Te respiro en la distancia de un atardecer maldito. Te lleno en mis suspiros con helechos finos. Te busco. Mis alas se estiran, se duelen, se enciman; mis pies levantan en la tierra tus caricias frías. Mis brazos tiritan, se hielan, se agitan; corto mis correas y salto, me elevo, me caigo. Presiento tu mirada fija, como una espina te inyecta el ardor que necesitas.
Me tocas, te asustas y nervioso te retiras. Mis uñas, tan largas, rasgan tus mentiras. Me gritas cada día, me arrastras entre llanto y alegría. Te abrazo, te beso Luna a Luna, te inspiro gota a gota... me buscas. Mi cuerpo se irrita, erosiona, se seca... necesito estrellas altas, nubes blancas, roja cera... me pierdo en nuestra selva, se quiebran tus cadenas.
Córtame las alas, que me quiero escapar... córtalas completas, no me dejes volar. Así arráncame la vida y cómela que llena... arráncala de día, para quedarme hasta tarde y disfrutar de mi agonía.
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