventana
déjate llevar
cae, cae
cae
levántate y vuela
tus alas ya no dependen de alguien que no seas tú.
No de mí, al menos estoy segura.
Al diablo la espera:
entiende, no somos la misma persona.
Suelta el barandal, deja volar la cometa.
Play, stop, play. No más rewind.
Fast-freaking-forward.
Ahora, desde hace días y meses.
No me importa si no lo quisiste así
si no lo viste venir
o si necesitas una explicación.
No me llames cruel,
llámame realista.
Yo no estoy contigo y tú nunca estarás acá.
Mírame desde el otro lado del cristal,
encerrada en mi cajita,
la misma sonrisa de sesión fotográfica,
la ropa descolorida (si la vieras hoy),
el tuiteo congelado en el próximo clic
que no darás, porque ya abriste la caja
sacaste el disco
lo metiste en la computadora
y ahora esperas, buscas,
señalas.... play,
play interminable.
Play que te desviste y te llora
te acuerdas de mí, de todo,
de tanto negocio frustrado.
Cierra los ojos y sigue escuchando,
Dios, suena tan limpio.
Las segundas oportunidades nunca se sintieron tan bien.
domingo, julio 12, 2009
La casa clausurada
La casa clausurada. La cocina vacía. Los cuartos invadidos por cajas. Un monte de muebles desechados adorna la banqueta. Sin testamento, sin nota suicida. Única señal: las llaves y el llavero pegados a mi puerta con cinta de aislar.
Despierto esta mañana, día común, salgo al pasillo de mi piso. Una cruz negra a la altura de mis ojos. Instante de pánico. Reconozco la trenza de cuero, ¿para qué me dejaste las llaves de tu casa? Pregunto al velador si te ha visto, sonríe: claro, me dio gusto que el joven viniera a visitarla. Gracias, ¿a qué hora? Hace como dos horas. Gracias.
Llego a la calle, recorro la banqueta y ahí está todo. Sillones rasgados, una mesa coja, el burocito de al lado de tu cama, revistas destripadas, vidriecitos de colores. Aspiro, doy algunos decididos pasos hacia la puerta cerrada. Los vecinos me observan, pretenden no mirar. Entro.
Falta casi todo en el piso de abajo. ¿Te lo habrás llevado? Subo. Donde hubo un estudio descansan cajas de libros, tienen etiquetas con mi nombre y dirección. Tu recámara; más cajas: discos, otros libros, un florero marchito. Todo lleva etiquetas y lazos con mi nombre y dirección. En la pared cuelga un cuadro de papel bond. Lo arranco, lo desdoblo...
¿A dónde has ido? ¿por qué me dejas estas cosas? Cargo todo hasta mi Chevy, un par de viajes al menos. Manejo sin soltar el cuadrito infame, la hojita pseudo-inocente. El velador me ayuda, vacío la cajuela y los asientos. Regreso a tu no-casa. Vuelvo a cargar. Muerdo la hojita con rabia, con tristeza, con duda.
Nadie pregunta, nadie sabe. Asumen cualquier posibilidad, olvidan pronto. Yo vivo mi vida, trabajo, como, voy al cine, de vez en cuando saco uno de tus libros, leo atenta o paso las páginas sin mirarlas. Uso de separador el cuadrito infame. Cuando no, lo hallo en la bolsa del pantalón o en mi cartera, siempre cerca, atento, acechante. A veces suspiro irritada, lo saco, lo desdoblo, lo leo: "Una sonrisa".
Entonces le reprocho furiosa: ¿Te parece?
sábado, julio 11, 2009
Leer como el metro
Página 5, página 10, página 43. Lee a una velocidad brutal, pero no pierde detalle. Página 87, página 122, página 201. Avanza con las estaciones de la línea 2 del metro: 3 minutos por capítulo. Uno lo mira y cree que apenas ojea el libro, uno cree que juega. Error.
Se trata de una relectura. Él no disfruta este particular encuentro entre prosa y miedo. La busca, frenético, en cada párrafo. En ocasiones se detiene; como si le apagaran la luz a mitad del túnel, frena. Regresa unas páginas, parpadea. Nada. Arranca de nuevo.
Llegamos a Chabacano, transbordo. Me siento en mi lugar al fondo del último vagón y ahí está de nuevo. Lee. Ágil, atento... ¿grácil? Para, voltea, me mira. Susto. Sigue leyendo. Página, página, página, línea, línea, letra. (Punto).
Me levanto, sujeto la barra, me impulso. UAM-I. Salgo del vagón, miro hacia atrás para una última vista del lector del metro. Encuentro sus ojos detrás de mi nuca: bajó conmigo. Señala su libro, página 312:
"Página 5, página 10, página 43. Leo a una velocidad brutal, pero no pierdo detalle. Página 87, página 122, página 201. Avanzo con las estaciones de la línea 2 del metro: 3 minutos por capítulo. Ella me mira y cree que apenas ojeo el libro, ella cree que juego. Error..."
Página 313:
"Ella no deja de observarme. Percibo el dictado mental en su pestañeo. Transbordo en Chabacano, me acomodo, escaneo: ella está de nuevo ahí. Avanza conmigo, pero sin mí. Sigo leyendo. El metro para, UAM-I. Ambos bajamos en la misma estación. No me ha sentido, la detengo. Señalo mi libro. Lo mira... comprende."
Lo miro... comprendo. Ya no necesita leer: tanto buscar en las líneas del metro, por fin nos hemos encontrado.
domingo, junio 21, 2009
Después de la tormenta
Se me perdieron dos historias en el sueño. Literal, dos noches seguidas, por mensa no anoté las placas y al amanecer había olvidado todo. Una vuelve, creo. Se llamaba De Tláhuac a Zaragoza. Un viejito arrastra un costal, recoge latas, botellas vacías, cartón. Así iba, más o menos. Ahora recuerdo.
La luz va y viene, me niega el placer, regresa para burlarse de mí. Ya no llueve, pero el rugido del refrigerador se chupa las migajas eléctricas que corren por la casa. El foco a media capacidad me mira agónico, luchón, con ganas de apagarse pero sabiéndose obligado a esperar. Yo no quiero bajar el switch.
Me quedo a oscuras. Un zumbido ronda la habitación, recorre el sistema nervioso del hogar. Suena a un millón de grillos llorando en la eternidad. Es mi señal. Me voy.
sábado, junio 13, 2009
Al despertar...
Mírame en ti
mírate mirarme así
lejana, discreta,
cuidadosamente entera.
Tu par de ojos contra los míos
chocan, se enfrentan
se gritan, calientan
pero no hay manera de pasar.
No hoy, al menos
(quizá tampoco mañana).
Tú no podrás leer mi mente
como no pudiste leer mi cama.
"I don't mind if you don't mind, 'cause I don't shine if you don't shine"
- Read my mind, The Killers.
sábado, junio 06, 2009
Elegía al Café Bretón (9jun08-8jun09)
Demasiado bueno
(irreal)
pero no,
error.
Trescientos sesenta y cuatro días con sus noches
miles de vasos del número diez
y del doce y del dieciséis.
Tapas transparentes, tapas altas
servilletas,
tazas.
Señora, un capuchino por favor
que sean cuatro
mejor uno descafeinado
y un latte.
Sin azúcar,
el primero... los otros
con suplemento.
Incólume
estoico
poético
literaturizado
se acaba...
como la leche en la cafetera
e
.....v
.........a
............p
...............o
............r
.........a
.....d
a
y nada,
un sueño por acá
esperanzas por allá
dinero
(lo menos importante)
fe
(lo más)
¿qué queda?
la promesa de un futuro
cada vez mejor
teóricamente
anagrama
porque en realidad
el sueño no se marcha
retóricamente
sólo se duerme,
descansa
no le hizo efecto la cafeína
mientras, ¿por dónde?
nadie sabe, así que
a buscarle
y quizá también
llorar un poco, desde un rincón
en la colonia,
desde el rincón del aroma
jueves, junio 04, 2009
Poción de amor #2449
Clic... tac...
se confunden el agua y el reloj
crack
se rompe el cuello
la sangre, el caldero, el fuego bajo
cuchara de madera
tres vueltas a la derecha
splash
segundo ingrediente
ajenjo, una dos, tres hojas
swish swish
revuelve revuelve
danza, gira, los pies ligeros
al compás del tiempo
grind grind
piedra y mortero
beleño seco
y oro negro
swish swish
revuelve
mezcla
bate
danza ligero
alrededor del caldero
manos suaves, murmullos
uno dos tres cuatro
Clic... tac
la lluvia
la risa del viento
flash
un trueno
cuchara de madera
fuego lento
sigue revolviendo
unas gotas más
sangre
otro poco de ajenjo
el humo rodea su cuerpo
las curvas, el aroma
piernas fuertes
brazos gráciles
suspira
murmura
recita
repite
las palabras viejas
canciones de su madre y de su abuela
crack
la puerta
tump tump
los pasos
la escalera
ella se detiene
escucha atenta
apaga la hornilla
ordena la mesa...
Se acerca,
lo abraza, lo besa:
Amor, estás empapado.
¿Te preparo una taza de té caliente?
martes, mayo 19, 2009
Stand by me (Oasis)
Qué extraño es escuchar esta canción y no pensar en ti. Primeros acordes, el rugido de la gente (en vivo), la voz, y despierta la primera memoria. Quizá tú ya no recuerdas. Mesas afuera de la cafetería, en el pasillo de los arcos, tú y yo. /Necesito decirte algo. ¿Qué? Me voy, ya pedí mi transferencia. ¿Por qué? Porque ya no puedo estar aquí./ Ya no podías, te cultivaste suficientes enemigos./ Entonces te vas... ¿a dónde te vas? No sé todavía, no sé... ya hice examen en un par de escuelas, creo que me aceptaron en una./ ¿Te diste cuenta? En ese instante mis muros se desmoronaron, mi planeta interior colapsó. Intentaste sonreír, te temblaban los ojos./ Pero ¿por qué? ¿es en serio? ¿te vas? Sí... eres la única que lo sabe, no quiero decirle a nadie más, de todas formas no creo que les importe. Pero a mí sí./ Una persona nunca es suficiente. Una yo no bastaba para quedarte. En realidad nunca entendiste qué hacías acá, por qué no te fuiste desde el inicio. Dos años, cuatro semestres, muchas fiestas, cerveza, billar, cine, tanta música. Necesitabas irte. Tres años tarde empiezo a comprender, pero ya no sirve. /No llores, por favor no llores. ¿Por qué no? Es que me duele verte llorar. No importa, ya te vas. No seas cruel. Me estás dejando sola, SOLA. No es cierto, te quedas con ellas. Sabes que no. Quiero creer que sí./ Teníamos meses sin hablar, tal vez porque no querías despedirte. Yo no sabía, creí de nuevo que te había perdido. Como tantas noches de llamadas llorosas, asustada, esperando cualquier respuesta tuya, un hola, un lo que sea para asegurarme de que estabas ahí, del otro lado de la línea, en cualquier lado pero conmigo. Ya no. /Perdóname, voy a extrañarte. No me extrañes, sólo termina de irte./ Quién sabe si pasó así, no me acuerdo bien. Sé lo básico, eso lo siento todavía, cada vez que empieza esta canción, los primeros acordes, los gritos de la multitud, la voz. Eras tú y era yo y estábamos sentados de frente, en la escuela, en verano. Tú no sabías cómo decirme adiós y yo no quería despedirte. Todo el tiempo, en el fondo, las bocinas de la escuela fulminando tu mirada con una versión de estudio de Stand By Me; profética, adecuada, perfecta. Es cierto, me hiciste falta durante mucho tiempo, a veces todavía me haces falta durante uno o dos minutos o durante los trescientos cincuenta segundos que dura Stand By Me. Qué raro escuchar esta canción y no pensar en ti, como hoy, que a pesar de la imagen de tu silueta recortada contra un atardecer y un balcón, inicia la canción y quién sabe si tú te acordarás de mí.
domingo, mayo 17, 2009
A Bene-de ti (sic)
Al bueno
sabio
hermoso
abuelo de todos
los poetas
las palabras
los niños que nunca sabrán
el dolor
del llorar: lloremos
porque en la misma mañana
mediodía
en que una pareja se conoció
en que una madre dio luz
a un paquetito de vida
y ese alguiencito gritó
en el mismo segundo cuando
en algún lugar
una anciana moría
y un perro almorzaba
los restos del desayuno
donde una adolescente
le anunció cualquier fuerte noticia
a su familia
que más tarde escucharía
sabe dios dónde
y quién sabe por qué
la triste
terrible
devastadora
repudiada
afirmación
Benedetti se fue...
se nos acabó de morir
el viejito adorable
el tiernísimo poeta
escritor
y ejemplo.
(y hago evidente la incapacidad de poetizar hoy, esta noche, tras los sucesos del día...)
martes, mayo 12, 2009
Red apple, red riding hood, red ribbons on her hair
"Why?" spindle in hand, she asked herself the eternal question: Why?
She had waited too long, he was late. As late as her fairy godmother with the perky wand and the lilac robe. As late as the spell that could have spared the whole kingdom of the princess-shaped burdain, sleeping neverendingly inside the tallest tower.
But she had been fast, and early. As fast as the slumber she fell in the first time she came in contact with that same spindle. As early as the witch's chant, echoing in the dark corners of her frail and shivering memory.
"Why?" his quivering fingers holding unsteadily to the rims of the silky gown. One, two, three drops crimson as her aging lips, the blood of the young prince drawing circles on the floor. "I had come to save you..."
"But you were late... " a single tear down her wrinkled cheek, his last gasp, her grip loosening around the spindle, one final heartbeat.
miércoles, mayo 06, 2009
De-generación
ANTES: Corazón, te amo. No sabes cuánto te extraño. Mi vida es un martirio sin tu presencia a mi lado.
DESPUÉS: Extraño mi corazón. Tu presencia es un martirio. No sabes cuánto.
*
ANTES: Daré todo por realizar nuestro sueño. Ya verás, amada mía, dejaremos atrás el dolor.
DESPUÉS: ¿Amada? Me viste dejar mis sueños... te doy todo mi dolor.
*
ANTES: Nunca nadie matará nuestro amor. Eres la dicha de mi existencia. Siempre estaremos juntos.
DESPUÉS: Nunca serás la dicha de nadie. Mátate, amor.
sábado, mayo 02, 2009
20 años de Karla Marisol Ramírez Tejeda
(A media epidemia, sin medio de transporte y en quiebra, sólo tengo palabras para felicitarte hoy.)
20 razones para felicitar a Karla en su cumpleaños:
1. Es una niña adorable en absolutamente todos los sentidos posibles.
2. No sólo me soporta, además se divierte soportándome.
3. Se batió en duelo por mí (a estas alturas de la vida, ¿quién se bate en duelo por alguien?)
4. Tiene los pies en la tierra, aunque parezca bajada de una nube.
5. Siempre tiene una palabra dulce en los labios.
6. Sus abrazos son mágicos.
7. La mirada desprendida por su par de ojos tiene la potencia de mil soles.
8. Cada vez que me rompen el corazón, ella se encarga de recoger los pedazos y volver a pegarlos.
9. Le gusta bailar y bailando la conocí.
10. Su sonrisa me hace feliz.
11. Es una persona sencilla, amable, lista y confiable.
12. No juzga, aunque el mundo te señale.
13. Es la niña más hermosa del mundo.
14. Es linda hasta cuando se asusta.
15. Cree en el amor verdadero, en la lealtad, la nobleza, la verdad y la justicia.
16. Le encantan las flores, más regalarlas que recibirlas. Pero cuando las recibe se le ilumina la cara y entonces sabes que si todos los días el mundo le regalase una, tanta alegría seguro nos traería paz mundial.
17. No le teme a la cocina, ni a jugar a preparar comida, ni a comerse el resultado de nuestros experimentos.
18. Me cuida con una devoción tan sincera que me siento mal por no poder corresponderla.
19. Cuando es feliz, nada le da pena. Es auténtica.
20. Me ha permitido formar parte de su vida estos últimos casi 4 años.
Si pudiera, bajaría mil estrellas para alumbrar tu recámara, para tu cabello una luna llena.... ¿y el sol? Ése ya vive en tu espejo.
Y sí, ya sé que cuán cursi es esto. Pero no me importa, porque es apenas un breve esbozo de la vida y esencia de un personaje maravilloso.
Feliz cumpleaños, hermosa.
(You already knew how much I truly love you)
PD: Si para esta hermosa dama no hubiere príncipe azul, entonces el resto, que no nos lo merecemos tanto, estamos condenadas.
domingo, abril 26, 2009
Suspiria
la la la
una aguja en un pajar
ya te tocaba
no podía esperar
porque la lluvia del paraíso
y las tormentas
auguraban felicidad
la la la
uno dos tres cuatro
¿quién creyó que duraríamos tanto?
yo no
ni tú
porque en estas cuestiones
sabiendo lo peor tantito
no teníamos razones para volver
nunca hubo
y sin embargo
nos lanzamos al vacío
qué triste saber
que cuando Sabina opina me muero
porque lo escucho
atiendo
obedezco
y ¿para qué?
si en
cuatro tres dos uno
con un chasquido
la eutanasia
las balas
el cianuro
cloruro de potasio
todo
en una llamada
se acaban
los brazos
las pupilas
el rascar de espaldas
pero no las ganas de llorar
viernes, abril 24, 2009
1a entrada para el concurso de cuento desde el exilio Cuarentena: Malas influenzas, del Colectivo poético-experimental-etc Los Testículos del Rey
Maldición. ¿De dónde saco ahorita un rifle? Tomo otro trago de cerveza... el único líquido bebible a la mano. La televisión encendida, actualizo tuiteos, reviso blogs, leo noticias. Los celulares cerca, sentada junto al teléfono, mi lap no me suelta. ¿Será que todos vamos a morir?
No.
Todos no.
Me levanto despacio, escuchando el ambiente. Anoche (más madrugadadehoy que nochedeayer) temía la oscuridad. Por un momento me creí eso del ataque zombie. Qué tontería.
Reviso la hora en todos mis relojes 2:46, 2:48, 2:43, 2:46, no alcanzo el otro celular. Espero la conferencia de prensa sobre la fiebre porcina. Otro trago de cerveza. Barrilito, olvidada al fondo del refrigerador desde hace un par de semanas. Teléfono de casa, mi mamá, mi hermano anda hipocondríaco e histérico. Le digo a mi mamá que se regrese a la casa.
Las noticias empiezan. Conferencia de prensa de Córdova desde los Pinos. Lo más feo de estos casos, cuando estás acompañado, es empezar a reconocer los síntomas en quien esté sentado al lado tuyo, o que ellos comiencen a reconocer los síntomas en ti.
Creo que también la llaman "histeria colectiva".
Buen día para vender enlatados, chalecos antibalas, armas de fuego, cubrebocas, rosarios, misales, muchos dvd's y muchos libros. Mal viernes para bares, cafés, antros, conciertos, fútbol. Ya empezó a opinar el mundo sobre la influenza en México...
Se me terminó la cerveza... Fer vendrá e iremos por más. Tenemos miedo de entrar a la Bodega Aurrerá... llevaremos cubrebocas por todos lados.
Fin de la primera parte...
miércoles, abril 08, 2009
Si no es ahora, será mañana
Qué noche. Qué digo... qué día. Se nos acaban las horas.
Nadie sabe en realidad cómo suceden las cosas. Una tarde estás bien, al rato desapareces, cuando regresas ya todo cambió. Un parpadeo, un breve cliché, un figmento de minuto, un montón de segundos del tamaño de una ola. El mar te arrastra en la arena. La noche sigue siendo una rima sin verso. Tu esperanza es la mirada de una gata en celo, pero la primavera no cambia: pronto llegará la temporada de caza. La próxima vez un rifle nuevo, presa de novedosos miedos, pero igual se pudrirán tus pestañas.
El planeta gira, no se detiene si caes. Te levantas cuarenta veces y cuarenta más te arrastras en una marisma de mugre, ocio e intertextualidad. No entiendes tampoco. Lees mis palabras sin dejarlas penetrar tu sistema nervioso, bloqueas las entradas con lágrimas espesas de mercurio roto. ¿Cuál es el punto? Sangro cada risa leyendo el mismo poema sin final. Y sin embargo nada es igual, cada letra es sí misma pero es otra porque significa algo para alguien que ya no soy yo ni eres tú ni es nosotros ni será de nuevo quien hoy se llama como ayer ya no era su nombre.
Ciao. Cuatro letras, algunos trazos sobre la funda de polvo que cubre asfixiante nuestro hace un año o dos o ya volví a perder la cuenta de los meses, de las supernovas perdidas en cada ojo tuyo, de los suspiros en tus espinas y la miel envenenada de tus pétalos. El olvido se aferra a las espadas, a las flores de papel destiñéndose oxidadas por los repuestos de corazón que cada día una fuerza ajena a nosotras prepara. Busco en mis yemas tu aliento, en mis labios tu voz, arranco de las paredes la cal con que esa noche te pinté una cruz. Grito al jardín de las delicias con mi alma entre las piernas y la fe hasta las rodillas. Devuélvanme la oportunidad perdida, devuélvanme el rosal entero que quiero ahogarme entre sus ramas.
Si no fueras tú y no fuera yo, si las tablas de la ley y los siete pecados y el arca de la alianza y el santo sudario y los mártires y los santos no se opusieran a tu canto de cánticos, si el pulso de mi sistema no respondiese a todos mis sueños destronados. Si tú, corona de mis verdades, plegaria de entre osarios y cristales, no emanaras el centro de mis constelaciones, esta noche yo absorbería tus temores.
martes, marzo 31, 2009
Por encargo...
Tejedora de ilusión recibe recado,
lee sin conocer la letra
pero sí el sabor a llanto
Tejedora teje en su telar
hilvana ideas hilvana arcadas
no sabe instrucciones
ni sueños
ni deseos
ni nada
pero igual responde al remitente
con una bufanda plateada
de encaje de luna
y sonrisa de escarcha
Destinatario ausente
distante
no conoce sus labios
ni su frente
ni el cuello
ni las manos que tejen nieve
desde allá lejos
en tierras de otros tiempos
Tejedora no canta
ríe, avanza
espera...
no hay almas descubiertas
no hay secretos de estado
ni lágrimas ni cantos
hay miles de kilómetros en binario
y de lectura sólo eso...
un clic, un teclazo.
domingo, marzo 29, 2009
"eres sangre tibia y yo me siento vivo..."
Leo palabras ajenas. Pensamientos bordados sobre la piel tierna de un amor por las manos desveladas de un amante. Participo de esta cópula entre letra y viento, entre suspiros, caricias y tiempo, pero no soy parte de ella. Observo a distancia, un poco clandestina, un poco temerosa de ser descubierta. Tornaluna me llama y no quiero regresar. Tornaluna, me enamora. Tornaluna ríe y Tornaluna llora. Acerco una mano a la puerta, la madera late y respira. El mundo no se calla nunca, no se detiene ante encuentros ni desazones ni correo aéreo ni batería agotada en un satélite sin canciones. Música de fondo, sonrisas, Nietzsche cierra el desfile. El arquitecto de esta licencia poética dispara, los postes se desvanecen, el blanco se ensancha, no hay portero, no hay escudo, se acerca la bala, la saeta delirante, la flecha, el balón. Gol. Los vitrales se desgajan con su memoria, llueven rosas. Jacarandas que lagrimean una fracción de estrella, bajo un puente, bajo la luz distante de las madrugadas de mayo. Dos palabras, cinco letras, siempre jugando a los significados con significantes, con semiosis pura, con dos años a cuestas. Y mil sesenta días después, sin saber cuántos cinceles, cuántas manos, cuánto tabaco hendido para que este mármol se pula... porque no se acaba. Noventa y un mil quinientos ochenta y cuatro segundos más tarde, la noche no ha atenuado este amor opaco y dulce, tintado de sabia locura.
Tornaluna sagrada, colegiada. Tornaluna descansa sobre papel arrugado, quemado, olvidado. Tornaluna siente cada tecla del piano enmascarado. Tornaluna danza como un lobo solitario. Tornaluna, princesa de nosotros los mendigos, diosa inequívoca de su frente y sus palabras, bendice a ciegas nuestra calma...
[Un florero y una corona de rosas con espinas, espinas bañadas en la sangre de estos brazos que le sostendrían en todo momento y en todo lugar, si la vida fuera lo que cada persona, jugando a ser Dios, quisiera]
Pour vous, mon chér ami et complice
jueves, marzo 26, 2009
and the shadow of the day will embrace the world in gray...
and the sun will set for you...
Anoche se fue la luz en la Unidad CTM VII Culhuacán, de 9pm a 2am. Me quedé sin Internet y sin televisión, sin radio... únicamente me quedaron el celular y el teléfono de la casa para comunicarme con el exterior. A las 9:13 sonó el primero, era mi amiga María, estudiante de RI en el Campus Ciudad de México. Su voz me asustó "Mataron a uno de nuestros profesores". Me pasaron por la mente todos los rostros posibles, "¿a quién?". Kande Mutsaku. En realidad, ninguna de las dos tomó clase con él. En realidad, no era nuestro profesor. Pero se me hizo un nudo en la garganta.
No recuerdo cuándo vi por última vez a Kande, sólo que me dijo "Hola, ¿cómo estás?" y sonrió con esa sonrisa fabulosa de amable vitalidad. Tampoco recuerdo la primera vez que lo vi, sólo la fuerte impresión que me dejaron los colores de su vestimenta. Él era colores brillantes. Nunca dejaba de moverse y en la mirada tenía siempre algún pensamiento profundo... al menos eso me hacía sentir.
En quinto semestre de prepa me enteré de la nueva Licenciatura en Humanidades y Ciencias Sociales, él sería el director. Claudia y yo fuimos a verlo en alguna ocasión para preguntarle por las materias o por cualquier otra duda, no recuerdo. El día de la presentación de la carrera en Salón de Congresos se sentó un rato a platicar con nosotras. Preguntó si éramos felices, Claudia y yo nos miramos sin saber qué responder. Supusimos que sí. Él empezó a reír y dijo que no, que él no era feliz. Ya no recuerdo por qué, pero recuerdo que hasta enojado hacía chistes. No sé por qué me resulta tan difícil rememorar eso justo ahora. Me agradaban su risa y su voz, su porte, tener una vaga idea de su mente gigantesca. El día del desayuno de graduación volvimos a encontrarlo, era cumpleaños de Claudia. "¿Podemos tomarnos una foto con usted?" De nuevo la sonrisa, "Claro". Sale él en medio con una de nosotras a cada lado. Le prometimos llevarle una copia de esa fotografía, pero nunca lo hicimos. No recuerdo por qué.
Se tomó un sabático y a la dirección de LHCS subió Lourdes Epstein, una profesora a quien admiro y estimo.
Ayer por la tarde mataron a Kande Mutsaku. Le dispararon mientras viajaba en un microbús, en plena Ciudad de México, en pleno Tlalpan. Su acompañante permanece grave. Pero Kande no sobrevivió. Le han robado al mundo una mente brillante, un investigador, un padre, un esposo, un profesor, una persona que con sólo mirarla te alegraba el día. Un congoleño que salió de su país y buscó cobijo en el nuestro, un hombre que estudiaba al hombre para entenderlo y tratar de ayudarlo.
¿Por qué? ¿Cuántos más? ¿Cuándo? Quisiera tener una respuesta para esto...
Lamento la muerte de Kande Mutsaku Kamilamba.
Anoche se fue la luz en la Unidad CTM VII Culhuacán, de 9pm a 2am. Me quedé sin Internet y sin televisión, sin radio... únicamente me quedaron el celular y el teléfono de la casa para comunicarme con el exterior. A las 9:13 sonó el primero, era mi amiga María, estudiante de RI en el Campus Ciudad de México. Su voz me asustó "Mataron a uno de nuestros profesores". Me pasaron por la mente todos los rostros posibles, "¿a quién?". Kande Mutsaku. En realidad, ninguna de las dos tomó clase con él. En realidad, no era nuestro profesor. Pero se me hizo un nudo en la garganta.
No recuerdo cuándo vi por última vez a Kande, sólo que me dijo "Hola, ¿cómo estás?" y sonrió con esa sonrisa fabulosa de amable vitalidad. Tampoco recuerdo la primera vez que lo vi, sólo la fuerte impresión que me dejaron los colores de su vestimenta. Él era colores brillantes. Nunca dejaba de moverse y en la mirada tenía siempre algún pensamiento profundo... al menos eso me hacía sentir.
En quinto semestre de prepa me enteré de la nueva Licenciatura en Humanidades y Ciencias Sociales, él sería el director. Claudia y yo fuimos a verlo en alguna ocasión para preguntarle por las materias o por cualquier otra duda, no recuerdo. El día de la presentación de la carrera en Salón de Congresos se sentó un rato a platicar con nosotras. Preguntó si éramos felices, Claudia y yo nos miramos sin saber qué responder. Supusimos que sí. Él empezó a reír y dijo que no, que él no era feliz. Ya no recuerdo por qué, pero recuerdo que hasta enojado hacía chistes. No sé por qué me resulta tan difícil rememorar eso justo ahora. Me agradaban su risa y su voz, su porte, tener una vaga idea de su mente gigantesca. El día del desayuno de graduación volvimos a encontrarlo, era cumpleaños de Claudia. "¿Podemos tomarnos una foto con usted?" De nuevo la sonrisa, "Claro". Sale él en medio con una de nosotras a cada lado. Le prometimos llevarle una copia de esa fotografía, pero nunca lo hicimos. No recuerdo por qué.
Se tomó un sabático y a la dirección de LHCS subió Lourdes Epstein, una profesora a quien admiro y estimo.
Ayer por la tarde mataron a Kande Mutsaku. Le dispararon mientras viajaba en un microbús, en plena Ciudad de México, en pleno Tlalpan. Su acompañante permanece grave. Pero Kande no sobrevivió. Le han robado al mundo una mente brillante, un investigador, un padre, un esposo, un profesor, una persona que con sólo mirarla te alegraba el día. Un congoleño que salió de su país y buscó cobijo en el nuestro, un hombre que estudiaba al hombre para entenderlo y tratar de ayudarlo.
¿Por qué? ¿Cuántos más? ¿Cuándo? Quisiera tener una respuesta para esto...
Lamento la muerte de Kande Mutsaku Kamilamba.
martes, marzo 24, 2009
Martes temprano
Debería leer mi tarea de EVAP. Pero no lo hago, no porque me de igual ni porque tenga mejores cosas en las cuales ocupar mi tiempo. Simplemente prefiero dedicarme a todo menos a eso. Me impresiona mi facilidad de sitracción. Dis-tracción... salirse del trayecto... wow, revelación. Leo blog de My Chem, ¿por qué? porque me divierten, me entretienen, me caen bien, me hacen reír, me recuerdan por qué estoy en lo que estoy y para qué (es una de esas cosas que tienen sentido en mi cabeza). Escucho música, mis audífonos (a pesar de la intermitencia del izquierdo, fiel héroe de batalla) me aislan de un mundo que no me desagrada del todo. Hace rato me encontré a Genaro, es parte de ese trozo de humanidad con la que no odio encontrarme. Una melodía me rodea, es mi burbuja opalescente, sólida, mi campo de energía, protector de mi chi, representación de la Fuerza, vínculo con mi propia psique... o una forma más de auto-alienación. En el escritorio permanecen abiertos mi actividad 6 de EVAP, mi reporte de conferencia para Vashe, las dos lecturas para EVAP. Debo imprimir y no tengo crédito, debo meterle dinero a Global print... vuelvo. Ahí se fueron 15 pesos. Me duele el codo.
Ya redacté nota para Esfera, una nada más. Creo que sí tenía tiempo para más, leve destello de culpabilidad. Espero no olvidar recoger mis impresiones, ya me ha pasado. Otra canción, mis crushes terminan por acercarme a música interesante. Uy, Cancer, My Chem. Qué canción más triste. Me repatea gastar hojas, pero igual después me sirven para algo. Tengo clase... no quiero, flojera, sueño, faltadecafeína. Necesito escribir algo decente for a change. Me voy...
Nota para sobrevivir al día #3:
Nunca duermas en el trayecto de tu casa a la escuela, no dormites, no dejes que el sueño vuelva a apoderarse de ti... después erradicarlo es casi una lucha contra la polio, el cáncer y las ganas de golpear tu cabeza contra un muro.
(Y si de plano no pudiste evitarlo, léete un blog gracioso, revisa las noticias de tu algo favorito, escucha tres o cuatro canciones para despertar).
Ya redacté nota para Esfera, una nada más. Creo que sí tenía tiempo para más, leve destello de culpabilidad. Espero no olvidar recoger mis impresiones, ya me ha pasado. Otra canción, mis crushes terminan por acercarme a música interesante. Uy, Cancer, My Chem. Qué canción más triste. Me repatea gastar hojas, pero igual después me sirven para algo. Tengo clase... no quiero, flojera, sueño, faltadecafeína. Necesito escribir algo decente for a change. Me voy...
Nota para sobrevivir al día #3:
Nunca duermas en el trayecto de tu casa a la escuela, no dormites, no dejes que el sueño vuelva a apoderarse de ti... después erradicarlo es casi una lucha contra la polio, el cáncer y las ganas de golpear tu cabeza contra un muro.
(Y si de plano no pudiste evitarlo, léete un blog gracioso, revisa las noticias de tu algo favorito, escucha tres o cuatro canciones para despertar).
domingo, marzo 22, 2009
Pequeñas notas para sobrevivir #2
¿Quieres sobrevivir en casa al fin de semana después de exámenes parciales?
[o en general, a cualquier fin de semana de tu periodo universitario]
Evita enfrentarte en la misma semana con los siguientes textos o combinaciones de los mismos:
- Teatro del absurdo
- Watchmen
- Sartre
- Simone de Beauvoir
- existencialismo en general
- F. Nietzsche
evita también a los siguientes músicos:
- Bob Dylan
- Incubus
- ABBA
- la banda sonora de Watchmen (la parte no compuesta por Tyler Bates)
- Rock ochentero
- Joaquín Sabina
- Algunas de Serrat (Lucía, por ejemplo)
- la mitad de la discografía de The Smiths (nunca es fácil decidir cuál mitad)
procura no acercarte a películas que:
- contengan cualquier tipo de romance imposible
- presenten romances instantáneos
- cuenten la historia de alguna(s) familia(s) disfuncional(es)
- traten sobre la guerra, especialmente si la trama involucra alguno de los puntos anteriores
y finalmente, asegúrate de tener cerca un litro de helado, un par de paletas de caramelo, algunas servilletas, el control remoto de la televisión...
Ahora que, si puedes mejor no quedarte en casa, evítalo.
Sal.
Corre.
Despéjate.
Pero por favor
no
te
quedes
encerrado
en
ti
mismo...
o en la memoria absurda de cosas
que nunca
jamás
ocurrieron
ni sucederán.
martes, marzo 17, 2009
Léase escuchando Inmortal, de A las 5 en el Astoria, de La Oreja de Van Gogh.
Las rimas de Bécquer
las canciones de Sabina (Joaquín y Santa)
los remedios para la almohada
la baraja desgajada en suspiros
mordidas de tempestad
lunas enjauladas en cualquier par de pestañas
necedades de pirata viejo
necesidad de olvido recurrente
teclas sin clic ni clac
paredes que ya no saben hablar
mesas sin silla para agonizar
bichos en el cristal
lluvia de puntitos morados, violetas
alfombra de sangre pintada de espera
Nada, todo y siempre para que nunca
pero jamás
de verdad
es en serio, te lo prometo
no me mientas
sí te siento
Yo te entiendo
no sé cómo pero sí sabemos cuándo
¿y los sueños?
pura vida sin las partes aburridas
eso es Hitchcock
y el destino
¿qué destino?
éste, el de estar seguros que todo termina
para mirar a las estrellas desde una nube aburrida
¿y absurda?
como cada palabra que sale de tu boca
Ventanas empañadas
rosas marchitas en un florero vacío
diamantes y pulseras
ni besos ni abrazos
tampoco un cuídate y descansa
sólo ese parpadeo ambiguo
para adivinar si uno es suerte o muerte
o dos son cruza la calle despacio
(a ver si te atropella un tren)
o veinticinco y un beso,
quizá eran veinticuatro
tal vez sólo le gusta cerrar los ojos
no te diste cuenta de que se le metía la lluvia tras los lentes
deja, deja, quiero soñar que me quiere
pero no lo inventes
una estocada, dos, cuatro millones
Pi estocadas elevadas a la cincuenta-
mil letras de un discurso
muy bien preparado, le creímos todito.
Si siempre supimos el final,
¿cómo nos atrevimos a empezar?
porque era un reto
no, porque no sabemos olvidar
ni dejar ir
ni a lo Monique, nos damos cuenta de que el tiempo pasa
porque se va, corre,
bien Casablanca y muñeca rota,
mujer, pero también persona
No... sólo cambia
porque la materia no se crea ni se destruye
pero esto no es cosa, es sentimiento y se evapora
si se evapora es agua y una vez más:
todo cambia
evoluciona
involuciona
si se muere vuelve a la tierra y crece
Con la primera descarga se enciende...
y
nunca
más
desaparece.....
las canciones de Sabina (Joaquín y Santa)
los remedios para la almohada
la baraja desgajada en suspiros
mordidas de tempestad
lunas enjauladas en cualquier par de pestañas
necedades de pirata viejo
necesidad de olvido recurrente
teclas sin clic ni clac
paredes que ya no saben hablar
mesas sin silla para agonizar
bichos en el cristal
lluvia de puntitos morados, violetas
alfombra de sangre pintada de espera
Nada, todo y siempre para que nunca
pero jamás
de verdad
es en serio, te lo prometo
no me mientas
sí te siento
Yo te entiendo
no sé cómo pero sí sabemos cuándo
¿y los sueños?
pura vida sin las partes aburridas
eso es Hitchcock
y el destino
¿qué destino?
éste, el de estar seguros que todo termina
para mirar a las estrellas desde una nube aburrida
¿y absurda?
como cada palabra que sale de tu boca
Ventanas empañadas
rosas marchitas en un florero vacío
diamantes y pulseras
ni besos ni abrazos
tampoco un cuídate y descansa
sólo ese parpadeo ambiguo
para adivinar si uno es suerte o muerte
o dos son cruza la calle despacio
(a ver si te atropella un tren)
o veinticinco y un beso,
quizá eran veinticuatro
tal vez sólo le gusta cerrar los ojos
no te diste cuenta de que se le metía la lluvia tras los lentes
deja, deja, quiero soñar que me quiere
pero no lo inventes
una estocada, dos, cuatro millones
Pi estocadas elevadas a la cincuenta-
mil letras de un discurso
muy bien preparado, le creímos todito.
Si siempre supimos el final,
¿cómo nos atrevimos a empezar?
porque era un reto
no, porque no sabemos olvidar
ni dejar ir
ni a lo Monique, nos damos cuenta de que el tiempo pasa
porque se va, corre,
bien Casablanca y muñeca rota,
mujer, pero también persona
No... sólo cambia
porque la materia no se crea ni se destruye
pero esto no es cosa, es sentimiento y se evapora
si se evapora es agua y una vez más:
todo cambia
evoluciona
involuciona
si se muere vuelve a la tierra y crece
Con la primera descarga se enciende...
y
nunca
más
desaparece.....
lunes, marzo 16, 2009
notas para sobrevivir a diario
Nunca hagas de tu canción favorita la alarma ni el tono de tu celular. Aprendes a odiarla, a temerle, a despreciar cada nota y cada palabra. No es un simple 'ring' ni 'bip-bip' para lanzar a un lado de la cama. Es la representación de aquello que más amas en colisión con aquello que más odias.
martes, marzo 10, 2009
Ilusiones
Si pudiese ordenar un perfecto amor personalizado me quedaría en primer lugar con el duelo de espadas y la rosa cada catorce de febrero. Le sumaría la compatibilidad cinéfila y no podría faltar la megalomelomanía. Un par de enormes botas negras, paciencia y una voz de cafeína para la madrugada. También la sonrisa que ilumina días, las ganas de bailar en la fila del supermercado, la no-vergüenza de caminar por la vida en cosplay. Sería poeta y mago, apreciaría el arte, la lectura y a Remedios Varo. Lo pediría misántropo, no por egoísta, sino porque los misántropos que conozco entienden mejor al ser humano, por eso lo evitan. Simpático, de risa fácil y grandes ojos color caoba, de los que te abrazan con una mirada. Sería fanático de los chocolates, del agua de jamaica y de los helados (sería capaz de curarlo todo con un helado). No se quejaría de la cultura popular ni la separaría tipo Escuela de Frankfurt... sabría qué es la Escuela de Frankfurt. Disfrutaría ir a conciertos, a festivales, o a caminar por un parque. Me abrazaría en público y me besaría sin pedir permiso. Subiría al máximo el volumen de la radio y cantaría conmigo y para mí cualquier cantidad de canciones. Leería lo que escribo con un ojo crítico pero no como si lo leyera sólo por compromiso. Y si ese algo escrito fuera para él, no se limitaría a corregirlo, sabría acariciarlo. Tendría sus obsesiones y manías, incluidos los libros de ciencia ficción y fantasía... y el maquillaje para efectos especiales. Podría ser alto o de mi estatura, con cara de niño perpetuo y gestos de desvelado con energía de recién levantado. No se burlaría de mí (o se burlaría sólo lo necesario) y quizá se reiría de mis chistes de vez en cuando. Le encantarían los comerciales en la pantalla de cine, no se quejaría de la existencia de mi tornamesa y se emocionaría al comprar un dvd edición especial más por los documentales extra que por las escenas nuevas... alguien así, yo podría quedarme para siempre con alguien así. Nos enamoraríamos con la ráfaga de una metralla, con el ardor de un poema de Bécquer, con la pasión de Sabina con una pizca de Serrat.
Qué bonito es soñar despierta... pero qué triste es esperar.
domingo, marzo 08, 2009
Punto blanco sobre fondo blanco
Me perturba tu existencia. No hay más. Fly me to the moon.
Caigo con cada respiración que lanzas al vacío. Y tu risa... me deshago en la esquina de tu boca cuando sonríes de lado. No soporto mirarte con estos ojos de yo entiendo claro por qué habría de pensar otra cosa. A diferencia de todo lo que había encontrado hasta ahora, no eres una hoja en blanco. Eres una enciclopedia entera con cara de ángel destrozado. Let me see what spring is like on Jupiter and Mars.
No necesitas que te adorne con palabras, pero ¿cómo te introduzco al mundo sin expresarme así? Tu canción impregna cada aroma. Tus relatos saben a jardín de acacias. Incluso tus gestos me rebasan. No aguanto estar al corriente de tu presencia eterna, constante, irremediable. Fill my heart with song and let me sing forevermore.
Me dueles. Me cosquillea el cerebro cuando sueñas. Y se me revienta el corazón cuando soñamos juntos. Mi sistema inmunológico no es capaz de resistir tanta presión. Se me desangran las ideas con la pura hiel de saber que la vida es todo y que cruzando el umbral no queda nada. You are all I long for, all I worship and adore.
¿O quedas tú? ¿Para dónde se fueron los pájaros en invierno? En el invierno mío, no en el tuyo, porque el tuyo es de jardines dorados y lienzos eternos. Cubetadas de nieve, uno, dos, tres millones de copos. In other words: please be true!
Nunca he visto otra nieve que la del refrigerador averiado. Punto blanco sobre fondo blanco. Tu nombre escrito con un palillo sobre la pared helada de mis secretos... quiero decir, que tu mera existencia derrumba todos mis palacios.
[In other words, I love you.]
martes, febrero 24, 2009
You know I believe and how...
Paths may cross and intertwine but for every man there is his own track. There is no sharing, no carpooling, mere company for a brief illusion of parallel highways. There is no one and only road. There are crossroads, valleys, hills, bridges broken and repaired. But in no way there is a sole line for all to follow. No holding hands eternally, no following one another, but amazing discoveries that two paths accidentally intersect.
Paths can cross, collide,
intertwine, flirt, deceive, combine,
separate, intersect, break apart.
Roads may be built of sand,
of dust, of ashes and salt,
of coal, of stone or clusters of ice.
Walk the line, run the track
stroll over iron bridges,
stainless carpets made of glass.
Take a step in the opposite direction,
be aware of where your feet are headed for.
No whatever, no goodbye, no senseless decisions taken in a flash of dark.
[I don't wanna leave her now, you know I believe and how...]
lunes, febrero 09, 2009
And I never need to see the sun again
A cualquier hora y en todo lugar, las esquinas de cada página se doblan para recordar. No sé si es pura ilusión o si de verdad existimos los dos, tal vez seas sólo un figmento de mi desilusión. Viene el 14 de febrero y de nuevo nos preguntamos hasta dónde pdoremos llegar. La idea es, justamente, encontrar nuevos límites en este destello y fabricar nuevas razones para romperlos. No dudes, no cuestiones más el espíritu del lamento general. Vienen días de paz (ajá), de tranquilidad (sí, cómo no), te juro que estaremos bien y venceremos (¿por qué no te creo?).
No, ya no. El tiempo sigue corriendo, cállate. No digas más, te hundes con cada letra. Pero por qué me juras fidelidad, mejor no me jures nada. Guárdate las promesas, no aparentes si no estás dispuesto a concretar. No es cuestión de populismo, no soy un pueblo desesperado y tú definitivamente no eres un líder perfecto, moldeado para solucionar mis conflictos.
Tú eres mi mayor conflicto.
Ni la propaganda, ni el amor, ni el poder, ninguno es juego de niños. Pero contéstame, dame una señal de vida, no podemos jugar más.
No, ya no. El tiempo sigue corriendo, cállate. No digas más, te hundes con cada letra. Pero por qué me juras fidelidad, mejor no me jures nada. Guárdate las promesas, no aparentes si no estás dispuesto a concretar. No es cuestión de populismo, no soy un pueblo desesperado y tú definitivamente no eres un líder perfecto, moldeado para solucionar mis conflictos.
Tú eres mi mayor conflicto.
Ni la propaganda, ni el amor, ni el poder, ninguno es juego de niños. Pero contéstame, dame una señal de vida, no podemos jugar más.
lunes, febrero 02, 2009
Caléndula zazafrán
Quiera la avenida tragarte al caminar.
Los periódicos llorarte, lagunas de tinta
sobre la primera plana.
Quieran los semáforos callar,
avivar el caos de la ciudad.
Debieran las rocas sangrar,
kilómetros de parafina,
centurias de polvo de mar.
El universo despertar
las hojas pintar cédulas
memorándums, ultimátums
pizcas de espuma de azar.
Te arrastras,
las llagas supurando ginebra
tus lágrimas sellando grietas
desde mi celo cirrótico de Paz.
No te acabas
ni te alejas
ni cierras la puerta de todos los labios que ríen
y lloran y te besan
menos los míos...
los míos que dibujan en el aire
tu nombre
tus letras
tu piel de sirena
cubierta de escamas que envenenan
[como]
Tus enigmas de esfinge
y la dulzura sádica de tu cadera,
mientras se me laceran las letras,
se me convierten los dedos en maletas
malezas y alacenas
y de las uñas me nacen látigos cargados de alquitrán.
[porque]
Nadie jamás, nadie siempre
nunca ni juntas ni dispersas
ni embaladas ni discretas
sólo los ojos de Ifigenia
mirándome desde tu rostro sin estrellas
bajo el manto áspero
de tu cariño aderezado
enderezado
enrevesado
alegórico
categórico
sublimado
esmerado
acto de devoción posmoderna
donde tú te ocultas a la vista de mis flaquezas
y yo, desierta, me rebano el cuello
con ramitas de azucena.
Mariposa nocturna
cubierta de espinas y pintada de seda
viuda negra sacramentada
madre de mis pesadillas
bruja
hechicera
Sodoma de mis entretelas
Calígula de todo lo hermoso
en un mundo de latón revestido de plata
y nunca tuyo, ni mío
pero eternamente insípido
si no son tus espejos
mi asfalto, mis ilusiones,
si no eres tú, Sísifo,
el mejor de mis errores.
domingo, enero 25, 2009
ya nada será igual (Amor no es Roma)
Jardín de siluetas,
epifanías innecesarias robándome la piel.
Llamados inútiles de cifrar
de boca en boca atinando
pecados envueltos en sudarios de sal
Selene calla
mi corazón entra en coma
desaparece el asueto
no hay más destellos de azar
ni música en la ciudad.
Los milagros no llevan a Roma
ni los caminos recuerdan
tratados de paz ni de guerra
entre manos-miradas
y el canto de tus sirenas.
La espiral de mi silencio avanza,
ejército homicida de un palacio en llamas.
Mis reyes y tus reinas claudican
abdican
renuncian
se matan
devuelven la corona de espinas de rosa,
se calzan las zapatillas últimas de la necesidad.
Con tacones de concreto se lanzan al mar.
Los narcisos despiertan al paso de la sombra,
se iluminan, danzan apacibles un ensueño de misericordia.
Evapora tu aliento el rocío,
se hunden mis palabras en el plomo-invierno
agriétanse mis labios
sangran mis córneas el espeso vino de lo que nunca será:
Atado de mareas rojas, negras y lunanuevas mitómanas,
mil mariposas secretas suicidándose en un dedal.
Hormigas, línea de producción
monógama, polígama, oligarca
fratricida
el amor de igual a igual
que siempre se anuncia pero no juega más
¿para qué esperar?
ni uno ni lo otro ni quince ventanas más
ensuciémonos para olvidar.
Caro mío, bambino,
mon amour
mai lob
quoi?
it was never gonna end
and
then
it
actually
did
.
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mío no es tuyo pero sí suyo
pero no más ni menos
lo mismo cuando aparentamos sollozar
corazón alias mi vida
dejemos de soñar
ni tú ni yo
ni ellos
ni nada
ni nadie
el mundo no se acabará
aunque para las orquídeas susurrantes
ya nada será igual
martes, enero 06, 2009
Palabras sinceras
La noche me rodea como una manada de lobos hambrientos. Soy un pequeño punto blanco en el centro de un cuadro muy grande, apenas una niña con un camisón de manta, vagando en la nada. Las puertas se cierran sobre mí, las ventanas disminuyen, me roban el aire y un cuervo devora mis suspiros, nutriéndose de mi temor y mi desesperanza. Me sofoca el silencio de mi metro y medio de altura. El ruido ambiental me recuerda que cuando todo termine, el mundo no dejará de moverse. Una, dos, tres mil quinientas cuarenta y cuatro muertes no paran la danza cósmica de la Tierra sobre su eje.
El invierno me aplasta la sien izquierda, escribir en estas condiciones es como jugar a la ruleta rusa con una pistola de clavos. La ansiedad carcome el barniz rojo de mis uñas, me prometo cortarlas para evitar romperlas accidentalmente entre las teclas. Al mismo tiempo sé que es otra promesa para archivar en el cajón de mis pequeñas traiciones personales. Abandono el escritorio y salgo al patio, enciendo un cigarro. Me quedo mirando el cerillo hasta que me chamusca la punta de los dedos, tiro el palito carbonizado. Este tabaco huele a ti, por eso no fumo mentolados.
Recuerdo la primera bocanada de humo que tragué, estabas de pie a mi lado, mirándome con ojos de vaca enseñándole a su becerro a caminar. No recuerdo si era una tarde de abril o una noche de septiembre ni sé a dónde fuimos después, pero nunca olvido la intensidad del cariño irradiado desde ese par de brasas hacia mí. Algunas veces siento de nuevo esa mirada de silenciosa valoración, hundiéndose en mi nuca y tejiendo trenzas con mis pensamientos.
Busco en las bolsas de la chamarra el par de audífonos, los conecto a mis oídos. Sigo el cable hasta el bloquecito metálico con su gigabyte de música abarrotado. Play. Blue Veins, The Raconteurs. Súbitamente me atrapan tus brazos, la noche seca se entibia, mis dedos chamuscados se pegan a tu espalda. Tu voz de pasiflora cosquillea en mi cuero cabelludo, abriéndose camino rumbo a mi espina dorsal. Me acurruco en tu pecho, tus alas de mamá gallina protegiéndome de los aullidos del mundo exterior. Me secas las lágrimas antes de sentirlas sobre mi propia piel, una de tus manos acaricia el cabello detrás de mi nuca.
"Todo va a estar bien," susurras. Yo sólo me pego más a tu cuerpo, deseando como no he deseado otra cosa nunca, deseando con la inocencia de un niño el 5 de enero, deseando como el moribundo una cura, que por una vez, por esta única noche brumosa, cuando se termine la canción, el abrazo permanezca.
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