No, no se trata de un relato cósmico, ni de una receta antropófaga para probar mañana. Es la teoría del Hot Cake Humano, o en otras palabras ¿Por qué las relaciones interpersonales se tornan indigestas?
¿Quién no ha cocinado o al menos visto cocinar un hot cake? Excepto por aquellos
que respondan negativamente a tal pregunta, ustedes deben saber entonces
que para preparar tan nutritivo desayuno se requieren varios ingredientes, entre ellos:
- Harina preparada [individuo(s)]
- Leche [afinidades]
- Huevo [diferencias]
- Mantequilla [moral/ética/códigos personales]
Modo de preparación:
Se vierte en un pocillo cierta cantidad de harina preparada (sucesión de individuos que pertenecerán a esta interacción humana, con todo y carácter, personalidad, etc.), a
continuación se le agrega cierta cantidad de leche y cierta cantidad de huevo (varía
de acuerdo al tipo de personas involucradas, pero nunca se debe exceder por demasiado un ingrediente del otro). Tener cuidado de no verter más leche de la necesaria, por riesgo a que la
mezcla quede muy aguada (sin chiste, blandengue, aburrida). Por otro lado, debe procurarse
una cantidad coherente de huevo, pues tanto la falta como la sobra del mismo, puede ocasionar
fallas irreparables en la relación, dado que la consistencia sería pegajosa y muy poco manejable. Ambos casos pueden solucionarse agregando una pizca extra del otro ingrediente.
A continuación se bate de modo envolvente, para que cada material utilizado en la preparación
de esta pasta entre en contacto con los otros (es decir, los individuos se conozcan, interactúen,
aprendan a convivir). Desde luego, aparecerán grumos (conflictos, malentendidos), es
por ello que no se debe dejar de batir. En términos no culinarios: siempre surgirán conflictos
entre la gente, sin embargo, mientras más atención se ponga a los factores que llevaron
al problema (es decir, el manejo de los ingredientes arriba mencionados), más sencillo será
solucionarlos [deshacer los grumos].
Entonces, tras conseguir una mezcla si bien no perfecta, al menos suficientemente masosa para
ser puesta en el sartén y que esponje decentemente, se toma la mantequilla (valores, moral,
ética personal, filosofía de vida, autonomía, etcétera que son los principios mismos del ser
humano y que para llevar su dignidad intacta debe siempre respetar - a menos que sea en
detrimento de la dignidad del otro) y se derrite un trocito sobre la superficie caliente donde se han de preparar los manjares (esto para lubricar la cocción y evitar que se queme, o sea, para hacer más llevadera la relación).
Finalmente con un cucharón se vierte el preparado sobre la mantequilla, dejándole su forma natural (redondita, neutra) o en molde (amistades, amores, familia, ...) para que al esponjarse y 'cuajar' quede como resultado un delicioso hot cake humano, listo para disfrutarse en pareja, con los amigos, con un padre o una madre, con un hijo o incluso con un enemigo íntimo.
Sugerencia del chef:
El Hot Cake Humano es perfectamente acompañable con deliciosas fresas-sorpresa, miel de detalles, chispas de chocolate incondicionales o su jarabe de competitividad preferido.
Pronto una nueva receta en éste, su Bosque de Sombras favorito.
2 comentarios:
Ah claro...
Yo iba a decir...
Mmmmmm...
Esteeeeee...
Mmmmmhhhhh...
Ammmmhhhh...
Que qué ocurre cuando en la harina hay muchos grumos, como si hubieran más personas en la mezcla? ¿Qué ocurre cuando la mezcla nomás no funciona pero el orgullo del chef lo obliga a seguir intentándolo una y otra vez? ¿Existirán los hotcakes con figurita así de esos de fantasía en forma de personaje de Disney? ¿Uno de esos hotcakes de cafedechinos es como un harem o una orgía? ¿Aburto realmente mató a Colosio? ¿Pepe el toro realmente es inocente? Quizás nunca lo sabremos...
Saludos!
Si bates a gran velocidad, las relaciones entre las particulas de la harina se hacen infimas, irrelevantes. No hay grumos por que las relaciones son tan desaforadas que no hay mucho que lamentar o de que regocijarse. La mezcla quedaría rapidamente lista para la cocción.
No debe vaciarse el contenido del posillo con cuidado, hay que arrojarlo con violencia al sartén y subir la intensidad del fuego a todo lo que de. No hay tiempo ni necesidad de agregar convencionalismos (la mantequilla, por supuesto) a nuestra mezcla salvaje. Tendremos como resultado una repulsiva masa apestosa a chamusquina que no amó pero tampoco odió.
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