lunes, agosto 15, 2005

Hoy desperté feliz...

Hoy ha sido un día especial... en muchos sentidos... principalmente por inusual... en fin, hoy mi hermano me enseñó una canción buenísima:

Caramelo
Vainilla

Vamos a comprar un pay de fresa
y vamos a comerlo en nuestra fiesta
Pónte el vestido uoo....

y lo demás no me lo sé todavía ^^ el punto es que esta canción es genial y si pueden escucharla se las recomiendo ampliamente.

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Pasando a otros temas... no sé si ya escribí sobre esto: los cuatro momentos cumbre de mi día.

Cada mañana (o madrugada) que para la escuela me levanto, el despertador y el radio me obligan a abrir los ojos y buscar el botón para encender la luz. Primero la idea de asistir a clases me parece aberrante, pero hay cuatro sencillos momentos que valen cada minuto de descanso entre las sábanas que vivir me arrebata.
El primero por inmediato es la travesía en autobús de la parada cerca de mi casa hasta la escuela. Disfruto esos diez o quince minutos de platicar con Eduardo o con Jesús... principalmente con Eduardo, y disfruto también el silencio que a veces cae entre nosotros por agotamiento o por gusto propio.
Después y en azaroso orden suceden dos eventos que para mí son más que bellos, sublimes. Uno de ellos es encontrar desde lejos a mi querida compañera y escucharla que me llama y escucharme responder alegre. Otro de esos instantes felices es ver a mi hermano llegar y darle un abrazo. Ese abrazo que para cualquiera resulta común y de lo más normal, para mí significa un refugio cálido, el refuerzo en mi barrera contra lo negativo del mundo.
Finalmente, el autobús es testigo de aproximadamente media hora en que mi felicidad se completa. Miranda y yo casi no viajamos solas, excepto en raras ocasiones... a veces cantamos, a veces soñamos, a veces simplemente nos quedamos calladas, entendiendo que así lo piden nuestros corazones...
Entonces vuelvo a casa a hacer tarea, a trabajar en la vida académica... y cuando por fin me voy a dormir, rezo un poco para que siempre estén protegidos, para que nada los dañe y sean tan felices como merecen... no sé si ellos estén conscientes de lo mucho que disfruto esos ratitos que sumados no superan una hora. No sé si ellos me piensen fundamental o si mi voz regrese entre sueños para asegurarles que todo estará bien, que no pasa nada, que fue una pesadilla nada más... que ya verán cómo todo pronto se arregla...
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Los quiero!!!!

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