El descaro,
. el impulso:
. la lágrima -->
. el escudo
El quién
la única
el espejeo
la nieve
su olor
cada suceso
ninguna espera (nza)
tu vacío
toda alarma
. y
nunca [j] amás
Así, también y cuando se les ocurra. Porque al fin, nada termina de partir. Siempre se queda, el punto mínimo, la cocción, el zarpazo de ebullición. Acróstico de nunca, de nada, de cuántas veces tengo que decirte que no es lo que pensaba(s).
Y como con la herramienta básica, córtalo, destrózalo, arranca las letras, los versos, las medidas, los límites, los latidos. Rómpelo y vuelve a armarlo, como puedas, como DOS te dé a entender. Porque son necesariamente dos, o tres, o quince, depende ya de la capacidad de almacenaje de cada ventrícula: beat-beat-bat. ¿Cómo (te) late?
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