Desde el primero de enero he querido escribir algo sobre cómo enfrentaremos los mexicanos este año la terrible situación económica que sufre nuestro país. Subida de precios en canasta básica, incremento en impuestos, los miserables dos pesos del salario mínimo, etcétera, fueron los regalos que el gobierno nos entregó para celebrar el inicio del 2010. Nada de lo que había escrito estos días sintetizaba dignamente mi temor por el presente de México, hasta que un encuentro casual el día de hoy me dio la pauta para comenzar de nuevo.
Me encontraba a eso de las 15:00 en una papelería del sur de la Ciudad de México, a unas pocas cuadras de un complejo de oficinas de la Secretaría de... donde extirparon al nuevo gobernador del Banco de México. Imprimía yo unas cosas a falta de tinta en casa, cuando entró a la papelería un señor de mediana edad, vestido para algún trabajo de oficina. La ropa no se veía especialmente cara, pero sí se notaba la buena calidad de tela, corte y zapatos. Bien peinado, con un aire de autoridad burócrata no prepotente, se acercó al mostrador y comenzó a charlar con el tendero, un viejecillo que conoce bien a los habitantes y trabajadores de la zona. Como mi computadora estaba a medio metro del mostrador alcancé a escuchar algunas palabras sueltas que me indicaron que el recién llegado trabaja en las oficinas de la Secretaría de... donde salió hace poco el señor gobernador del Banco de México. No pude evitar poner atención a las cosas que decía, particularmente cuando el viejecillo de la papelería le preguntó su opinión acerca de la situación del país. El interrogado comenzó, como cualquier mexicano cuerdo, a quejarse de lo mal que está la economía, de los problemas de seguridad, de transporte, etcétera. El tendero le dio más cuerda y poco a poco empezó a soltar datos, más allá de su propia visión acerca de México. Hice lo que pude para transcribir aquello que me pareciese más importante sin delatarme frente al señor burócrata, pues automáticamente hubiese dejado de hablar. Tristemente, al no contar con un sustento en audio o video de toda la información escuchada, no puedo utilizar los datos para nada de utilidad tangible, que no sea invitarlos a reflexionar sobre el presente y futuro de nuestro país.
A continuación presento aquello que alcancé a registrar. Marco citas textuales donde las conseguí (se encuentran entre comillas "---").
1. Diariamente, la Secretaría ésta (de IDQ, iniciales, réstenle uno a cada una) firma dos cheques específicos para asegurar la cooperación federal de las dos más grandes televisoras mexicanas.
a) La chica recibe 6 millones 725 mil pesos diarios.
b) La grande recibe 10 millones de pesos diarios.
2. La misma dependencia también expide cheques para voces individuales: un periodista de alto rango, cuyas iniciales pudiesen ser cercanas a BFK (sumen uno a cada uno), recibe un bono semanal de 300 mil pesos, por su cooperación con el gobierno federal.
3. Otro señor periodista, también importante, cuyas iniciales bien podrían estar cerca de KME (ahora resten uno a cada uno), llegó en algún momento del 2009 a estas oficinas de la Secretaría exigiendo "una suma importante de dinero" para "callarse", o de lo contrario diría la verdad al pueblo sobre el grave problema que el gobierno federal estaba sosteniendo como una amenaza a través de los medios. (No supe de qué problema hablaba, pero a mí se me ocurren tres: guerra contra el narco, crisis económica, virus de la influenza A H1N1). El miedo fue tal que en tres horas se le entregó el dinero al señor periodista.
4. Que a México se le están terminando las reservas de petróleo es "una de las más grandes mentiras de esta administración". (Si es así, yo quiero saber cuáles son las otras "grandes mentiras" de esta administración)
5. "Los mexicanos no sabemos, ni hay números para alcanzar lo que se está robando Calderón".
Después de esa amena conversación, que al tendero pareció no mellarle, ambos señores decidieron que el Melate, el Progol y el Protouch eran temas más amenos, de modo que se concentraron en las tiras de sorteo que el señor trabajador de Hacienda vino a comprar en primer lugar.
No conozco el puesto de este señor, sólo sé que por lo que alcancé a ver, no se veía como un oficinista medio (buen traje, porte, propiedad al hablar). El rasgo que más me asustó por su crudeza fue que este hombre no contaba los datos con la emoción de quien cuenta un chisme de trabajo; este señor hablaba con la fría decepción de quien sabe que las malas noticias que entrega son reales.
Horas después, ya en casa, encendí el televisor y a eso de las 21:05 salió en cadena nacional el Presidente de la República, para dar a los mexicanos su mensaje de inicio de año. Que si éste es el año en que se recupera nuestra economía, que si los mexicanos somos valientes, que si su gobierno nos cuida, que si trabajan por nuestra libertad y por nuestra seguridad. Después de escuchar lo que escuché por la tarde, todo lo que salió de su boca me sonó hueco, cínico. ¿Cómo creerle?
Pero por supuesto, nada de esto pudo haber sucedido, si todos sabemos que hoy yo me fui al cine, y a eso de las 15:00 venía apenas sobre el periférico. La papelería existe, y también el tendero y el señor oficinista y la computadora donde he trabajado antes, y los señores periodistas y las señoras televisoras... tal vez simplemente no coincidimos hoy en el espacio-tiempo. O quizá, tomando directamente una frase de mi directora de carrera, "esto no es la realidad", o al menos eso es lo que yo quisiera.
2 comentarios:
Esto lo voy a pasar de mano en mano, me vale (con todo y derecho de autor, por supuesto compañera)
Gracias
Ethneliane:
A mí me han dicho que me dedique a la política porque eso deja mucho dinero y no lo dudo, sin embargo a mí no me gustaría gobernar quizá porque lo asocio con la corrupción. No me consta totalmente si nuestros gobernantes son corruptos y mentirosos, aunque esa es mi impresión. Es triste y lamentable que la gente que está acargo de cosas que son de suma importancia para el país no ame su razón de ser y busque en verdad el beneficio de los mexicanos.
¡Un saludo!
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