miércoles, agosto 08, 2007

¿Quién detiene palomas volando a ras de suelo?

y tu voz en su voz
que es la corola oscura
en cada día normal en su anormalidad
en su moralidad, de su mortalidad
pasajera...

Miro pasar las tardes secas, un jarrón de flores se marchita sobre la mesa. Las rosas lucen viejas, aún naciendo tan bellas. Una nube me cubre la memoria, humeda de lágrimas que amenazan con precipitar, cual diluvio anticipado, remedios antidiluvianos.
La colcha se siente reseca, me sabe a piedad y a tormenta. Cierro los ojos, quiero soñarme en aire. Ser pinturas viajando del pincel al lienzo, ser abstractas gotas en acción, dar de mí un resultado mejor que este respirar obtuso y malintencionado.
Gélida alba de cafeína totalitaria, dictatorial en su amplia organza matrimonial. Pasos que suben y bajan, novios que se abrazan, palabras declamadas en suspiros antes de apagar la luz de los pasillos. No hay luna ni hay sol, quizá una o dos onzas de calor vetado, lejano.
¿Dónde han quedado tus saludos de lejos? ¿Dónde miran hoy tus ojos de fiel? Me parece encontrarte caminando, mi luz, tres pisos arriba de mi salón de francés... y no. Subo feliz, me late la sangre en el alma, tropiezo con la sombra de otra mujer. Se ha perdido mi lirio blanco, mi orquídea sollozante, la cruz que me marca los brazos, la piel. No espera a la puerta, las escaleras se hielan, mis manos se agrietan sin tus dedos para tocar. Sonrisa a medio terminar, tu voz constante en cariño, y la falla al no dejar de recordar que una palabra ajena, un remolino casual, fue la arista que nos separó... la munición que nos detuvo, palomas al vuelo, mientras volábamos a ras de suelo...


viernes, julio 20, 2007

Ichigo

La música salvaje de los violines, ella lo miraba a través de una cortina de lágrimas. El piano desgarrando sus notas, él trataba de elevar su voz desde el fondo de un abismo. Las manos se cruzaron en un vago intento por despejar la bruma que los separaba, muro espeso, invisible pero sólido como la duda. Los labios se movían en un desesperado ir y venir, las palabras se confundieron entre tanto ruido de copas y cubiertos. Era un adiós seguro, casi eterno. Probablemente cuando volvieran a verse, si es que los destinos les permitían reencontrarse, habrían cambiado lo necesario para no necesitarse.

- ¿Por qué salen las cosas así? - ella extrañamente dócil, apenas un murmullo abriéndose paso en la niebla.

- Porque no pueden salir de otra manera, - el cabello no cubriéndole los ojos, la mirada fija en una de tantas gotas deslizándose en la ventana, - tú te vas, yo me quedo, ¿creíste que nos acompañaríamos hasta el fin del universo? -.

- Lo prometimos, - se llevó una mano al cuello, como escondiendo un falso dolor de garganta, - siempre 
estaríamos juntos. Para toda la vida. -.

- Sabes que no puedo seguirte, - levantó del suelo la servilleta de tela, más para esconder su rostro que para recuperarla, - ¡qué más quisiera! No puedo abandonar mi vida por algo tan incierto, tú ya tienes el futuro 
planeado. ¿Qué parte de ese futuro es mío? -.

Una pálida sombra cubrió de moho casi diez años de relación. Súbitamente los recuerdos se fundieron en
rencores vacíos, las esperanzas volaron enloquecidas hacia el abismo, los ídolos rodaron al suelo desde sus pedestales. El crujir de sueños fue interrumpido por un amable mesero,

- ¿Está todo bien? ¿Puedo ofrecerles algo más? - no supo si congratularse por aligerar la tensión o vapulearse
por entrometido, - ¿Un buen vino quizá? -.

- No, gracias. Si pudiera traer la cuenta... -.

- De inmediato -.

Seguía goteando la lona sobre la acera, las luces de los autos reflejándose sobre el asfalto. Un último vistazo y se cierra la puerta del taxi, una mejilla húmeda de llanto y lluvia asoma tímida por la ventana. Efímero 
contacto de una yema al otro lado del cristal, el toque de queda para dos corazones solitarios.

Dos camas en puntos opuestos de la misma ciudad sin estrellas, dos espejos que recuerdan risa, dos tazas de café alzándose al mismo tiempo, una sola canción girando. Una mano sobre el teclado (al Este), otra mano con el bolígrafo aullando (al Oeste).

Un poema desgarrador callando.

domingo, julio 15, 2007

Noche y día

A veces me cuesta reír, me cuesta llorar. Principalmente cuando tú no estás, porque todo es menos lindo, más complejo... desgajado. Igual, pasan semanas sin una palabra y no importa, parece que la vida sigue... sigue sin detenernos a pensar. Vivimos, soñamos, actuamos. 
Caminamos bajo lluvias de redención y nos sentamos en la banqueta de nuestra sin-razón. 
Un detalle me recuerda a ti, un chiste local y espontáneo que sólo tú compartes con mi risa. Miro
 otros pares de ojos que también me miran, nada es igual. Bajo mi copa, me recargo en la barra 
y le pregunto al cantinero "¿Por qué nos dejamos separar?", él me observa por encima de sus 
gafas de viejo y responde "Por eso, porque nos dejamos". Suspiro un poco, pago el importe, 
tomo mi maleta y salgo. Sobre la cama me espera Gustavo, el mismo minino aterciopelado 
que ha vivido en mis tres apartamentos. Dejo las cosas sobre la mesa del comedor, el reloj dice que tengo como veinte minutos, enciendo la televisión y busco con qué entretenerme  un  rato.
Agua, necesito agua. Tres traguitos, miro de nuevo el reloj; dos traguitos, reviso la guía de programación. Suena el teléfono [¡demonios!, que necesito poner atención], eres tú. "¿Ya empezó?" y todo vuelve a ser en Technicolor. "No, en cinco minutos, ¿vas llegando?" mi voz a  veces te suena a ventilador en verano, tu voz me suena como deben sonar las trompetas de guerra. "Je, es que... estoy en las escaleras, me falta un piso para tu puerta," salto del sofá y busco las llaves, "me encontré a Brisa en la calle, hay que verlo juntas". No me cabe tanta alegría en la boca. Abro y entran a la sala un ángel y un hada. Un abrazo, dos, cuatro... cada quien se sirve su cual (tú limonada, ella leche, yo agua), todas al sillón grande. Da la hora en punto y el opening para la nueva temporada de la serie mexicana con más proyección internacional. Aparecen los créditos y con ellos su nombre. Él, nuestro él; el que se dedica a la farándula. 
El él que siempre supimos llegaría a donde está. Es nuestro orgullo, como somos todos de todos. 
Como me encanta saber al hada enfrascada en su estudio, con sus mil colores y esquemas; a ti 
leyendo con tus treinta diccionarios de términos, regionalismos y demás gadgets lingüísticos, traduciendo o preparándote para las entrevistas de intérprete; nuestro él aquél, siendo feliz en su ir y venir de chef a consejero y de consejero a chef... como espero ser yo para ustedes en mis columnas o mis andares por diseño editorial o similares.
Se sigue de largo la tarde y acurrucadas las tres frente a la ventana, nos encuentra la Señora Luna jugando a ser niñas de nuevo. Cenamos con galletas o cereal, las acompaño hasta la planta baja y con otro abrazo y los pensamientos más bellos las veo partir. Perderse cada una por su calle en la oscuridad de las nueve de la noche: tú dos cuadras al este, dos pisos arriba; ella a tomar un taxi que la lleve tres calles al sur, diez minutos a la derecha, apenas un par de escalones sobre el asfalto. Vuelvo a subir, Gustavo ronronea sobre la alfombra de mi 
habitación, le rasco las orejas y sonrío en la media luz. "Hasta cierto punto, qué bueno que nos 
dejamos." Gustavo me mira y sonríe, él también dormirá esta noche pensando en la tibieza que 
reinó hoy entre tanta locura... en las voces y alientos que de sólo escucharnos rendimos el llanto, el 
escarnio, sublimamos deseos cumplidos y estrellas en nuestro propio cielo estrellado. Nos durará 
el efecto para vivir unos días, luego seguiremos existiendo.


Para el Dream Team de nuestras vidas: Pao, César, Lucy, Luis y Marce.

domingo, junio 24, 2007

El hot cake humano

No, no se trata de un relato cósmico, ni de una receta antropófaga para probar mañana. Es la teoría del Hot Cake Humano, o en otras palabras ¿Por qué las relaciones interpersonales se tornan indigestas?

¿Quién no ha cocinado o al menos visto cocinar un hot cake? Excepto por aquellos 
que respondan negativamente a tal pregunta, ustedes deben saber entonces 
que para preparar tan nutritivo desayuno se requieren varios ingredientes, entre ellos:

- Harina preparada [individuo(s)]
- Leche [afinidades]
- Huevo [diferencias]
- Mantequilla [moral/ética/códigos personales]

Modo de preparación:

Se vierte en un pocillo cierta cantidad de harina preparada (sucesión de individuos que pertenecerán a esta interacción humana, con todo y carácter, personalidad, etc.), a
continuación se le agrega cierta cantidad de leche y cierta cantidad de huevo (varía
de acuerdo al tipo de personas involucradas, pero nunca se debe exceder por demasiado un ingrediente del otro). Tener cuidado de no verter más leche de la necesaria, por riesgo a que la 
mezcla quede muy aguada (sin chiste, blandengue, aburrida). Por otro lado, debe procurarse 
una cantidad coherente de huevo, pues tanto la falta como la sobra del mismo, puede ocasionar 
fallas irreparables en la relación, dado que la consistencia sería pegajosa y muy poco manejable. Ambos casos pueden solucionarse agregando una pizca extra del otro ingrediente.

A continuación se bate de modo envolvente, para que cada material utilizado en la preparación 
de esta pasta entre en contacto con los otros (es decir, los individuos se conozcan, interactúen, 
aprendan a convivir). Desde luego, aparecerán grumos (conflictos, malentendidos), es 
por ello que no se debe dejar de batir. En términos no culinarios: siempre surgirán conflictos 
entre la gente, sin embargo, mientras más atención se ponga a los factores que llevaron 
al problema (es decir, el manejo de los ingredientes arriba mencionados), más sencillo será 
solucionarlos [deshacer los grumos].

Entonces, tras conseguir una mezcla si bien no perfecta, al menos suficientemente masosa para
ser puesta en el sartén y que esponje decentemente, se toma la mantequilla (valores, moral, 
ética personal, filosofía de vida, autonomía, etcétera que son los principios mismos del ser 
humano y que para llevar su dignidad intacta debe siempre respetar - a menos que sea en 
detrimento de la dignidad del otro) y se derrite un trocito sobre la superficie caliente donde se han de preparar los manjares (esto para lubricar la cocción y evitar que se queme, o sea, para hacer más llevadera la relación).

Finalmente con un cucharón se vierte el preparado sobre la mantequilla, dejándole su forma natural (redondita, neutra) o en molde (amistades, amores, familia, ...) para que al esponjarse y 'cuajar' quede como resultado un delicioso hot cake humano, listo para disfrutarse en pareja, con los amigos, con un padre o una madre, con un hijo o incluso con un enemigo íntimo.

Sugerencia del chef:
El Hot Cake Humano es perfectamente acompañable con deliciosas fresas-sorpresa, miel de detalles, chispas de chocolate incondicionales o su jarabe de competitividad preferido.


Pronto una nueva receta en éste, su Bosque de Sombras favorito.

martes, junio 19, 2007

Quizá...

oh Dios... hace ya casi un año que no posteo aquí... me mudé a los espacios de msn y luego a myspace y he tenido un fútil intento en hi5...

pero esta noche vuelvo a mis raíces blogarias... y empiezo con esto:

Quizá.

Quizá esta noche volvamos a empezar
quizá finalmente, entre días de letras y cal
puedas llegar y aprendamos a volar

Quizá la Luna en su grandiosidad
quizá las cuatro caras de tu faz
quizá, sólo quizá...

venga la lluvia a ocultar que no paramos de llorar


al rato que venga algo mejor lo posteo...
be happy!