sábado, julio 31, 2010

Hechizadas.

¿Qué puede decir una de un buen día? ¿Que fue divertido, enriquecedor, interesante? ¿Que pasaste una tarde genial con viejas amigas? ¿Que descubriste un nuevo amigo? ¿Que visitaste a una persona maravillosa e inspiradora?
¿Todas las anteriores?
Hoy vi a mis niñas (no a todas, pero a tres), a quienes no había visto en todo el verano. Visitamos a una profesora que significa mucho para nosotras; una mujer sabia en quien confiamos y a quien queremos mucho.
Tanto tema de conversación me puso a pensar en las burbujas personales donde nos escondemos, donde nos protegemos del mundo. Todos tenemos nuestra guarida y volvemos a ella de vez en cuando, para intentar recordar qué se sentía no saber el montón de cosas de la vida que hoy no podemos sacarnos de la cabeza. ¿Dónde se quedaron nuestra ingenuidad, nuestra inocencia, -a veces- nuestra esperanza?
Lo veo en estas mismas niñas con quienes estuve hoy. Hemos cambiado desde ese tercer semestre de prepa cuando las conocí, pero ¿qué tanto no somos las mismas personas? Yo las veo y platicamos y nos reímos, y aunque noto cómo han crecido, siguen siendo mis niñas bellas. Siguen siendo las dulces, simpáticas, divertidas, extraordinarias amigas a quienes afortunadamente encontré en ese entonces. Seguimos en nuestras burbujas: algunas en burbujas más amplias, otras entran y salen de la burbuja constantemente, otras miran el exterior sin atreverse a dar ese siguiente paso... Hemos tenido suerte. Ninguna de nosotras ha tenido que sufrir un pinchazo a esa protección. Hemos vivido cuestiones distintas y en algunos aspectos sé (aunque ellas no estén conscientes de ello) que mi burbuja se reventó hace mucho tiempo, tal vez antes de lo necesario. Pero está bien, porque así puedo estar más despierta y, de alguna manera, estar al pendiente de que ellas no tengan un choque demasiado brusco con las realidades que las esperan.
Tal vez sí, como me dijera hace rato esa profesora linda, algo tengo de la Susanita de Mafalda... espero que mi afán de cuidarlas no se exceda... tampoco se trata de sobreprotegerlas.

miércoles, julio 21, 2010

Sabina y cía.

No sé si
te agradezco, porque te escucho y te leo:
mírame ahora
queriendo enamorarme de un amor verdadero.

De-tono canción por canción,
soy un coche bomba en mi propia estación,
conspirando donde el corazón es terrorista e investigador.

Me retuerzo en vermut
que mis aspiraciones sean tan, tan yo
y tan poco tú.

Nada de Grial, nada de sábana santa
ni príncipes ni hechiceras
los cuentos de hadas y las mil primaveras
(se murieron de hambre)
porque seamos sinceros
en esta década, las agruras nos ocupan el tiempo
y no queda estómago para las tiras de amor.

Trueno los dedos y disfruto la conspiración,
tu blues me sabe
a un grano de azúcar cada seis gajos de limón.

Se despide, se apaga la canción
y el turno de ocultarse no llega;
Levantamos la mano, un hermano y yo,
coreando Embustera
pidiendo un güisky on the rocks.

(y eso que el whisky no te lo roba cualquiera)