domingo, abril 24, 2005

If I could change I would, take back the pain I would...

retrace every wrong move that I've made I would, If I could stand up and take the blame I would I would take all my shame to the grave...

¿Por qué cuando comienzo a sentirme mejor reapareces? Si yo ya soy feliz, ya estoy bien... pero tu voz sigue pesando sobre mis sueños. Anoche soñé contigo, te encontraba cerca de la escuela, o de algún lugar que se parecía a la escuela... me decías que necesitabas hablarme, yo te decía que tras seis meses no importabas ya. Pero insististe y yo cedí. Algo en tus ojos me convenció, se veían diferentes, ya no eran color chocolate, eran verde uva. Era un verde tranquilo, pacífico, opuesto al antiguo cacao ardiente y voraz. La ferocidad de tus brazos dio paso a una extraña pasividad. No me abrazaste como solías hacerlo, no me besaste ni me miraste a los ojos. Sólo te quedaste frente a mí, de pie, escudriñando la punta de tus zapatos con las pestañas batientes de tu soledad. Tus labios temblaban, no te decidías a hablar. Te dije lentamente, casi al oído, lo mucho que te extrañé, toda la falta que me hiciste. Respondiste automáticamente que yo te hice falta también, que me extrañaste, que necesitabas mi presencia a tu lado. Pero te interrumpí con un sollozo desgarrador y lleno de dolor. Nunca te hice falta, nunca me quisiste como yo te quise. Traicionaste mi confianza una y otra y otra vez. Jamás te importé en realidad. Juraste que mentía, juraste que siempre fui para ti lo que nadie más ha sido, juraste por tu alma, por tu vida, por la mía. Diste un paso hacia mí, lágrimas de sangre recorriendo tus mejillas... desperté. Miré a mi alrededor y con un suspiro reencontré la familiaridad de tus besos en cada fotografía, en cada carta, en cada recuerdo de nuestra amistad. Pensé de nuevo en ti y en mí, en los dulces momentos y en los tristes hasta luegos. Escuché los sonidos de mi silencio, sentí las caricias del viento entrando por la ventana... y una sonrisa cruzó mis labios. Hoy hace diez años te vi por última vez, hoy hace diez años caminé por los pasillos blancos de un hospital para despedir a mi mejor amigo... hoy, hoy moriste tras semanas de lenta agonía. Hoy hace diez años visité tu habitación, me senté al lado de esa cama rodeada de aparatos y tomé tu mano. Abriste los párpados, avergonzado. Te besé suavemente, besé esos labios fríos que antes reían con cada palabra... Nunca más regresé. Supe que saliste caminando, del brazo de tu madre, y supe también que poco después te casaste con ella, con la misma novia de la secundaria. Recibí la invitación, tu hermano la trajo hasta mi puerta. Le pedí que te dijera que estoy muerta, que morí aquel día cuando besé los labios fríos que me prometieron lealtad y sólo trajeron pesar. Por eso reclamo una explicación. ¿Por qué ahora que estoy bien regresas de la tumba? Espectro de mi pasado, mi ángel de oro negro, vuelve sobre tus pasos... gota de mi llanto, regresa a los ojos de este hombre, vete lejos... lejos... y sólo ven a mí cuando la verdad sea revelada, cuando el amigo de mi infancia sea capaz de hacerla saber. No quiero que mi hijo conozca a un padre cobarde que prefirió manchar mi honra antes que perder la suya...


Me agradó esta historia, a veces mis sueños son epifanías completas.

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