martes, febrero 24, 2009

You know I believe and how...

Paths may cross and intertwine but for every man there is his own track. There is no sharing, no carpooling, mere company for a brief illusion of parallel highways. There is no one and only road. There are crossroads, valleys, hills, bridges broken and repaired. But in no way there is a sole line for all to follow. No holding hands eternally, no following one another, but amazing discoveries that two paths accidentally intersect.

Paths can cross, collide,
intertwine, flirt, deceive, combine,
separate, intersect, break apart.

Roads may be built of sand,
of dust, of ashes and salt,
of coal, of stone or clusters of ice.

Walk the line, run the track
stroll over iron bridges,
stainless carpets made of glass.

Take a step in the opposite direction,
be aware of where your feet are headed for.

No whatever, no goodbye, no senseless decisions taken in a flash of dark.

[I don't wanna leave her now, you know I believe and how...]


lunes, febrero 09, 2009

And I never need to see the sun again

A cualquier hora y en todo lugar, las esquinas de cada página se doblan para recordar. No sé si es pura ilusión o si de verdad existimos los dos, tal vez seas sólo un figmento de mi desilusión. Viene el 14 de febrero y de nuevo nos preguntamos hasta dónde pdoremos llegar. La idea es, justamente, encontrar nuevos límites en este destello y fabricar nuevas razones para romperlos. No dudes, no cuestiones más el espíritu del lamento general. Vienen días de paz (ajá), de tranquilidad (sí, cómo no), te juro que estaremos bien y venceremos (¿por qué no te creo?).
No, ya no. El tiempo sigue corriendo, cállate. No digas más, te hundes con cada letra. Pero por qué me juras fidelidad, mejor no me jures nada. Guárdate las promesas, no aparentes si no estás dispuesto a concretar. No es cuestión de populismo, no soy un pueblo desesperado y tú definitivamente no eres un líder perfecto, moldeado para solucionar mis conflictos.
Tú eres mi mayor conflicto.
Ni la propaganda, ni el amor, ni el poder, ninguno es juego de niños. Pero contéstame, dame una señal de vida, no podemos jugar más.

lunes, febrero 02, 2009

Caléndula zazafrán

Quiera la avenida tragarte al caminar.
Los periódicos llorarte, lagunas de tinta
sobre la primera plana.
Quieran los semáforos callar,
avivar el caos de la ciudad.
Debieran las rocas sangrar,
kilómetros de parafina,
centurias de polvo de mar. 
El universo despertar
las hojas pintar cédulas
memorándums, ultimátums 
pizcas de espuma de azar.

Te arrastras,
las llagas supurando ginebra
tus lágrimas sellando grietas
desde mi celo cirrótico de Paz.
No te acabas
ni te alejas
ni cierras la puerta de todos los labios que ríen
y lloran y te besan
menos los míos...
los míos que dibujan en el aire
tu nombre
tus letras
tu piel de sirena
cubierta de escamas que envenenan
[como]
Tus enigmas de esfinge
y la dulzura sádica de tu cadera,
mientras se me laceran las letras,
se me convierten los dedos en maletas
malezas y alacenas
y de las uñas me nacen látigos cargados de alquitrán.
[porque]
Nadie jamás, nadie siempre
nunca ni juntas ni dispersas
ni embaladas ni discretas
sólo los ojos de Ifigenia
mirándome desde tu rostro sin estrellas
bajo el manto áspero
de tu cariño aderezado
enderezado
enrevesado
alegórico
categórico
sublimado
esmerado
acto de devoción posmoderna
donde tú te ocultas a la vista de mis flaquezas
y yo, desierta, me rebano el cuello
con ramitas de azucena.
Mariposa nocturna
cubierta de espinas y pintada de seda
viuda negra sacramentada
madre de mis pesadillas
bruja
hechicera
Sodoma de mis entretelas
Calígula de todo lo hermoso 
en un mundo de latón revestido de plata
y nunca tuyo, ni mío
pero eternamente insípido
si no son tus espejos
mi asfalto, mis ilusiones,
si no eres tú, Sísifo,
el mejor de mis errores.

domingo, enero 25, 2009

ya nada será igual (Amor no es Roma)

Jardín de siluetas,
epifanías innecesarias robándome la piel.
Llamados inútiles de cifrar
de boca en boca atinando
pecados envueltos en sudarios de sal


Selene calla
mi corazón entra en coma
desaparece el asueto
no hay más destellos de azar
ni música en la ciudad.
Los milagros no llevan a Roma
ni los caminos recuerdan
tratados de paz ni de guerra
entre manos-miradas
y el canto de tus sirenas.

La espiral de mi silencio avanza,
ejército homicida de un palacio en llamas.
Mis reyes y tus reinas claudican
abdican
renuncian
se matan
devuelven la corona de espinas de rosa,
se calzan las zapatillas últimas de la necesidad.
Con tacones de concreto se lanzan al mar.
 
Los narcisos despiertan al paso de la sombra,
se iluminan, danzan apacibles un ensueño de misericordia.
Evapora tu aliento el rocío,
se hunden mis palabras en el plomo-invierno
agriétanse mis labios
sangran mis córneas el espeso vino de lo que nunca será:
Atado de mareas rojas, negras y lunanuevas mitómanas,
mil mariposas secretas suicidándose en un dedal.

Hormigas, línea de producción
monógama, polígama, oligarca
fratricida
el amor de igual a igual
que siempre se anuncia pero no juega más
¿para qué esperar?
ni uno ni lo otro ni quince ventanas más
ensuciémonos para olvidar.

Caro mío, bambino,
mon amour
mai lob
quoi?
it was never gonna end
and
then
it
actually
did
.
.
.

mío no es tuyo pero sí suyo
pero no más ni menos
lo mismo cuando aparentamos sollozar
corazón alias mi vida
dejemos de soñar
ni tú ni yo
ni ellos
ni nada
ni nadie
el mundo no se acabará
aunque para las orquídeas susurrantes
ya nada será igual

martes, enero 06, 2009

Palabras sinceras

La noche me rodea como una manada de lobos hambrientos. Soy un pequeño punto blanco en el centro de un cuadro muy grande, apenas una niña con un camisón de manta, vagando en la nada. Las puertas se cierran sobre mí, las ventanas disminuyen, me roban el aire y un cuervo devora mis suspiros, nutriéndose de mi temor y mi desesperanza. Me sofoca el silencio de mi metro y medio de altura. El ruido ambiental me recuerda que cuando todo termine, el mundo no dejará de moverse. Una, dos, tres mil quinientas cuarenta y cuatro muertes no paran la danza cósmica de la Tierra sobre su eje.
El invierno me aplasta la sien izquierda, escribir en estas condiciones es como jugar a la ruleta rusa con una pistola de clavos. La ansiedad carcome el barniz rojo de mis uñas, me prometo cortarlas para evitar romperlas accidentalmente entre las teclas. Al mismo tiempo sé que es otra promesa para archivar en el cajón de mis pequeñas traiciones personales. Abandono el escritorio y salgo al patio, enciendo un cigarro. Me quedo mirando el cerillo hasta que me chamusca la punta de los dedos, tiro el palito carbonizado. Este tabaco huele a ti, por eso no fumo mentolados.
Recuerdo la primera bocanada de humo que tragué, estabas de pie a mi lado, mirándome con ojos de vaca enseñándole a su becerro a caminar. No recuerdo si era una tarde de abril o una noche de septiembre ni sé a dónde fuimos después, pero nunca olvido la intensidad del cariño irradiado desde ese par de brasas hacia mí. Algunas veces siento de nuevo esa mirada de silenciosa valoración, hundiéndose en mi nuca y tejiendo trenzas con mis pensamientos.
Busco en las bolsas de la chamarra el par de audífonos, los conecto a mis oídos. Sigo el cable hasta el bloquecito metálico con su gigabyte de música abarrotado. Play. Blue Veins, The Raconteurs. Súbitamente me atrapan tus brazos, la noche seca se entibia, mis dedos chamuscados se pegan a tu espalda. Tu voz de pasiflora cosquillea en mi cuero cabelludo, abriéndose camino rumbo a mi espina dorsal. Me acurruco en tu pecho, tus alas de mamá gallina protegiéndome de los aullidos del mundo exterior. Me secas las lágrimas antes de sentirlas sobre mi propia piel, una de tus manos acaricia el cabello detrás de mi nuca.
"Todo va a estar bien," susurras. Yo sólo me pego más a tu cuerpo, deseando como no he deseado otra cosa nunca, deseando con la inocencia de un niño el 5 de enero, deseando como el moribundo una cura, que por una vez, por esta única noche brumosa, cuando se termine la canción, el abrazo permanezca.