jueves, enero 07, 2010

Melate... ojalá fuera con Revancha

Desde el primero de enero he querido escribir algo sobre cómo enfrentaremos los mexicanos este año la terrible situación económica que sufre nuestro país. Subida de precios en canasta básica, incremento en impuestos, los miserables dos pesos del salario mínimo, etcétera, fueron los regalos que el gobierno nos entregó para celebrar el inicio del 2010. Nada de lo que había escrito estos días sintetizaba dignamente mi temor por el presente de México, hasta que un encuentro casual el día de hoy me dio la pauta para comenzar de nuevo.

Me encontraba a eso de las 15:00 en una papelería del sur de la Ciudad de México, a unas pocas cuadras de un complejo de oficinas de la Secretaría de... donde extirparon al nuevo gobernador del Banco de México. Imprimía yo unas cosas a falta de tinta en casa, cuando entró a la papelería un señor de mediana edad, vestido para algún trabajo de oficina. La ropa no se veía especialmente cara, pero sí se notaba la buena calidad de tela, corte y zapatos. Bien peinado, con un aire de autoridad burócrata no prepotente, se acercó al mostrador y comenzó a charlar con el tendero, un viejecillo que conoce bien a los habitantes y trabajadores de la zona. Como mi computadora estaba a medio metro del mostrador alcancé a escuchar algunas palabras sueltas que me indicaron que el recién llegado trabaja en las oficinas de la Secretaría de... donde salió hace poco el señor gobernador del Banco de México. No pude evitar poner atención a las cosas que decía, particularmente cuando el viejecillo de la papelería le preguntó su opinión acerca de la situación del país. El interrogado comenzó, como cualquier mexicano cuerdo, a quejarse de lo mal que está la economía, de los problemas de seguridad, de transporte, etcétera. El tendero le dio más cuerda y poco a poco empezó a soltar datos, más allá de su propia visión acerca de México. Hice lo que pude para transcribir aquello que me pareciese más importante sin delatarme frente al señor burócrata, pues automáticamente hubiese dejado de hablar. Tristemente, al no contar con un sustento en audio o video de toda la información escuchada, no puedo utilizar los datos para nada de utilidad tangible, que no sea invitarlos a reflexionar sobre el presente y futuro de nuestro país.

A continuación presento aquello que alcancé a registrar. Marco citas textuales donde las conseguí (se encuentran entre comillas "---").

1. Diariamente, la Secretaría ésta (de IDQ, iniciales, réstenle uno a cada una) firma dos cheques específicos para asegurar la cooperación federal de las dos más grandes televisoras mexicanas.
a) La chica recibe 6 millones 725 mil pesos diarios.
b) La grande recibe 10 millones de pesos diarios.

2. La misma dependencia también expide cheques para voces individuales: un periodista de alto rango, cuyas iniciales pudiesen ser cercanas a BFK (sumen uno a cada uno), recibe un bono semanal de 300 mil pesos, por su cooperación con el gobierno federal.

3. Otro señor periodista, también importante, cuyas iniciales bien podrían estar cerca de KME (ahora resten uno a cada uno), llegó en algún momento del 2009 a estas oficinas de la Secretaría exigiendo "una suma importante de dinero" para "callarse", o de lo contrario diría la verdad al pueblo sobre el grave problema que el gobierno federal estaba sosteniendo como una amenaza a través de los medios. (No supe de qué problema hablaba, pero a mí se me ocurren tres: guerra contra el narco, crisis económica, virus de la influenza A H1N1). El miedo fue tal que en tres horas se le entregó el dinero al señor periodista.

4. Que a México se le están terminando las reservas de petróleo es "una de las más grandes mentiras de esta administración". (Si es así, yo quiero saber cuáles son las otras "grandes mentiras" de esta administración)

5. "Los mexicanos no sabemos, ni hay números para alcanzar lo que se está robando Calderón".

Después de esa amena conversación, que al tendero pareció no mellarle, ambos señores decidieron que el Melate, el Progol y el Protouch eran temas más amenos, de modo que se concentraron en las tiras de sorteo que el señor trabajador de Hacienda vino a comprar en primer lugar.
No conozco el puesto de este señor, sólo sé que por lo que alcancé a ver, no se veía como un oficinista medio (buen traje, porte, propiedad al hablar). El rasgo que más me asustó por su crudeza fue que este hombre no contaba los datos con la emoción de quien cuenta un chisme de trabajo; este señor hablaba con la fría decepción de quien sabe que las malas noticias que entrega son reales.

Horas después, ya en casa, encendí el televisor y a eso de las 21:05 salió en cadena nacional el Presidente de la República, para dar a los mexicanos su mensaje de inicio de año. Que si éste es el año en que se recupera nuestra economía, que si los mexicanos somos valientes, que si su gobierno nos cuida, que si trabajan por nuestra libertad y por nuestra seguridad. Después de escuchar lo que escuché por la tarde, todo lo que salió de su boca me sonó hueco, cínico. ¿Cómo creerle?

Pero por supuesto, nada de esto pudo haber sucedido, si todos sabemos que hoy yo me fui al cine, y a eso de las 15:00 venía apenas sobre el periférico. La papelería existe, y también el tendero y el señor oficinista y la computadora donde he trabajado antes, y los señores periodistas y las señoras televisoras... tal vez simplemente no coincidimos hoy en el espacio-tiempo. O quizá, tomando directamente una frase de mi directora de carrera, "esto no es la realidad", o al menos eso es lo que yo quisiera.

viernes, enero 01, 2010

Sobre-proteccion

Es la tercera vez que inicio este post. Mis dos primeros temas fueron a) el alza de precios y sus consecuencias sobre mi economía familiar y b) el Desfile de las Rosas en Pasadena, California. Acabo de colgar el teléfono y ahora es una historia completamente distinta.

Quisiera escribir sobre la familia, pero no sobre la biológica. Existe una gran diferencia entre la familia sanguínea y la no sanguínea, además de la obvia. Sucede que a los padres, hermanos, primos, etcétera uno no los elige, te tocan y te amuelas (o bueno, no necesariamente te amuelas, pero entienden a qué me refiero, ¿cierto?). Con la otra familia (los amigos) uno tiene mayores posibilidades de elección... no siempre, quiero aclarar, porque a veces las circunstancias te ponen a las personas y nada más no tienes cómo quitártelas de encima, y al final, cuando te das cuenta, ya se han convertido en miembros importantes de tu vida. Pero el asunto es que con los amigos uno construye una familia alterna, a quienes también apoyas en las buenas y en las malas, a quienes a veces odias pero la mayor parte del tiempo adoras (a pesar de todos esos errores y defectos que uno es tan bueno para encontrar en cualquiera menos en uno mismo).

Supongamos que existe un grupo de personas a quienes quiero muchísimo; supongamos que a una la conocí en el kínder, a otra en la primaria, a dos en la secundaria y a uno más bien por ósmosis hace como tres años. Supongamos que uno de ellos en algún momento decidió que parte de la dinámica de grupo era ser como mi hermano. Supongamos que fue una de esas personas que la vida te pone al lado y por más que intentas no consigues quitártelas de encima. Supongamos que cuando creí que me había desecho de él lo inscribieron en mi secundaria. Supongamos que yo tuve la culpa de involucrarlo con estas personas a quienes quiero tanto. Supongamos que todos aprendimos a quererlo... pero después se convirtió en un problema.
Dejemos de suponer.

Tienes un amigo que confía en ti literalmente como si fueran hermanos; conoces a sus padres y te tratan como si fueras parte de la familia. Él y tú pelean mucho: a veces discuten, otras solamente se gritan y unas cuantas hay combate real involucrado. Aprendes a leerlo, sabes cuándo miente y cuándo no, aprendes a manejarlo, diseñas métodos de tortura psicológica para traerlo de vuelta a la realidad... un día descubren que sus conflictos no son trastornos de conducta simples, sino consecuencia de un conflicto neurológico grave. Pasan los meses y los años y miras cómo se mete en lío tras lío tras lío. Aleja a sus amigos, a su familia... Inventa cualquier cantidad de mentiras y además las pone en práctica. Desaparece durante días y ahí andas de idiota buscándolo por todo Pericoapa; cuando lo encuentras le das cobijo y comida. Se normaliza por unos meses y después vuelve a irse, esta vez más lejos. Eventualmente regresa y su primer reencuentro tras la última aventura tiene como escenario el pabellón IV del Instituto Nacional de Psiquiatría.
Todos tenemos un límite.

Bottomline es que se trata de una persona conflictiva y potencialmente peligrosa, a quien ya te cansaste de excusar y de cuidar. No contestas sus llamadas, aplazas el café o el cine o cualquier tipo de salida, te vuelves cortante... una noche te llama y no quieres responder porque sabes que seguramente se metió en otro problema del cual quiere que lo saques. Ni modo, lo acostumbraste. Pero no... quiere un consejo. Necesita escuchar tu voz: la de quien siempre ha estado con él, quien lo conoce mejor que nadie, quien sabe modular los regaños, quien mide su fuerza antes de soltarle una cachetada de realidad, la única persona a quien quiere y respeta lo suficiente para escucharla y de hecho poner en práctica sus consejos. Hablas con él, lo tranquilizas, le dibujas las posibles rutas de su conflicto, no le prometes que todo estará bien porque sabes que no es cierto. Te da las gracias, te dice "te quiero hermanita" y cuelga.

La verdad es que quisieras no haber conocido al tipo. Quisieras haber estado en tu salón o que hubiesen llegado temprano por ti el día en que los presentaron. Quisieras no haber intercambiado números telefónicos. Quisieras no haber vuelto a encontrarlo ese primer día de 3o de secundaria. Quisieras haber ignorado sus saludos e intentos por integrarse con tu grupo de amigos. Quisieras... porque la verdad es que desde entonces has tenido miedo de perderlo. No como has perdido a tantos amigos ni como has temido perder a quienes todavía están contigo. El problema con este chico es que es una sanguijuela que sólo se pierde cuando la aplastan. Peor... es una sanguijuela propensa a lanzarse frente a las enormes botas de su propia estupidez. ¿Cómo proteges a alguien de sí mismo? Porque además ni siquiera es problema tuyo. Sólo resulta que te hiciste amiga de una persona así y que por azares de la vida comparten el primer apellido (situación sumamente irónica y moderadamente graciosa cuando recuerdan la duda de las profesoras en la secundaria "¿entonces sí son hermanos?"). Pero en términos reales, si vive o muere no tiene absolutamente ninguna relación contigo.

Excepto que se trata de uno de los miembros de esa bendita familia alterna y que aunque estés harta de su bestialidad, no puedes evitar quererlo. (Porque además tienes cierta propensión a fascinarte con las causas perdidas).
¿Qué haces? ¿Lo dejas que viva su vida, sólo ofreciendo una mano de vez en cuando, por si las cosas "se ponen feas"? Sí. Es la respuesta correcta, creo. No puedes abandonarlo, eso va en contra de tus creencias y de tus sentimientos. Va en contra de tu código de honor. Sabes que hay bondad en él, que hay un corazón inmenso pésimamente calibrado. Sabes de lo que es capaz. Y sabes exactamente cómo se siente él cuando se siente solo... y sabes que nada bueno resulta de ese sentimiento. Sólo quieres que esté bien, que enderece sus pasos, que sea convierta en la gran persona que podría ser. Quieres que las reuniones de amigos se repitan, que ellos vuelvan a interesarse por él porque él todavía los quiere y los considera parte de su familia...

Uno no siempre elige cómo llegan los amigos... ni cómo se van... sometimes I like to feel you just hold on for as long as you can...